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[EMMA]

A la mañana siguiente me dispuse a empacar, solo falta un día para mi cumpleaños y debo tomarme el tiempo para despedirme de Chris, es un sentimental. Sin mencionar que es muy dramático.

-¿Te vas mañana?- me mira indignado -¿Qué se supone que haga tres días aquí solo sin ti?- se cruzó de brazos.

-Solo serán tres días, ya le pedí permiso al entrenador así que no hay nada que puedas hacer- lo miré divertida.

-Voy contigo- negué con la cabeza sonriendo divertida. Ya me veía venir esta clase de escenas.

-No creo que tu mamá y mi papá nos dejen- expliqué mirando a mi mejor amigo -No será para siempre.

-Hmp- gruñó -Más te vale traerme un recuerdo bonito.

-Te traeré una chica bonita de grandes pechos y poco cerebro. Tal y como te gustan- me reí.

-Estoy de acuerdo con lo de pechos grandes- chocó su hombro con el mío -Y mientras no estés me pondré hasta atrás con montones de cocaína.

-Eres un ridículo- escupí entre carcajadas -Ambos sabemos que eres un niño bueno, con trabajos y tomas.

-Muérete, Emma- me da un empujón que me hace estallar en risas.

-Ya, ven aquí- lo envuelvo en un apretado abrazo el cual me corresponde y duramos así un par de minutos.

-Te voy a extrañar, tonta.

-Yo más, idiota- sonrío -Nos escribiremos todos los días, ¿Vale?- asiente como si fuera un niño regañado y siento como ese gesto derrite mi corazón.

-Aún se me hace injusto que no puedas esperar por la última semana de escuela, ¿Por qué no eres como una chica normal y vas en las vacaciones de verano?- se quejó.

-Solo estás celoso porque no te llevaré conmigo.

Trato de pasar la mayor parte del día con él ya que aunque me cueste admitirlo, también lo voy a extrañar.

Al acostarme en mi cama trato de cerrar los ojos pero solo logro sonreír emocionada. Al fin luego de todos estos años podré verla.

Cierro los ojos teniendo su imagen presente en mi cabeza como último recuerdo antes de caer en los brazos de Morfeo.

[ . . . ]

Despierto gracias a un ruido fuerte proveniente de la planta de abajo. Me siento para espabilarme mientas me bajo de la cama a pasos adormilados y al bajar me encuentro a mi padre jalando dos maletas de gran tamaño hasta llegar a la puerta.

-¿Papá?- voltea sorprendido, parece que no quería despertarme de este modo -¿Qué haces?

-Solo traigo el equipaje, es hora de irnos, Emma- me trae de nuevo a la realidad y vuelvo corriendo a mi cuarto para arreglarme escuchando solo su risa de fondo.

Luego de unos cuantos minutos y con mi cuarto hecho un desastre dispongo a bajar torpemente con mis maletas en mano mientras lucho por no caerme de las escaleras.

-¡Listo!- lo miro emocionada para ayudarle a subir las maletas a la camioneta.

El viaje fue pesado, solo había kilómetros y kilómetros de carretera y casas a los lados.

-¿Segura que no vas a extrañar la ciudad?- me mira con diversión -Crystal Lake es un pueblo en medio de la nada- ruedo los ojos divertida negando con la cabeza.

-Hay lago, no toda mi vida son los celulares- miro por la ventana.

-¿Te refieres a que vas a nadar todo el día?- miraba al frente, concentrado en la ruta.

Notas Sangrientas [Jason Voorhees]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora