Aquel día la lluvia caía con una fuerza apocalíptica sobre Toronto. Javier se despertó de golpe debido a un trueno ensordecedor. Cogió el móvil y miró la hora, aún le quedaban un par de horas para ir a entrenar. Abrió la bandeja de mensajes y buscó un contacto en concreto. Tenían que hablar sí o sí, no iba a tirar por la borda todo por lo que era seguramente una tontería. Yuzuru al ser más joven era más propenso a los dramas, tenía la fe de que todo se arreglaría.
Necesitaba creerlo.
¿Hablamos hoy después del entrenamiento? Donde tú quieras.
Enviar.
Y ahí estaban, los dos caminando en silencio por la calle tras un arduo día de entrenamiento. Javier miraba de reojo a Yuzuru, esperando a que fuera él quien empezara la conversación pero no tenía pinta de que fuera así. Se armó de valor y carraspeó la voz antes de empezar.
-Dime qué es lo que he hecho mal.-
-Muchas cosas, demasiadas para enumerarlas todas.-
-Pero hace unos meses estábamos bien, no lo entiendo. Todo se ha estropeado inesperadamente. Estábamos en mi casa en el sofá a punto de besarnos y de un día para otro me dices que te deje en paz.-
-Considero que merezco más que ser el segundo plato de alguien.-
-Tú no eres mi segundo plato Yuzu, yo...-
-Me has estado usando porque Miki no está aquí contigo y yo soy lo más parecido que hay, como soy japonés...- interrumpió Yuzuru. No sabía de donde estaba sacando el valor para poder decir todo lo que se había guardado dentro, pero Brian tenía razón, había que zanjar el asunto por el bien común. Era como arrancarse una tirita de cuajo. Dolía, pero había que hacerlo.
-Eso no es verdad, tú me gustabas... me gustas... te lo dije, no te he mentido.-
-Las palabras tiene poco valor si no las demuestras con actos.-
-No comprendo.-
-Nunca te he importado.- Un nudo en la garganta le impidió seguir hablando. Un resonante trueno interrumpió los pensamientos de ambos y comenzó a llover. Se detuvieron en medio de la acera. Parecía que aquello poco les importaba, con la lluvia no se podrían apreciar las lágrimas que iban a caer. -Nunca...- susurró momentos antes de ponerse a llorar, por fortuna no había nadie en la calle.
Javier se quedó mudo. Sentía un profundo pesar por haberle hecho tanto daño a Yuzuru sin saberlo. No se lo perdonaría jamás.
-Has sido el peor amigo que he tenido en la vida.-
Aquellas palabras le sentaron al español como un puñetazo en la boca del estómago. Apretó con fuerza los dientes, tenía la mandíbula tensa, sintió que iba a vomitar en cualquier momento. Sus labios temblaron sin poder gesticular nada más mientras miraba impotente a su compañero con la cabeza gacha, llorando. Lo único que pudo hacer fue posar su mano sobre aquel húmedo cabello de color azabache. En su cabeza rememoró uno por uno los momentos con Yuzuru pero era incapaz de recordar uno malo. Quizá había estado ciego todo este tiempo.
-Lo siento tanto...-
-¿Tus besos no significaron nada?.- Yuzuru levantó la mirada. Sus ojos estaban rojos de rabia y dolor y entre sus labios salían pequeños jadeos. Fundió sus labios con los de Javier en un vano intento de responder a aquella pregunta. Pudo notar los labios de él temblar ante aquel inesperado contacto, ya ni las feroces gotas de lluvia las sentían ninguno de los dos sobre sus cuerpos. -¡NO VALÍAN NADA, COMO TUS PALABRAS!.-
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Mágica aura.
Fanfiction"Los finales felices no tienen historia. Los seres humanos felices tampoco." Javier y Yuzuru son amigos, compañeros y sobre todo rivales. Pero hay algo más, un secreto inconfesable e imperceptible que solo ellos dos saben.