CAPITULO XIII.

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Quedaban pocos meses para que el 2016 terminara. Aquel año había sido contradictorio, lleno de heridas pero también de alegrías. Javier y Yuzuru se contentaban con los pocos días que podían intimar durante los meses que pasaban en Toronto, lejos de las posibles miradas de los demás. Cuando no tenían competiciones en cada punta del mundo o yendo de viaje para otras actividades y entrevistas aprovechaban para escaparse un par de horas al apartamento de Javier. Los dos patinadores mejoraban día a día y eso se notaba en sus palmareses. 


Estando en la cocina Yuzuru observaba distraído como Javier preparaba la comida, hacía más de dos semanas que no pasaban un tiempo juntos a solas. La mirada del japonés recorría de arriba a abajo aquel cuerpo, desde su cabellera castaña pasando por esa ancha espalda hasta pararse en esas nalgas tan bien definidas. Se sentía tremendamente afortunado porque las cosas por fin iban bien entre los dos. No podía quitarse esa estúpida sonrisa de la cara.

La conversación con su madre le vino a la mente de repente.

Él es tu enemigo

Si él realmente era su enemigo como bien afirmaba su madre entonces no le importaría dejarse vencer. Siempre que estuvieran los dos en el podio y sin importar el color de la medalla que portaran cada uno, él sería feliz. Se levantó de la silla en la que estaba sentado y abrazó a Javier por detrás. Éste se sobresaltó.

-Joder qué susto Yuzu, casi me corto un dedo.- Rio mientras seguía cortando tomates.

-Javi...-

-Dime-

-Tengo miedo.-

Javier dejó lo que estaba haciendo y se giró sobre sí mismo. Correspondió aquel abrazo antes de darle un beso en la frente. -¿De qué?-

-No lo sé.-

Los dos habían luchado tanto toda su vida por ver cumplidas sus metas que una vez conseguidas Yuzuru no sabía qué es lo que podía venir después. Aquella duda le carcomía por dentro.

~

Aquel día el entrenamiento estaba siendo especialmente agotador. Últimamente Evgenia estaba demasiado cercana de Yuzuru, siempre que empezaban a entrenar se le acercaba, le hablaba y le pedía hacerse fotos con él. Javier no quiso darle mucha importancia al principio pero cada día se fijaba más en ellos y un fuerte sentimiento de posesión le invadía día tras día como una enfermedad. Nunca había sido alguien posesivo, no estaba en su naturaleza, pero algo había en las acciones de la rusa que le empezaron a mosquear. Era evidente, al menos para los ojos del español, que Evgenia intentaba ligar con él. No se lo reprochaba en absoluto ya que Yuzuru era la piedra preciosa más brillante de la sala pero es que él era su  Yuzuru.

Como siempre iban los dos caminando por las frías calles de Toronto de camino a sus casas. Javier tenía que decírselo.

-¿Te has dado cuenta de que a Evgenia le gustas?-

-¿Cómo iba a gustarle?-

-Le gustas porque gustas a todo el mundo, es parte de tu encanto.-

-Qué tonterías dices.-

-Eres tan inocente Yuzu... no te das cuenta de nada.-

-Sólo me importa gustarte a ti.-

Sí... Javier lo sabía. No tenía ninguna preocupación en que le dejara por ella o por otro cualquiera pero aquel sentimiento de rabia y recelo no se iba de su pecho. Le encantaría gritar al mundo que estaban juntos, que nadie iba a tener la oportunidad de tener a Yuzuru porque ya era suyo, que se lo había ganado a pulso con sangre y sufrimiento. Por eso al día siguiente no pudo aguantar más y la situación se le salió de control. Javier ya se había atado los patines mientras los otros patinadores aún estaban por llegar, ese día había llegado al entrenamiento bastante más pronto de lo habitual en él. Observó a lo lejos a Yuzuru y Evgenia, aun llevaban la ropa de calle y ya se estaban haciendo otro selfie. Ella le rodeaba la cintura con su delgado brazo. Javier notaba como aquel roce le quemaba por dentro, sus puños comenzaron a cerrarse con fuerza, aquel fuego interno le subía desde el pecho hasta las sienes. 

Mágica aura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora