CAPITULO IV.

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La mañana se había tornado de un color blanco. Una gran capa de nieve se había formado en la calle durante la noche. El primero en despertar fue Yuzuru. Al momento de abrir los ojos y después de parpadear varias veces se quedó observando el techo durante un buen rato. La noche de ayer la recordaba como un mal sueño. Seguía arrepintiéndose de haber sacado el tema del beso cuando él mismo se prometió que aquello pasaría al olvido por el bien común.

"Cómo lo haces... para oler tan bien". Cerró los ojos. 

No podía creer lo que había ocurrido la noche anterior. Agachó un poco la cabeza para poder olerse pero lo único que podía percibir era el aroma de Javier que anegaba toda la cama. Cuando se sintió con valor desvió la mirada hacia Javier que dormía de espaldas a él, incluso notaba el calor que emanaba su cuerpo. Estaba caliente, sentía que prácticamente quemaba.

Pudo notar su sosegada respiración, aún dormía profundamente. La vergüenza le invadió de golpe, estaban los dos en ropa interior. Ayer no le pareció una mala idea dormir así, pero hoy era hoy y no ayer así que con el más absoluto cuidado consiguió salir de la cama sin llegar a despertarle. Mientras se ponía de nuevo la ropa Effie fue a su encuentro y empezó a restregarse entre sus piernas marcando así su territorio.

-Las mascotas siempre se parecen a sus dueños- pensó Yuzuru.

La cogió en brazos y ésta empezó a maullar exigiendo su comida.

-Mmmm Effie ahora no, espérate- dijo Javier entre murmullos casi inteligibles.

Unos 5 minutos después Javier consiguió vencer a sus demonios y se levantó de la cama. Había días que la flojera podía con él. Se dirigió a la cocina y se dio cuenta de que Yuzuru ya le estaba dando de comer a su gata.

-Oh... Buenos días...- Javier se tapó un poco el cuerpo con las manos pero sin lograr su propósito. Yuzu le miró de reojo pero no por mucho tiempo. Si se ponía a mirar a su amigo con detenimiento el rubor en sus mejillas sería bastante perceptible. -Oye Yuzu, creo que deberíamos hablar-

-¿De qué?-

-Ya sabes, de lo que pasó anoche, y en mi cumpleaños y, bueno... eso-

-¿Eso?- Yuzuru no sabía por qué de repente estaba de mal humor. Se sentía usado y estúpido. Que Javier se hubiera portado así con él provocando situaciones tan subidas de tono le producía una fuerte presión en el pecho, aunque los sentimientos que empezaba a sentir no los podía identificar todavía.

Javier ya se había puesto una camiseta y recogido sus gafas del suelo. Tosió un poco para aclarar su garganta. Esto no era nada fácil para él.

-Siento muchísimo lo que te hice el día de mi cumpleaños. Te prometo que no me acuerdo de nada, tengo un leve recuerdo de estar en el baño y de verte desde el espejo pero nada más. Insisto en que eso no volverá a pasar. Sobre lo de ayer yo... puede que creas que soy un chico que siempre esta contento y bromeando pero el estar lejos de mi hogar desde hace tantos años y la soledad que he vivido desde ese entonces han hecho mella en mí. No tuve ningún compañero al que llamar amigo hasta que te conocí, y no querría perder eso por nada en el mundo. Últimamente no he tenido una buena época, Miki tuvo...-

-Una hija, sí, lo sé- Yuzuru no le miraba a los ojos. Seguía acariciando a Effie mientras ella comía tranquilamente su pienso.

-Es mía-

-Lo sé-

-Mmmhh, me imagino que te lo contó Brian. Bueno- tragó saliva. Estaba preparado para sincerarse en frente de alguien por primera vez en mucho tiempo- No es que fuera deseado, yo ni siquiera lo sabía. Miki no me dijo nada. Y el hecho de no verla durante tantos meses... fue una sorpresa para mí. Creía que, a raíz de eso, mi vida daría un cambio de 180 grados. Todo el esfuerzo que he hecho para llegar hasta donde estoy y... Estaba asustado. En las competiciones de Noviembre no me fue muy bien. Puede que no lo parezca pero soy una persona muy cariñosa y necesito una compañía que no tengo, hasta que llegaste tú. Contigo no me siento solo. Tú haces que no eche de menos a nadie.-

Mágica aura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora