"Los finales felices no tienen historia. Los seres humanos felices tampoco."
Javier y Yuzuru son amigos, compañeros y sobre todo rivales. Pero hay algo más, un secreto inconfesable e imperceptible que solo ellos dos saben.
Finales de Marzo en Boston. El Sol salía como todos los días por el Este, todos los preparativos estaban listos para el gran acontecimiento. El mundial de patinaje artístico estaba por empezar.
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-Tu programa corto ha sido perfecto, estoy tan orgulloso de ti.- Le dijo Brian a Yuzuru en privado una vez finalizado el primer día de competición.
Tenía grandes esperanzas de que ese año se convirtiera en el ganador. O en su defecto su otro alumno, Javier, pero éste había fallado un cuádruple en su programa de "Malagueña" y la diferencia entre ambos era de doce puntos. Era algo difícil de superar.
Los dos chicos caminaban por aquel estrecho y largo pasillo de hotel. Estaban bastante animados, al fin y cabo estaban en el primer y segundo puesto de la competición, habían puesto el listón muy alto. Demasiado alto para que los demás consiguieran llegar a su nivel.
-Yuzuru, eres increíble. Te salen los saltos con tanta facilidad... eres impresionante.- Javier tenía muchas ganas de darle un buen beso a Yuzuru pero sabía que no era ni el momento ni el lugar aunque se muriera de ganas. -Te acompaño a tu habitación.-
Aun teniendo una lesión en su pie derecho desde hacía algunos meses Yuzuru se sentía positivo ante aquella competición, sabía que sus esfuerzos se verían recompensados y tener a Javier a su lado apoyándole a pesar de ser su más cercano rival era lo único que necesitaba. Después de solucionar el malentendido y de dar riendas a su amor en la más estricta privacidad el mundo se había convertido en un gigantesco caramelo. Ellos y unos cuantos más patinadores se metieron en el ascensor rumbo a sus cuartos. Yuzuru rozó la mano de Javier con los dedos haciendo apenas visible aquel gesto de cariño.
-Me ha gustado mucho la coreografía de tu programa.-
-Gracias. Muy español, ¿verdad?. -Dijo Javier sonriéndole.
-Muy tú.- Le respondió con la misma sonrisa. -Espero que descanses bien esta noche porque mañana tendrás que darlo todo al 100% para poder ganarme.-
-¿Es una amenaza o una apuesta?.-
Yuzuru se encogió de hombros. Aceleró el paso cuando la puerta del ascensor se abrió. Javier le siguió por detrás como un perro faldero, le encantaba tener ese poder sobre él. En ese mismo instante se olvidó de la competición de mañana, sólo quería pasar otra noche con su compañero. Sus prioridades se desvanecían cuando estaba cerca de él, no podía evitarlo. Caminaron en silencio hasta que llegaron al número de su habitación. La de Javier estaba varios metros más alejada. Pensó que ojalá se hubiera repetido aquel fallo de habitación que pasó el año pasado en Shangai, así podrían estar los dos a solas otra vez.
En cuanto abrió la puerta de su cuarto tiró de Javier sin darle la oportunidad a darle las buenas noches. Le plantó un tímido beso, casi infantil.
-¿Ese beso es para ponerme nervioso y que falle mañana en mis saltos?.-
