Por suerte para los dos Javier cumplió su promesa. A simple vista se le veía igual de amigable y cercano con el japonés, pero Yuzuru sabía que no era lo mismo. Lo podía notar en su mirada. Las palabras de su madre le debieron de afectar más de lo que pensaba. Tampoco ayudaba que la señora Yumi viniera a buscarlo al club después de cada entrenamiento. Tras volver del campeonato del mundo de Helsinki Yuzuru pudo notar a Javier decaído, había quedado en cuarto lugar como le pasó en el Grand Prix. ¿Estaba teniendo una mala temporada por su culpa? No tuvo mucho tiempo para poder pensar sobre eso ya que tenía que viajar a Tokio en pocos días al Trofeo por equipos de la ISU. En aquel torneo no podía parar de pensar en Javier y a pesar de ello y estar descentrado consiguió titularse como ganador como era de esperar en él. Notaba la presión sobre sus hombros, ser siempre el mejor, el número uno, todas las atentas miradas de sus fans y de su madre, esperando a que sus programas salieran impecables... con el único que no sentía presión alguna era con el propio Brian que le decía que tenía que relajarse un poco, no ser tan perfeccionista y que disfrutara más. Él, como su entrenador, sabía que si llevaba ese ritmo se lesionaría en algún momento.
Cuando volvió de viaje aprovechó para ir a casa de Javier y poder hablar con él pero extrañamente no se encontraba en casa. Era raro que no estuviera allí, Javier no solía tener nunca ningún plan y siempre se quedaba en casa jugando a la Play, así que probó unos días después. Por suerte esta vez sí que le abrieron la puerta.
-Hola Javi, ¿puedo entrar?.-
-Claro, pasa.- Javier no se veía extrañado por su presencia, pero tampoco emocionado.
Hacía casi cuatro meses que no se veían a solas, incluso dio tiempo a que la estación pasara a ser primavera. Un radiante sol iluminaba el interior de su casa y Yuzuru pudo ver como Effie estaba echada en el suelo tomando el sol que entraba por la ventana.
-¿Ocurre algo?.-
-No... sólo quería verte.-
Javier le sonrió. -Pero si me viste ayer en los entrenamientos.-
-Me refería a.. verte a solas, como hacíamos antes.-
-Oh... ya...- Javier le dio la espalda y se dirigió a la cocina. -¿Quieres algo de beber? ¿Tienes hambre?- le dijo desde la distancia.
-No gracias.- Dijo Yuzuru. "Tengo hambre de ti" pensó mientras se sentaba en una de las sillas del comedor.
Javier se sentó delante de él con dos vasos de agua y le tendió uno. Yuzuru se lo agradeció con una pequeña inclinación de cabeza y le dio un sorbo. Se mantuvieron en silencio por un rato, mirándose de vez en cuando.
-¿Cómo te fue en Japón? ¿Ganaste?.-
-Sí.-
-Me alegro mucho por ti, Yuzu.- Javier posó su mano sobre la de él y le acarició el dorso con el pulgar.
Yuzuru no pudo evitar sobresaltarse un poco, hacía mucho tiempo que no le tocaba, al menos no de esa manera. Levantó la vista y se encontró a Javier con una sonrisa triste en su cara aunque estuviera haciendo un gran esfuerzo por parecer una sonrisa normal. Entonces Yuzuru se fijó detenidamente en las ojeras de su amigo. Un círculo oscuro rodeaba sus párpados, eran más notorias que nunca.
-¿Estás bien?.- Preguntó Yuzuru preocupado.
-Sí, ¿por qué?.-
-Se te ve cansado, tienes muchas ojeras.-
-Últimamente duermo muy mal, eso es todo. No te preocupes.-
Yuzuru se levantó de la silla y envolvió a Javier en un abrazo. -Claro que me preocupo... si es por lo que te dijo mi madre, no era verdad, estaba enfadada y te dijo cosas muy malas, sé que por eso te has distanciado de mí.-
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Mágica aura.
Fanfiction"Los finales felices no tienen historia. Los seres humanos felices tampoco." Javier y Yuzuru son amigos, compañeros y sobre todo rivales. Pero hay algo más, un secreto inconfesable e imperceptible que solo ellos dos saben.