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Valentin

Pasé uno de mis brazos al alrededor de su cintura y acomodé su cabello corto y sedoso.

Obviamente terminé cancelándole a Gigi, ninguna ex amiga era más importante que Isabella en estos momentos. Era mi prioridad, y quería protejerla y ayudar a sanar todos sus traumas.

Lamentaba haber llegado tarde, aunque sabía perfectamente que no podría haber hecho nada para evitar los hechos que tuvo que vivir.

- ¿Queres pedir helado? - Ladeé mi cabeza hasta encontrarme con su mirada, despegó la vista de la televisión y dio una media sonrisa.

- Sí. - Respondió, sus contestaciones eran breves, pero a diferencia de hace un par de horas, estás no eran cortantes, sino concisas.

Su mirada se quedó atrapada en la mía, y era fascinante la manera en la que sus ojos claros parecían recorrer hasta lo más profundo de mi alma, alivianando esos pequeños dolores en el pecho que surgían cada vez que recordaba que nada de esto podía durar toda la vida.

- ¿Qué me miras tanto, boludita? - Jodí arrugando mi ceño.

Sus labios se posaron sobre los míos cortando mi risa.

Deslizó su palma de la mano sobre mi pecho hasta llegar a mi nuca, donde comenzó a jugar con mis pelitos que recién comenzaban a crecer.

Se separó y pegó su frente con la mía, logrando que nuestras narices rocen a medias.

Aún mantenía los ojos cerrados, pero era evidente que estaba muchísimo más relajada.

- Tengo suerte que mañana es feriado, porque la verdad no quería quedarme sola otra vez. - Se dibujó una sonrisa en su rostro y en la mía.

- ¿Mañana es feriado? - Abrí los ojos sorprendido, nunca olvidaba los grandiosos días en los que no tenía que levantarme temprano y ver la cara de 30 pelotudos.

- Sí, es el día de la primavera. - Me despegué de ella.

- ¿CÓMO QUE YA LLEGA LA PRIMAVERA? - Soltó una carcajada al ver mi rostro atónito ante la situación.

¿En qué momento había pasado tanto tiempo?

- Al final sos más colgado de lo que imaginaba, pero bueno, sos de acuario. - Hizo una referencia astrológica que no entendí en lo más mínimo y en esos momentos tampoco me interesaba demasiado.

Después de unos minutos de eterna confusión decidí tomar mi celular para llamar a la heladería, no sin antes fijarme en la barra de notificaciones.

Gigi
- Valen?
- Es tu número este?

Mierda, nunca le respondí los mensajes verdaderamente, solo los contesté en mi cabeza.

Texteé en el teclado una excusa para evitar verla y quedarme con Isa, pero antes de enviarlo volvió a hablar.

- Podes salir si queres, Valen.

- No te voy a dejar sola otra vez, tampoco tengo tantas ganas de...

- Voy con vos, ¿queres? - Me interrumpió antes de que siga hablando.

Sonreí de oreja a oreja, no había nada que me hiciera más feliz que oír su voz diciendo que estaba dispuesta a salir de su casa.

Nunca fue algo que le entusiasmará socializar, a mí tampoco, pero ella literalmente para lo único que salía era para ir al colegio y la terapeuta.

Era un poco preocupante, pero nadie podía forzarla a hacer nada.

- ¿Segura queres salir? - Entorné mi mirada no del todo convencido.

- Sí, y no me mires con ojos de pena Valentin. - Tomó sus muletas y se levantó de la cama, salió de la habitación y se paró en la mitad del pasillo. - Tengo un problema. - Suspiró. - ¿Cómo carajo me baño con una pierna fracturada?

Quise no reírme, pero fue demasiado gracioso imaginarme como se vería tratando de no caerse en medio de la ducha.

Contesté rápido el mensaje confirmando la salida, y le avisé que iba con Isa.

No textualmente, porque todavía no sabía que era Isa, pero al menos si pensaba que la salida se iba a tornar sobre otro camino que le quede claro que mis intensiones no eran las mismas que hace unos años.

- Busquemos en google. - Propuso desbloqueando su celular.

Pasamos unos minutos en silencio, sumergidos en las profundidades de los tutoriales para ducharte con un yeso en una pierna.

- Acá dice que puedo ponerme una bolsa para que el yeso no se moje. - Me mostró un artículo en su pantalla.

Me fui escaleras abajo, revolví el cajón donde me había ubicado, y tomé la más grande que había.

De la mesada logré ver una cinta de papel, que sin dudas agarré para asegurar la bolsa a la pierna.

Subi las escaleras, y reparé mi visión en la habitación de su hermana.

Estaba vacía y con las luces apagadas, no había aparecido en todo el día, y su mamá tampoco.

Su familia era rara. Pero podía asegurar que no tan turbia como la mía.

Me dirigí hacia Isabella y comencé a enrollar su pierna con el plástico. Una vez que finalizamos fue inevitable no reírnos por la situación.

- ¿Por qué nada de lo que hacemos puede ser normal? - Cuestionó riendo mientras negaba con la cabeza.

- Hablando de normal y no normal, ¿Dónde está tu mamá y tu hermana? No las vi en todo el día.

- En lo Sebastian. - Rodó sus ojos y los puso en blanco, ahora entendía por que lo odiaba tanto, y sentía tanta desconfianza hacia todos.

No podría imaginarme lo difícil que habría sido vivir lo que ella vivió, y lo que a día de hoy también vive. Porque de eso se trata, ¿no? Convivir con tus traumas hasta que no afecten, o eso era lo que solía hacer y pensar cada día de mi vida.

Evidentemente ninguno de los dos convivía bien con sus traumas.

- Te quiero Isa, mucho. - Solté sin pensarlo demasiado, no solo la quería, pero un "te amo" era demasiado fuerte.

- Me queres tanto que me pusiste una bolsa en una pierna y ahora me vas a ayudar a subir una silla para sentarme mientras me baño. - Guiñó un ojo y sonrió para intentar convencerme.

- Nunca un "Sí Valen, yo también te quiero y me encantó como me hiciste temblar hoy." - Bromeé.

Abrió sus ojos de par en par y me tiró una almohada en la cabeza para evitar que siga hablando.

Sus cachetes estaban tan rojos que parecían que iban a explotar, y los labios de su boca formaban una "O".

- Traeme una silla depravador sexual. - Finalizó tratando de ocultar una mini sonrisa que se le escapaba.

- A sus órdenes reina Isabella.











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medio corto :(

Valen estuvo re divertido hoy vieron!!!

Saludos gentee gracias x leerme <33

Terapia; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora