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Isabella

- No pensé que ibas a venir enserio. - Musitó Valentin con una risa de por medio. Guardé mi celular al escuchar su voz y dirigí mi vista a él.

Estaba vestido con un uniforme apretado y oscuro, y unos zapatos formales acharolados negros. Acomodó su cadena entre medio de su camisa blanca, tenía un botón sin abrochar que dejaba ver el indició de una de sus clavículas.

- Yo cumplo con lo que digo. - Achiné mis ojos por el sol que radiaba fuertes destellos de luz. Miré a mi alrededor, era un colegio grande y muy bien pintado, colgaba arriba de las puertas largas y sofisticadas que habilitaban la entrada, una campana tal como las veía en las películas norteamericanas, porque el colegio éste era así, demasiado yankee y cheto para ser real. - Además te la debía. - Finalicé dirigiendo mis ojos hacia los suyos. Frunció sus cejas sin entender a que me refería, pegué un suspiro por lo lento que era e innmediatamente mi pie empezó a subir y bajar impactando sobre el suelo, y generando ese ruido estresante por las zapatillas que traía.

- ¿Qué me debías? - Se cruzó de brazos sin antes acomodar su pelo castaño con unas mechas teñidas de un amarillo y fucsia indefinidos.

- Lo de la semana pasada. - Dije obvia desviando un tanto mi mirada, no tenía ganas de recordar ese día, y sabía que entendía de lo que estaba hablando.

- Mmmh, ¿Qué pasó la semana pasada? - Llevó una mano a su mentón y miró para arriba haciéndose el que pensaba. - Ah sí, vacié un colectivo en plena 9 de Julio para ayudarte. - Exclamó irónicamente mirándome con una sonrisa burlona. Asentí con una sonrisa de labios cerrados fingida, y me pegué media vuelta para caminar y alejarnos de la salida de su colegio.

Se escucharon unos pasos apurados atras mío, y en una cuestión de segundos lo tenía a mi lado siguiendo el camino que marcaba con mis pies.

- Uy ¿Te pones de rodillas Valen? - Cuestioné en cuanto pasamos frente a la iglesia con una gran estructura antigua y blanca característica.

- Eva se arrodilla para mí. - Jugó largando una carcajada ligera, me giré hacia él y seguí su broma.

- Osea, ¿Te la chupa un espíritu inexistente? - Cortó su risa y me pegó un palmazo en el brazo. - No sé Valen, hay gente que tiene sus fetiches. Todo bien si fantaseas con muertos. - Seguí jodiéndolo hasta que observé como mantenía su vista fijada en el camino, y no emitía un sonido alguno ante la falta de respuestas.

- Pensé que Eva se llamaba tu vieja, disculpa. - Una vez más volvió a salir firme su voz, mantuvo la serenidad y veía como por lo bajo se le escapaba una sonrisa.

- Por eso capo. - Continué caminando, y después de unos breves segundos volteé dándome cuenta que él ya no estaba a mi par. Llevé mi vista hacia atrás y vi a Valentin parado en la mitad de la vereda casi helado. - Es un chiste pelotudo, está viva mi vieja. - Llevó una mano a su corazón aliviado soltando una risa breve y retomando el camino junto a mí.

Hacía calor, el cambio climático afectaba demasiado y transtornaba viciosamente las temperaturas del día a día. Hoy a la mañana salí de mi casa cagándome de frío, sentía como los dedos del pie se me helaban y cada vez se agrupaban mas entre sí para no caerse de los frígidos que estaban. Y en cuanto me fui del colegio, parecía verano en plena temporada en la costa. Los pantalones largos que traía del uniforme me calcinaban la piel, sentía como se adherían a mis piernas pegándose por el sudor que largaban. Y la chomba del colegio que no dejaba mínimo lugar para que entrase un poco de viento frío a mi abdomen.

Observé el cielo completamente despejado, no había siquiera una nube con la cual distraerme e imaginar figuras u objetos de la vida real.

- ¿A dónde vamos? - Pregunté cuando me di cuenta que hacía tiempo sólo caminaba siguiéndolo a él.

Terapia; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora