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Isabella

Refregué el trapo húmedo sobre el escritorio de madera oscura posicionado frente al gran ventanal a un costado de su cama. Su habitación era realmente soñada, y presentía que podría quedarme 3 años seguidos y no aburrirme en lo absoluto de lo grande que era.

Masajeé la sien de mi cabeza intentando bajar el nerviosismo que me causaba el no poder quitar la mancha algo dudosa encima de la superficie.

Cerré los ojos y respiré profundo para no cagar a trompadas al pelotudo de Valentin que estaba barriendo el piso hace 7 horas y para colmo se distraía bailando cumbia y no me ayudaba en lo más mínimo.

- UNA CALLE ME SEPARA - Gritó alargando la "A" pareciendo querer seguir el ritmo de la canción que cada vez se le iba más. - DEL AMOR QUE ESTÁ EN MIS SUEÑOS - Tiró la escoba al piso logrando que me sobresalte en mi lugar, y por ende abra mis ojos viendo como extendía la palma de su mano hasta donde yo estaba sentada.

Y no tardó ni un solo segundo en tironearme hacia arriba chocando con su cuerpo en cuanto apoyé mi mano sobre la suya.

- DE TU AMOR NO EXIJO NADA - Canté para continuar la letra de la canción, esbozando ambos una sonrisa de oreja a oreja, bailando poseídos por el ritmo de la cumbia villera.

- SOLO QUIERO SER TU DUEÑO - Me señaló con su dedo entonando con la voz del cantante de fondo.

Pero la tensión entre miradas se apagó en cuanto la música proveniente de su celular se cortó por falta de batería en él.

Caminó hasta el borde su cama y conectó su dispositivo esperando que se prenda.

- Me cansé. - Me revoleé sobre el colchón de espaldas, dejando caer todo mi peso sobre él. Respiré aire profundo intentando recuperar el poco oxígeno que había quedado en mi organismo después de tirarme un par de pasos.

Hacía cuanto no salía de joda para cansarme en 0,04 segundos por bailar solamente una parte de un tema.

Nefasta.

- De ser tan linda te cansaste. - Se escuchó su voz cerca de mí, giré mi cabeza viéndolo acostado a mi lado.

- Que virgo que sos Valen. - Reí contagiando su risa, haciendo que resuene por toda la habitación.

- ¿Queres ver que tan virgo soy? - Tiró sus cejas para arriba cautivándome por completo como remojó sus labios con la punta de su lengua, para luego hacer una mini sonrisa de labios cerrados.

- A ver. - Seguí su juego en joda, esperando observar hasta que tan lejos llegaba con tal de ganarme e ir en contra de mis palabras.

La puerta se abrió sin previo aviso, y nuestras miradas se fijaron exclusivamente en el chico entrando por ella.

- A que no sabes a quien me garché hoy - Su noticia se cortó en cuanto me vió junto con el castaño, y tuve que ahogar una risa para no quedar tan mal frente a él. - Hay visitas hoy, no me avisaste. - Rascó su nuca algo nervioso sin borrar esa sonrisa espléndida que traía.

- Pensé que no venías. - Valentin se levantó de la cama, y aproveché para sentarme y quedar más discreta ante su aparente amigo. Lo recibió e hicieron algo raro con sus manos, y no tardó mucho en acercarse hacia mí chocando cachete con cachete a forma de un saludo casual. - Él es Tadeo. - Lo señaló con su dedo índice dando la vuelta para volver a recostarse.

- Isa. - Me presenté haciendo una sonrisa de labios cerrados.

- Ah, Valentin me habló de vos. - Ladeé mi vista hacia el ojiazul viendo como abría grande los ojos y negaba haciendo una seña con su mano sobre su cuello indicándole que la corte. - Debe haber sido otra Isa, a veces se me confunden las cosas. - Hizo una risa incómoda y asentí intentando cortar el ambiente pesado y molesto.

Terapia; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora