- Las cosas con Mía iban muy muy bien, y nunca pensé en que en verdad saldrían de esa manera, ya ha pasado un año de lo que nos conocimos, quién lo diría. Ya nuestras salidas cada 8 días, o cada cuanto podía (porque sí, hasta ahora después de un año lo seguimos haciendo) daban frutos en ella, me gustaba verla como había subido de peso, y bueno, ¿yo? yo simplemente comía poco a comparación de lo que ella comía, pero de eso se trataba, de verla feliz comiendo, y engordando poco a poco, y a mí con eso me bastaba igual, para serlo, además de que hago ejercicio casi a diario, entonces me es poco probable subir de peso.
Narra Mía;
- Me encantaba las salidas que teníamos con Adrián, me encantaba pasar tiempo con él, y que él de alguna manera parecía gustarle cuando me veía comer, (espero no estar equivocada), y a mí me gustaba que me vea hacerlo, solo por esa razón siempre estaba tratando de llenarme tanto, para él, y sobre todo que vea mi estómago grande e hinchado cuando acababa de hacerlo, con tanto deseo, es como si quisiera hacer cosas prohibidas con él y en él... Su mirada era tan dominante...
Una tarde saliendo de la universidad...
- ¡Mía! ¿vamos el día de hoy a comer?
- Adrián... Perdóname, pero hoy no puedo hacerlo, iré con mi madre a hacer el mercado, y entenderás que no puedo dejarla ir sola, discúlpame.
- No, Mía, no tienes porqué pedir perdón, es más, ¿puedo acompañarlas y ayudarles con las compras?
- ¿En serio, Adrián?
- Claro que sí, cómo no lo haría, ¿vamos entonces?
- Gracias, ¡qué lindo gesto de tu parte!En casa de Mía...
-Buenas tardes, soy Adrián, un gusto...
-Un gusto Adrián, soy la madre Mía, Catalina...
- Eeeh, sí, bueno, ahora que ya se presentaron, ¡¿podemos ir ya a hacer las compras?!
- Ay, hija, ¿por qué tanto afán en eso?
- Perdona madre, es que, cada viernes, con Adrián tenemos una salida especial a ir a comer, y hoy, no lo hemos hablado, pero no quiero aplazarlo, no quiero dejar de ir el día de hoy, ¿te parece entonces, Adrián, si vamos después de hacer las compras?
- ¡Claro, Mía! qué buena idea, eso haremos.
- Aaaay, chicos, bueno entonces, vámonos....
Ya acabando con las compras...
- Oh, muchas gracias Adrián por tu gran colaboración, en serio que fue de mucha ayuda.
- De nada, señora, siempre es un gusto y lo seguirá siendo.
- Bueno, madre, creo que después de todo, ahora nos merecemos un merecido descanso, y a eso nos vamos con Adrián, cuídate mucho má, volveré dentro de un rato.
- Sí, hija, vayan con cuidado, y, Adrián, nuevamente gracias, vuelve con desees, ¡oh! lo olvidaba, Mía, ahí en tu habitación dejé algo de dinero, para que vayan y puedan darse algún banquete después de tanto esfuerzo y colaboración, ¡te espero más tarde hija, no tardes mucho!
- Gracias má, ¡cuídate!
- Hasta luego señora, un gusto, yo cuidaré de Mía, no tiene que tener cuidado en eso.
- Qué gran joven...Ya en el restaurante...
- Perdona a mi madre, a veces ella puede ser muy conversadora, jaja...
- Para nada, Mía, fue un gusto en verdad haberla conocido, gracias a ella es que tú estás aquí y pude coincidir contigo, en tiempo y lugar.
- Ay, Adrián, qué lindo, en serio me tocas el corazón al decirme eso.
- Mía, es la verdad, y, es más, quisiera que la próxima salida ya con más tiempo podamos hacer más cosas, ¿te parece?
- Claro Adrián, así será, ¿ordenamos?...
Cuando la veo a ella, siento que todo dentro de mí enloquece, amo ver su hermosa y tierna carita, su linda voz, su gran estómago que me encanta, sus piernas, sus brazos, manos... Todo en ella es perfecto, su carisma y personalidad, y ahora sí estoy completamente seguro de que estoy enamorado.
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Amo tu pancita.
RomanceAquí encontrarán una historia sobre un chico llamado Adrián, y en ella su fetiche secreto por las chicas rellenitas, esta historia está llena de romance, y erotismo. ¿Adrian podrá encontrar a su chica ideal? Ven, averígualo. 👀