Amo tu pancita.

Capítulo 9

En todo este tiempo, ya los últimos dos años restantes que nos quedaban de la universidad, lo único que habíamos hecho, aparte de apoyarnos, brindarnos amor, y todo aquello, era seguir con nuestra manera tan única de hacer el amor, y no había dejado de amar a Mía en ningún momento, es más, mi amor por ella aumentaba cada día más, ella me tenía embrujado; en toda la extensión de la palabra, por su personalidad, su hermosura, su amabilidad, es que... La amaba como un loco.

Ya era día de nuestra graduación, y bueno, el tiempo faltaba para poder vernos antes de la misma, ya que éramos de distintas facultades, ella de Ciencias Humanas, exactamente Psicología, y yo de Arquitectura, entonces nuestras ceremonias se celebraban por separado, y me moría por verla, ya que desde que venimos haciendo eso, ella ha subido muchísimo de peso, y en serio que me hubiese encantado verla con su vestido apretado a su cuerpo tan redondo, lo único que me reconfortaba era que nos íbamos a ver al final del festejo, y claro... No podía dejar de lado ir a un buen restaurante, y a nuestro encuentro íntimo, que ahora pienso hacerlo de lo mejor, tanto para ella como para mí, y es que, por ser nuestro último día en la universidad, quiero que sea demasiado especial, y así lo haré, ya quiero que llegue el momento.

[...]

- Woooooow, por finnnnn, felicidades, hijo, ya eres todo un arquitecto, todo el esfuerzo de todo este tiempo ha valido mucho la pena, sé que seguirás así de disciplinado de aquí en más, ¡muchos éxitos!
- Gracias, pá y má, gracias a ustedes estoy ahora aquí, y por supuesto que seguiré esforzándome día a día, ustedes estarán orgullosos de este señor Arquitecto... - Oh, está llamando Mía, disculpen un momento. -
- No hay problema hijo, contesta.

- ¡Aló! amooooor, ¿cómo estás, cómo acabó tu ceremonia?
- Mi vidaaaa, qué orgullo que ya somos profesionales, ¡no sabes cuánto me llena saber eso!
- Sí, mi cielo, yo me hallo igual, estoy lleno de emociones encontradas, ¡y es demasiado loco pensar que el tiempo voló!
- Y entre estos 5 años, pensar que te conocí, y desde aquel momento mi vida cambió para bien.
- Míaaa, amor, no sabes cuántas ganas tengo de verte ya, y decirte muchas cosas que tengo guardado para ti, pero, ahora mis padres me llevan a una comida, y después de esto, pasaré por ti, para ir a celebrar nuestro día, ¿sí, mi cielo?
- Adriaaaán, claro que sí, mi vida, yo te espero. Igual, mi madre me lleva a una comida pequeña, espero que la pases bien con tus padres, felicidades, amor, te amo.
- Qué bien, mi amor, me alegra que después de eso, la pequeña comidita a la que irás, todavía quedará espacio para lo que iremos a hacer... Jaja, guarda espacio ahí en ese estomaguito, ¿sí, mi vida?
- Adrián, jajaja, ¿qué harás?
- Amor, espera, es una sorpresa, que sé que te encantará. Te dejo, cariño, discúlpame, mis padres me están apurando, cuídate mucho, ya paso por ti en unas horas. Te amo.
- Cuídate también, te amo más.

[...]

- Uff, muchas gracias Señores Padres por la comida, estuvo altamente deliciosa, ahora creo que iré a ver a Mía, que por cierto, es momento de que la conozcan, ya me gradué, ahora sí podrán conocer a la chica que me roba el sueño, desde que estoy en la universidad.
- ¡Hijo! ¿cómo no pudiste comentarnos?
- Es que, si mal no recuerdan, ustedes me dijeron que no querían que me distrajera en clases, pero no pude evitarlo, ella... Ella es la persona más increíblemente hermosa que he conocido... Y estoy seguro de que la amo tanto, ¡les aseguro que ustedes también lo harán cuando la conozcan!
- Vaya hijo, no nos esperábamos eso, y eso de que no podías tener novia mientras estabas en la universidad, fue una broma, claro que podías, pero sin dejar de atender a tus estudios, y vaya que pudiste hacerlo, ¡hasta ocultárnoslo! pero bueno, hijo, ya esperamos a Mía, este finde, ¿te parece?
- Muchas gracias pá, ¡así será! y bueeeeno, me voy, tengo que ir a verla, pasaré la noche fuera de casa, ¿vale?
- Ni modo de decirte algo, ve hijo, y cuídate mucho
- Jaja, má, ¡gracias! cuídense, los quiero
- Te queremos, hijo, ¡felicidadeeees!