Capítulo 3

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- Bueno, realmente no pensé que las clases me mantendrían taaaaan ocupado, y bueno, no solo eso, sino los trabajos, y maquetas...
¿Y a qué va todo eso?
Es que, no he podido ver en toda esta semana a Mía, no he podido... Siento que ella igual ha estado un poco ocupada con sus proyectos, y es que sí, ya estamos a finales de semestre... Y es más complicado. Igual, de todo esto y lo único bueno que puedo decir es que no logro creer que ya hace 6 meses la conocí y hasta el día de hoy no puedo sacarla de mi cabeza, ni de mi corazón, y es que cada día, nuestra amistad sigue creciendo, y eso me encanta, me encanta sentirla cerca, y poder disfrutar de su compañía, pero... Hay algo que he querido hacer quizá desde el momento en que comenzamos a llevarnos bien y con confianza, pero es algo que no puedo confesarle aún, es algo tan mío... Que me avergüenzo con tan solo pensarlo.

6 horas después...

- Por fin, se ha acabado esta semana tan pesada de exámenes y trabajos, y... Wow, wow, wow... Lo que acaban de ver mis ojos...

- ¡Mía!
- ¡¿Adrian?!
- Mía, ¿hola, cómo estás, cómo te ha ido esta semana?
- Ay, Adrián, ¡bien! aunque sí ha estado un poco pesado el entorno, pero todo ha estado bien, cuéntame, ¿cómo te fue a ti con tu proyecto?
- Súper bien, gracias, creo que fue por todo el ánimo que me mandaste en los mensajitos de cada noche.
- Y tú a mí, Adrián, gracias a ti, también estoy segura que me fue bien en todo lo que presenté esta semana.
- ¿Y no crees que eso merece una celebración?
- ¿Tú lo crees? Porque yo firmemente sí, estoy segura que nos hará bien, aparte hoy es viernes, ¿qué podemos hacer?
- Wow ¿lo dices en serio, Mía?
- Claro, por qué no hacer algo contigo, y más ésta tarde...

Claro que no voy a desaprovechar esta salida para llevarla a comer, para mí es un sueño, solo espero no ser tan obvio, pero es que... No puedo mas... Su estómago, no es tan grande, pero tampoco está tan pequeño, me fascinaría estar con ella, mirarla mientras come, y decirle todo ya, pero no, iré despacio y seguro, y claro, espero que ella acepte.

- Entonces... ¿Te parece si vamos a comer algo grande y muy rico, luego vemos qué podemos hacer?

Narra Mía;

Este chico desde que lo conocí no ha dejado de gustarme, no ha dejado de pasarse un minuto por mi mente, y ahora, ahora que me está pidiendo salir, y a comer, me es imposible decirle que no... Y es que, sí tan solo supiera lo que siento cada vez que lo veo, y las cosas que quisiera que hiciéramos juntos porque me vuelve loca...
Pero, ¡no! no es algo que pueda pasar ahora, si las cosas se dan con él, que cruzo los dedos porque así sean, ya podré decirle, y ser abierta con él... Pero es que, esa mirada tan penetrante en mí, y que va directamente a mi pancita, me tiene un poco confundida, ¿puede ser que le guste lo mismo que a mí?

Vuelven a la conversación;

- ¿Y bien? ¿qué dices? ¿vamos a comer?
- Claro que sí, ¡vamos!

Salimos de la universidad y nos dirigimos a un restaurante donde sabía que había una comida altamente deliciosa, y con tan solo entrar ya le iban a dar ganas de comer... Y así fue, Mía apenas entró pudo oler todos aquellos exquisitos oleres de la carne, el pollo, pizza, hamburguesa, tacos, bueno, un sinfín de cosas, que sé que a ella le encantaría comer.

- Ven, vamos acá - le dije, tomándole la mano - creo que te gustará mucho esta comida que ofrecen aquí
- Claro que sí, todo huele delicioso, ya me dió mucha hambre comería todo lo que me des - dijo ella, tocando su estómago, y haciendo mi imaginación volar, pero en ese instante llegó la mesera y tomó nuestra orden

- Me da por favor, dos hamburguesas de las más grandes y con una malteada de chocolate - ordenó ella
- Y a mí por favor, una porción de pizza de pollo y carne, gracias...

¿Acaso escuché bien? ella ordenó algo que bien pude haberle ordenado yo pero el doble, y wow, ¡eso me tenía fascinado!

- Comes muy poco, ¿no crees? - me dijo
- ¿Te parece? es que, sinceramente, mucha hambre no tenía, pero sí quería invitarte a salir en especial a una comida.
- Me parece la mejor y primera salida que hemos tenido, después de esto, debemos seguir saliendo cada cierto tiempo, ¿crees que se pueda?
- Claro que sí, encantado de hacerlo, y sobre todo por tu compañía, es lo más importante, ¡es más!, después de hoy, sigamos haciéndolo cada 8 días, o cada que puedas en la semana, por mí no hay problema... ¿quieres?
- ¿Cada 8 días? ¿no te parece mucho?
- No para nada, me parece lo más idóneo, es más si de mí dependiese, me encantaría salir contigo todos los días, y yo sí lo haría.
- Sabes que... Yo también lo haría, me encantaría siempre salir a comer contigo.

Y al cabo de esa conversación, llegó muestra orden, y apenas pusieron la comida encima de la mesa, Mía empezó a comer de una manera encantadora, Dios, amaba cómo devoraba la comida, y las ganas con las que comía, he de admitir que me excitaba con solo verla comer, era hermosa.

Amo tu pancita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora