Capítulo 3: En la Tranquilidad de las Montañas
–¡Hay! –chilló Lincoln, y con un efusivo manotazo acabó de espantar a una de esas molestas alimañas que se había posado en su hombro–. ¡Maldita hija de puta!
–Lenguaje, Linc –oyó que se le mofaba Jr. quien se ocupaba de sostenerle la escalera en la parte de abajo–. ¿Qué pasa? ¿Necesitas una mano allí arriba, apestoso?
–No, no. Mejor ve y tráeme la bomba insecticida del armario de suministros. Ya encontré el avispero del que nos advirtió Tetherby.
–Okey doki, ahorita te la traigo.
Al rato Lincoln la observó desde lo alto del tejado alejarse a trote veloz, rumbo al cobertizo del hotel.
≪Si, mucho ayuda la que no estorba≫, pensó.
Habían pasado tres semanas de armonía desde que los Loud se instalaron en el Overlook y para entonces Lincoln y Lynn habían adelantado una buena parte del trabajo. Lincoln había dicho a su madre que podían tenerlo listo hacía unos pocos días, pero que no se sentía muy urgido en hacerlo.
Cabía mencionar que, en ese tiempo y contra todo pronostico, la falta de internet en su estancia no significó un mayor inconveniente. No para la familia más ruidosa y alocada del poblado de Royal Woods que había aprendido a lidiar con el aburrimiento en situaciones como esas desde tiempos inmemorables.
Una Lori más joven que en su adolescencia se la pasaba pegada al celular en videollamadas con su bubu osito quizá no lo habría soportado; pero ahora Lori estaba viviendo su vida perfecta, lejos de ahí. En lo que a ellos respectaba estarían bien.
Lily pasaba la mayor parte del día repasando su lectura y en su tiempo libre iba a la zona infantil o jugaba Despeje total de basura en la consola que su hermano le heredó al cumplir nueve. Leni en cambio: o bien pasaba tiempo con ella o ayudaba con los quehaceres con tal de facilitarles un poco las cosas a Lincoln y Lynn.
Por su parte, Rita había vuelto a meterse en el mundo de la novela que estaba creando. En las ultimas tres noches, sentada frente a la portátil, su bloqueo de los últimos diez años había desaparecido bajo sus dedos, tal cual el algodón de azúcar se funde mágicamente en los labios.
Y Lucy... Nadie sabía que diablos pasaba con esa muchachita tan rara, que sólo deambulaba por ahí, silenciosamente, como alma en pena.
Pero de resto todo marchaba bien. El amor en familia nunca se había sentido tanto como en ese momento, desde aquel fatídico día.
Hasta entonces el otoño había sido una belleza casi sobrenatural. Los días hermosos sucedían sin parar. Desde los cero grados de la mañana transparente y seca, a la tarde en que la temperatura subía a los quince, lo ideal para hacer reparaciones en la pendiente occidental del tejado.
Y mientras Lincoln y Lynn se encargaban de remplazar las tejas desgastadas y de lidiar con el panal de avispas en el techo, las demás chicas decidieron salir temprano esa mañana a hacer unas compras en el poblado más cercano aprovechando el tiempo que tendrían antes de que hubiera nevadas fuertes.
Desde allí arriba la vista era espectacular; superior incluso a la que ofrecía la suite presidencial. Además el trabajo le sentaba bien.
Estando allí arriba se percibía un aroma de paz en el ambiente (uno que siempre había anhelado tener desde su ajetreada niñez con diez hermanas sacándolo de sus casillas a cada rato), lo suficiente para sentir que las heridas de esos últimos diez años que se habían sentido como una pesadilla turbulenta por fin empezaban a cicatrizar.
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El resplan-Loud
FanfictionBasado en otra famosa novela de Stephen King. Lincoln Loud es un joven adulto que ha trabajado desde muy joven para sacar adelante a su numerosa familia. Pero algo en el cambiará para mal cuando se convierte en cuidador de invierno del Hotel Overloo...