Ahí no Hay Nadie

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Capítulo 9: Ahí No Hay Nadie

Los tres que faltaban se reunieron con los demás en la cocina dentro de poco. Sentada en el mesón, Lily bebía una taza de té de manzanilla que le brindó su madre. Su aspecto había mejorado bastante y se mostraba más lucida. A su vez, Lynn se paseaba ansiosa de un lado para otro. Antes de acudir a reunirse con ellas, Lincoln se dirigió al refrigerador en busca de una soda que lo ayudara a recuperar los bríos.

–¿Estás mejor? –preguntó primeramente Leni a la más menor.

–Si, supongo –respondió con calma.

–¿Y bien?... –preguntó seguidamente Lincoln tras alzarse la mitad de la lata. Acto seguido acudió a examinar a la niña–. ¿De dónde ha salido ese lápiz de labios, Lily?... Y los moretones, ¿cómo te hiciste eso en el cuello?

Hizo una pausa, esperando a ver que respondía su hermanita. Ocasión que aprovechó para beber lo que quedaba de la lata, resintiendo de cerca la vigilante mirada de desconfianza de Lynn Jr.

–¿Te lo hiciste allá arriba? –preguntó calmadamente, luego de tragar la soda restante.

–¡No quería coger de nuevo la llave, Linky! –se apresuró Lily a contestar–. Quería cumplir mi promesa, pero era como si algo me atrajera hasta allí...

–Está bien, tranquila –intervino su madre–. Ya hablaremos de la llave luego. ¿Verdad que si, Lincoln?

–... Seguro...

Hizo otra pausa, en la que pasó a sobarse las sienes con las yemas de los dedos. El dolor que le invadía era cada vez más intenso.

–Por ahora, cuéntame... Que pasó allá arriba, exactamente.

–La señora me manchó con los labios... –contestó Lily con toda sinceridad–. Al besarme.

Lincoln enarcó ambas cejas y se regresó a mirar a la angustiada rubia.

–¿Ves?, te lo dije.

–Lily, ¿de qué estás hablando? –preguntó regresándose a mirar a la niña otra vez–. ¿Que señora?

–La de la habitación 217 –susurró–. Luego... Trató de ahogarme, no podía respirar.

–¡Ya no lo soporto más! –estalló Lucy.

Cosa que sobresaltó a todos los ahí presentes, pues era la primera vez que la oían hablar en diez años. El único que no se inmutó ante esto fue Lincoln, que previamente había charlado con ella en el salón colorado.

–Tenemos que irnos de aquí –dijo con un hilillo de voz.

–... ¿Por qué dices eso, cariño? –se acercó Rita a preguntarle.

–Si, ¿por qué dices eso? –inquirió su hermano en tono calmado.

–Este lugar es malo –contestó en voz baja–. Todo lo malo que ha pasado aquí, sigue aquí... Y nos quiere, a todos.

La más sorprendida de todos allí era Lily. No sólo porque prácticamente era la primera vez en su vida que la oía hablar, sino porque atrevió a romper su voto de silencio para informar a todos de lo que ella misma estaba por ponerlos al tanto.

–Pero sobre todo... –continuó hablando con un tono suave y exasperado al mismo tiempo–. Creo que me quiere a mí más.

–¿A ti? –repitió Lily cada vez más sorprendida.

–¿Porque iba a quererte, Lucy? –indagó Lincoln.

–Por el resplandor... –susurró–. Así lo llama Clyde. Lily lo llama Warren, ella también lo tiene.

El resplan-LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora