Capítulo 11: Cerca de la Medianoche
Aquella misma tarde, Lincoln se hallaba en el sótano, indiferente a todo lo demás que sucedía en el entorno, poseído por la frenética sensación de que el tiempo se acortaba y tenía que darse prisa.
De pronto lo escuchó, en su interior, tentándolo fríamente. Casi podía... No, en realidad podía oírlo, débilmente, pero con claridad: Música, risas, borracheras, histerias...
Y cuando se dio cuenta deambulaba por el pasillo, con rumbo al salón colorado. Por en frente suyo había globos, serpentinas y papel confitado multicolores dispersos por doquier.
***
En otro del los pasillos, Lily se abría paso, tan rápido como se lo permitían sus pequeñas y delgadas piernitas, con su garganta cerrada por el terror.
Dobló en la esquina siguiente, encaminándose al sitió donde presentía iba a encontrar a su hermano y, apenas dio unos cuantos pasos más... Cuando se quedó congelada.
A mitad del corredor, había una figura a cuatro patas, era un sujeto vestido de perro.
–Déjame pasar –dijo Lily.
–Ni hablar –gruñó el hombre perro–. Nadie pasa sin invitación, amiguita.
Lily retrocedió, pero no huyó.
–Voy a comerte, niña. Empezaré por los pies, y seguiré hasta la cabeza.
El hombre perro empezó a avanzar, con movimientos retozones, saltando y mostrando los dientes. Lily perdió el aplomo y huyó por donde vino, procurando mirar en todo momento por encima de su hombro, siendo seguida por una serie de ladridos, gruñidos y aullidos, entrecortados por risas y balbuceos.
En cuanto se hubo alejado lo suficiente, y se aseguró de haberlo perdido de vista, se arrimó de cara contra una de las paredes y se echó a llorar.
***
Por segunda vez, Lincoln atravesó las puertas dobles que daban entrada al salón colorado y se unió a la fiesta.
–Buenas noches, señor –lo saludó formalmente un camarero que esperaba junto a la entrada.
–Buenas noches –contestó cordialmente.
Con toda naturalidad atravesó el salón, pasando junto a los reservados que estaban todos ocupados. Llegó a la barra y tomó asiento entre un hombre de traje azul brillante y una mujer de ojos lagañosos vestida de negro.
–Hola, Flip –saludó contento al tabernero, quien procedió a servirle un platillo de aceitunas y otro de nueces saladas–. Salí, pero ya estoy de vuelta.
–Buenas noches –respondió al saludo–. Es un placer verte por aquí.
–Estar de vuelta es un placer, Flip.
–¿Qué deseas tomar?
–El mismo can que me mordió.
–Whisky sin agua y sin hielo.
–Eso es todo.
Luego de llevarse un puñado de nueces saladas a la boca, Lincoln sacó su cartera y extendió un billete de veinte sobre el mostrador.
–Sin cargo para ti –informó Flip tras asentar el vaso encima de la barra.
–¿No hay cargo? –repitió Lincoln extrañado.
–Tu efectivo no vale aquí, ordenes de la casa.
–¿Ordenes de la casa?
Lincoln volvió a guardar su billete.
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El resplan-Loud
Hayran KurguBasado en otra famosa novela de Stephen King. Lincoln Loud es un joven adulto que ha trabajado desde muy joven para sacar adelante a su numerosa familia. Pero algo en el cambiará para mal cuando se convierte en cuidador de invierno del Hotel Overloo...