Capítulo 6: Lincoln en el País de los sueños
Tiempo después, los parques que rodeaban al Overlook aparecían cubiertos por una capa de sesenta centímetros de nieve blanca, crujiente y uniforme. Algunas acumulaciones tenían más de un metro de profundidad. El viento las cambiaba continuamente, imprimiéndoles formas sinuosas, caprichosas, como si fueran dunas.
En un par de ocasiones, Lincoln y Lynn se habían calzado las raquetas de nieve e ido trabajosamente hasta el cobertizo en busca de la pala para despejar la terraza; mas, la tercera vez, Lincoln se encogió de hombros y sugirió mejor limitarse a abrir una senda en el imponente montón de nieve acumulada contra la puerta, de modo que tanto Lily como Lynn podrían gozar deslizándose por las pendientes que quedaban a ambos lados.
Eso en los días que nevaba en rachas que apenas espolvoreaban la costra reluciente de nieve ya helada. Porque otras veces nevaba con tal intensidad que el grave susurro del viento se elevaba hasta convertirse en un alarido que hacía que el hotel se estremeciera de un modo alarmante, aun en medio de un profundo lecho de nieve.
Ese día el cielo amaneció cubierto y para medio día ya había empezado a escupir nieve. El meteorólogo en la radio anunciaba una precipitación de veinte o treinta centímetros más y entonaba hosannas al gran dios de los esquiadores en Colorado. Sentada en su dormitorio, mientras tejía una bufanda, Leni pensaba en lo que podían hacer los esquiadores con toda esa nieve...
En el estudio, Rita seguía inmersa en el mundo de su obra, mientras que en el vestíbulo Lynn tan sólo miraba por la ventana, a la espera de que el cielo se despejara un poco y la nevada cesara para poder salir a deslizarse por las pendientes de la senda. Y hablando de Lily, nadie la vio asomar por ningún lado, lo mismo que sucedió con Lucy, aunque en ella eso no era de extrañarse.
Debían estar ahí hasta la primavera. Tenían la camioneta, una moto de nieve, la radio y los teléfonos para comunicarse. Pero ahora que había comenzado el invierno fuerte quedarían aislados.
Lincoln estaba en la segunda planta. Previamente había bajado al sótano a regular la caldera –algo que se había convertido en un ritual desde que la nieve los aisló– y después subió al despacho de Tetherby en busca de un poco de paz y tranquilidad, puesto que le había empezado a doler la cabeza otra vez.
Allí se tomó dos exedrinas y se quedó dormido después de haber estado cabeceando un rato en la elegante silla situada atrás del escritorio. Pero sus sueños parecían demasiado vividos como para ser eso. Había notado como sus ojos se le empezaban a cerrar mientras se hundía en el asiento. Sus párpados le ardían y le pesaban.
Mentalmente ya no miraba la elegante decoración en el despacho de Tetherby. Ahora todo eso había pasado a la casa Loud, en épocas recientes, cuando poco a poco fue retomando su amistad con Clyde McBride y recobrando el cariño de las hermanas que le quedaban.
A los diecinueve: Chandler McCann le había ayudado a conseguir el cupo en aquel internado de prestigio para Lana y Lola, gracias a sus múltiples influencias. Las dos gemelas replicaron y armaron pataleta esa vez. Lana porque obviamente aborrecía la idea de ir a estudiar en una escuela repleta de esnobs pretenciosos en donde a fuerza la obligarían a cambiar su modo de ser por uno más refinado. Lola, en cambio, porque, lejos de ver esa como la oportunidad de su vida que la ayudaría a impulsarse en su carrera como concursante de certámenes de belleza, interpretó aquello como una jugarreta sucia por parte de su hermano para deshacerse de ellas dos. Aun así, las dos adolescentes no pudieron evitar irse allí a estudiar sus últimos años de preparatoria, lejos de la casa Loud.
≪Es por su propio bien≫, se repetía Lincoln cada vez que pensaba en las absurdas acusaciones de Lola.
De todos modos no le sorprendía que lo atacaran así. Su relación con las gemelas había quedado muy fracturada desde el incidente en que le había roto el brazo a Lana y pretendido estrangular a Lola al mismo tiempo. Posteriormente la cosa quedó sin arreglo alguno desde que se deshizo de las mascotas liberándolas en el bosque o enviándolas a vivir en la granja de Liam.
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El resplan-Loud
FanfictionBasado en otra famosa novela de Stephen King. Lincoln Loud es un joven adulto que ha trabajado desde muy joven para sacar adelante a su numerosa familia. Pero algo en el cambiará para mal cuando se convierte en cuidador de invierno del Hotel Overloo...