Capítulo 26 :

13 0 0
                                    

Nuestras espadas se encontraban una y otra vez. Estaba cansada pero mucho más me dolían las enormes cortaduras que tenía en el hombro derecho, costilla izquierda y en la parte trasera de la pierna superior derecha. Raguel, solo estaba jugando ya que, si hubiera querido matarme ya lo hubiera logrado; Él estaba probando mi fuerza y destreza. Lo comprendí cuando logre rasgar levemente su pecho, y de esa abertura salió un líquido blanco mezclado con miles de diamantes. –Además por ese motivo me gane la herida de la pierna y del hombro. – Pero al ver que su sangre era muy distinta a la mía, supuse que esta batalla sería casi imposible de ganar.

La espada de Ian, salió disparada de mi mano para quedar clavada en la tierra a muy pocos metros del domo. Alcance a retroceder un paso, cuando apareció una opresión en el cuello que quitó rápidamente el aire a mis pulmones. Desesperada caí de bruces al suelo y a gatas intente salir rápidamente de su rango, pero tomó mi pie para jalarme hacia él, y con un solo movimiento giro mi cuerpo. Al estar tan angustiada por la presión que comenzó a recibir mi cerebro por la falta de oxígeno, apenas pude distinguir su figura parada a mi lado, y cuando una vez más el mundo se tornaba oscuro; el aire volvió a entrar en mi sistema.

Desesperada por oxígeno, me retorcí como un gusano. Me ahogaba con el mismo aire que recibía mi cuerpo pero al menos seguía con vida. Estaba recuperando la calma, cuando comencé a levitar y mi pequeño corazón latió tan rápido, que estaba segura que lo tenía muy cerca de los oídos; y no lo puede soportar ni controlar más... grite aterrorizada por lo que venía.

Me torturaba de una manera tan despreciable para lo que suponía ser un Ente Celestial: lleno de luz y amor. Él estaba quebrando uno por uno mis huesos y reconstruirlos en cuestión de segundos, el dolor era importable que incluso no lo podía describir. Y ya no puedo soportar más.

- ¡Lo haré! - Grite fuerte y claro. - ¡basta! - Y todo ese dolor desapareció.

Quede tendida en tierra, con muchos espasmos por todo lo que mi cuerpo había recibido, y al fin pude escuchar el llanto que anhelaba sacar de mi sistema. Pasaron varios minutos en donde solo pude oír mi llanto, y fue el mejor sonido del mundo que puede escuchar, porque al fin estaba descansando.

Cuando me logre tranquilizar, limpie mi rostro para poder suspirar profunda y entrecortadamente. No quería ponerme de pie y mucho menos hacer aquello que Raguel quería, pero tenía que hacer lo que fuera necesario para salvar a mi hermana.

-Dime... – hable al ponerme de pie. – Qué tengo... Que tengo que hacer. - hable entrecortadamente sin evitar sollozar.

-Abrir las puertas. Eso es todo. - Respondió obvio.

-¿Cómo lo hago? No sé cómo hacerlo. - sostuve la respiración para modular mejor.

-Solo necesito un poco de su sangre y conectar nuestras manos y yo haré lo demás. - << Debe estar de jugando ¿cierto? >>

Limpie mis lágrimas, mientras sostenía y soltaba la respiración lentamente ya que, sentía que si hablaba de nuevo volvería a romper en llanto. Además tenía que comprender lo que había escuchado sobre el insignificante ritual, pacto o ceremonia que debía realizar, porque de verdad era una completa burla. No entendía como algo tan pequeño, podría abrir las puertas del infierno. Era muy ilógico.

-Ilógico, ¿no lo crees? - solo suspire. - No me habrás creído ¿cierto? Porque te comento que es más complicado de lo que piensas. Pero primero: necesito que te calmes... Mientras tanto te explicaré el procedimiento: Una parte de tu alma, un Ángel y un Demonio: para que puedas eliminar un par de cabos sueltos, antes de poder liberar al primer caído. Luego bajaré para poder traer a Luzbel. Mi querida niña ese es su primer nombre de tu padre, por si no lo sabias. Luego yo tendré que bajar para poder tráelo de vuelta. Porque seguramente estará muy agotado...- se quedó un par de segundos en silencio mirándome con una sonrisa en sus labios que no pude descifrar. – Entonces ambos, purgaremos la tierra y la convertiremos en el Edén, que siempre debió ser. Y solo los fuertes podrán apreciar el nuevo comienzo... - se quedó callado, perdido en sus pensamientos.

La Hija del Portador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora