Capítulo 19: Segunda parte.

20 0 0
                                    

-¿Sucede algo? – brinque en mi asiento y mire a Mike, con la sonrisa más falsa que pude colocar.

-Nop. Nada, solo estaba distraída. – me miró con desconfianza pero al darle un pequeño beso en los labios, lo dejo pasar por alto.

Habían pasado ya treinta minutos, desde que la subasta comenzó y hasta el momento todos los objetos y viajes, me parecían muy atractivos pero la cantidad de dinero que el martillero dictaba y las personas doblaban: era un pecado. Aunque si tuviera dinero para despilfarrar: el yate y un viaje todo pagado al caribe; valía la pena gastar todo ese dinero pero no es mi caso. Lamentable. A pesar que la mayoría estaban dispuestos a comprar objetos solo para presumir, el objeto que todos aclamaban era la "joya misteriosa" que Mike, había donado. 

El muy desgraciado, no me quería decir de qué trataba pero estaba segura que era un argón con algún "hechizo angelical" que le traería suerte a la persona que lo comprara. No me gustaba que me dejara con la intriga pero verlo tan divertido con Oliver, hacía que se me olvidara por completo su comportamiento de "niño misterioso." 

Cuando al fin anunciaron el nombre de Mike y la "joya misteriosa" todos se volvieron eufóricos, entonces la presencia o más bien, la energía familiar de un ente o persona, me comenzó a llamar como mosca a la miel. Y con la excusa "voy al tocador" me escabullí rápidamente entre los pilares del lugar, para poder dirigirme hasta el otro salón donde la energía era más fuerte y otro grupo de personas disfrutaba de las bellas tonadas de la banda de blues. 

Camine entre las personas, buscando aquella energía tan agradable que mientras más avanzaba resultaba hipnótico e intimidante.

-Una chica tan bella, no debería estar sola. – gire, para ver al dueño de aquella voz grave y atractiva, pero me quedé anonadada al ver a persona. -- ¿qué pasó preciosa? Se te nota muy nerviosa. – se acercó sonriendo de manera petulante, rodeo mi cintura, tomó delicadamente mi mano derecha, para comenzar a guiar el baile. – solo tienes que dejar que yo guíe y que la música entre en tu sistema. Fácil. --  << ¿qué? >>

No podía creer que estuviera aquí, y que yo no pudiera formular palabra. Era increíble que  tuviera el descaro de presentarse sin invitación a un evento privado solo para molestarme.

 -- ¿no dirás nada? -- le parecía muy divertido, ya que su sonrisa se ensanchó un poco más.

-¿Qué? ...  ¿qué haces aquí? – al fin había encontrado mi voz, solo que esta había salido en un susurro. 

-Creí que me preguntarías por ¿Cómo me siento? O ¿Qué he hecho estos días? – suspirando pesadamente y rodando mis ojos, al fin encontré mi fuerza.

-No juegues, Ian. ¿Qué haces aquí? –

-Que delicada y fina, te vez al bailar. – fruncí mi ceño, para caer en cuenta que estaba bailando con él. << ¿en qué momento pasó esto? >> -- eres muy buena bailarina, Mical. – tire levemente su mano pero ni se inmuto.

-¿Qué carajos quieres, Ian? Responde. – demande.

-Solo quiero divertirme. Y tu amiga hace unas fiestas increíbles, además de ser una excelente anfitriona. – Por inercia mire hacia el salón donde la gran mayoría de las personas se encontraban agrupadas y mi amiga, se paseaba disimuladamente para dar instrucciones a los camareros y hablaba con una persona de negro.

-¿Qué prefieres? hacer que esta hermosa velada se vaya al caño o venir conmigo. – mire directamente aquellos ojos celestes oscuros, carentes de bondad o aquella luz que desprenden las personas.

-Te pido que no hagas nada en contra de Jade, ella no sabe nada de este asunto. --

-Y ¿tu familia? – abrí mis ojos como platos y eso le causo mucha diversión. Me tenía en sus manos. – no pensarás que pasabas desapercibida. – mi cuerpo se tensó por completo y antes que pudiera procesar lo que decía le grite: 

La Hija del Portador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora