Capítulo 24:

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-Ya todo está hecho. No tienes escapatoria. - con un leve movimiento de su mano me indico a Mike.

Mi corazón se estrujo por completo temiendo que el rubio estuviera muerto. Sin pensar empuñe mi mano y como si lo tuviera en frente lance el golpe, soltando una luz azul oscuro en su dirección, que se escuchó como un trueno e hizo que me moviera levemente de mi lugar. Por inercia cubrí mi cabeza, soltando un pequeño grito.

Al disiparse el polvo, busque rápidamente a Ian, por el lugar pero el muy desgraciado había huido con el extraño chico que lo acompañaba. Tenía tantos sentimientos encontrados, que solo pude gritar para caer de rodillas al suelo. Estaba a punto de perder la cabeza, cuando el cuerpo de Mike se atravesó en mi campo de visión.

Torpemente me puse de pie para ir corriendo hacia él y al estar a su lado: sentí mucho miedo. Por un segundo creí que estaba muerto ya que, no hacia ningún movimiento ni tampoco respiraba y al pasar los minutos supe que realmente lo estaba.

Llorando desesperadamente, me gane en cuclillas junto a su cuerpo con miedo de tocarlo, sabía que en cualquier momento se transformaría en miles de hilos de luz combinado con una pequeña estela de humo verde con celeste, que se irían ondeando al cielo. Y no era justo para él, morir como un animal encadenado.

Con brusquedad tome una de las cadenas que se habían enrollado a su cuerpo, para retirarlas de golpe ya que, el acero se había tornado de un rojo profundo que quemaron mis manos. Empuñándolas para apaciguar el dolor que sentía, las gane cerca de mi pecho y un olor nauseabundo inundo mis fosas nasales. Confundida me senté en suelo para poyar mis adoloridas manos y una vez más mis palmas ardieron por el contacto de la tierra, y por inercia las coloque frene a mi rostro para soltar un pequeño jadeo.

Tenía mis manos quemadas y no solo eso, sino que también estaban carbonizadas: Podía ver los delgados huesos negros y amarillos adornados con pequeños puntos rojos de los nervios; alrededor de estos la carne negra como el carbón y la viscosidad que le daba la sangre que no se había vaporizado por completo. Era algo escalofriante y aterrador.

Comencé a temblar descontroladamente y solo atine a soplar mis manos porque no supe que más hacer, y como si hubiera sido magia: las venas, los huesos, la carne y la piel, se comenzaron a reconstruir rápidamente para volver a dejar mis palmas sin rastros de quemaduras o daños irreparables.

Después de tocar, apretar y empuñar fuertemente mis manos para cerciorarme que todo estuviera en perfectas condiciones, volví a tomar las cadenas para romperlas completamente y liberar a Mike.

***

No sé, cuantos minutos o tiempo exactamente ha pasado desde que estoy mirando el cuerpo inerte de Mike, sin poder tener el valor necesario para tocarlo o decirle alguna palabra. Estaba completamente segura que en cualquier comento iba a reaccionar y me miraría con esos hermosos ojos azules rebosante de alegría y amor, pero por más que pedí al cielo que Mike reaccionara y no fue así. Aun no quería ni podía asumir que él me había dejado.

Entonces oí como alguien aclaraba su garganta y al voltearme no fue sorpresa encontrarme con chica morena que estaba sumamente nerviosa y temerosa de mí o de la reacción que podría tener contra ella, al ver que entre sus brazos traía el cuerpo sin vida de mi madre. Y fue ese acontecimiento que me hizo desbordarme completamente.

Tome el cuerpo de Mike para gritar con todas mis fuerzas y llorar como nunca lo había hecho. Me habían quitado a las personas que más amaba en el mundo y el sentimiento de vació y de rabia eran abrumantes e insoportables, y el único pensamiento que mi mente formulaba era de querer morir junto con ellos.

Sentía que estaba perdiendo la fuerza y la conciencia cuando al pequeño quejido de la persona que estaba entre mis brazos me hizo volver a la tierra y lugar donde me encontraba.

La Hija del Portador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora