1

1K 84 11
                                    

El aire era cálido, y la hermosa Luna llena brillaba con resplandor.

Todos los ponis de canterlot estaban teniendo una noche pacifica; Sabiendo que estaban siendo resguardados en sus sueños, por la princesa de la noche.

El centro de la ciudad se encontraba totalmente vacío, en una penumbra y silencio totales, donde solo el viento cantaba una canción, que muy pocos alcanzaban a escuchar. La luz de la Luna era parecida a la del sol en una tarde cualquiera. Pero no era el día; Sino, la noche perfecta para volar, y sentirse libre; Libre de poder experimentar la tranquilidad, en su más pura expresión.

Justamente lo que la princesa Luna, estaba haciendo.

No sentía que tuviese un lugar específico al cual ir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No sentía que tuviese un lugar específico al cual ir. su deseo era simplemente volar, sin un rumbo, y esperar ver a donde la llevaría el viento que pasaba por debajo de sus alas.

Ella volaba libremente por el aire, acelerando de un lado a otro, agitando las copas de los árboles y perturbando el viento.

La Alicornio, de color azul marino, pudo volar por encima del desierto mercado de la ciudad. Por alguna razón extraña, sintió una presencia despierta, a la cual no le puso importancia aparente

—De seguro es algún pony que se despertó. por agua o un mal sueño —dijo en voz alta.

Continuó su vuelo, aun pensando en esa alma, creando varias ideas e hipótesis sobre qué podría estar haciendo despierto o despierta. Esos simples pensamientos no arruinarían su noche perfecta.

En un momento indefinido, empezó a subir cientos de pies, y se dejó caer en picada, tan rápido como pudo. Segundos antes de tocar el suelo, sus alas se abrieron, y ella regresó al azul oscuro del cielo nocturno. Luna, se sentía viva. De pronto, la realidad azotaría su mente, recordando que el Sol estaba a punto de salir. Entonces tomaría rumbo al castillo de Canterlot, donde su fastidiosa hermana estaría esperándola, para poder sacar el sol en un nuevo día.

—Tengo que volver con tia —se diría a sí misma.

Sin darse cuenta, sobrevolaría otra vez aquel callejón, donde otra vez sentiría esa presencia, pero esta vez no tomaría reparos en ir a ver, y sacar la duda de su cabeza: ¿Quién era ese ente, que deambulaba por canterlot a escasas horas del amanecer?

Entonces sus cascos tocarían las frías piedras que componían el camino de Canterlot. procedería a asomarse por esa llanura oscura entre las casas.

—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? —preguntaría con un tono suave para no asustar a lo que sea, o quien sea, que se esté escondiendo—. ¿Hola? —preguntaría otra vez, pero con más fuerza. En ese entonces, alcanzaría a distinguir una pequeña silueta entre la oscuridad. Al enfocar su visión, se percataría que era un potro, el que se ocultaba en la ausencia de luz—. ¿Por qué te escondes? —preguntaría, curiosa; al no recibir respuesta alguna, se acercaría—. No te haré daño —dijo, mientras se acercaba más a esa sombra, que la veía fijamente. Al estar lo suficientemente cerca se percataría dos cosas, que le dejarían más dudas que respuestas. La primera; Se daría cuenta que era un pegaso, por las alas que brotaban de su espalda. Y la otra cosa de la que se percataría, sería que le faltaba la mitad de la oreja derecha—. ¿Qué estás haciendo solo aquí? ¿Estás herido? —preguntaría, antes de darse cuenta de que los pequeños destellos de sol empezaron a salir, por detrás del horizonte. Eso también dejaría ver el color de su crin, que era un rojo carmesí—. ¿Qué haces despierto? —Le preguntaría. Esa pregunta pareció llamarle la atención, y entonces una voz infantil (que no parecería de un niño mayor a los 7 años).

—Tú... deberías saberlo... mejor que nadie —contestaría, en tono agresivo. sería lo último que escucharía de él, antes de ver como salía huyendo a una velocidad descomunal; Trepando la pared, y saltando por las casas que componían a la ciudad capital de Equestria.

—¡¡Espera!! —Fue lo último que le alcanzó a decir, antes de ser segada por el sol, que empezó su acenso. Al buscar con la vista, ya no encontraría a ese pony que llamó tanto su atención.

Al retomar su camino al castillo, podría presenciar como los ponis empezaban a salir de sus casas, para dirigirse a sus trabajos. Sería capaz de ver como la plaza que hace algunas horas estaba en paz y calma, ahora se encontraba llena de multitud que llenaban las calles; Cada uno de ellos parecía tener un lugar específico al cual acudir.

Al llegar a su destino, la alicornio azul, procedería a retirarse los protectores de casco. Entraría al castillo, donde en un pasillo encontraría a su hermana (la cual no se veía contenta).

—¡¡¿¿Dónde has estado??!! —preguntó la gobernante mayor.

—Solo fui a dar una vuelta mientras trabajaba ¿y a ti qué te importa? —refunfuñó.

—Pues me importa, porque en lo que tú dabas vueltecitas en el aire, yo estaba aquí, hasta el cuello de tareas —diría la peliarcoiris.

Entonces, la princesa Luna, le lanzaría una mirada incrédula.

—Y ¿Qué tienen que ver tus tareas conmigo?

—Que yo hago todo, y tú no haces nada.

—¿Ah sí? ¿Conque eso crees? ¿Que yo no hago nada en toda la maldita noche? ¿Eso crees de mí? —diría, con un nudo en la garganta entre un tono ofendido, y el llanto.

—¡¡Sí, eso creo!! —contestaría Celestia, gritando.

—Pues alguna noche deberías tratar de organizar los sueños de cada pony de Equestria ¡¡¡evitando que su propia mente los destruya con pesadillas!!! —Se daría la vuelta—. Todos aprecian lo que haces, y nadie aprecia lo que yo hago. A pesar de que eso evita que se rompan sus pobres sentimientos, y sus débiles mentes. Yo soy lo único que se interpone en que eso pase ¡¡y a nadie le importa!! —Sin dirigir otra palabra, procedería a dirigirse a sus aposentos, para descansar.

—¡¡No me des la espalda!! —gritaría Celestia, con un aparente enojo.

—Dame una razón para no hacerlo —contestaría enojada, a lo que, Celestia, se quedaría sin palabras, al ver que su hermana estaba llorando.

—Dame una razón para no hacerlo —contestaría enojada, a lo que, Celestia, se quedaría sin palabras, al ver que su hermana estaba llorando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué estás llorando? —preguntaría Celestia.

—Porque nadie me quiere, ni me valora —diría, mientras inhalaba, por la falta de aire.

—Yo te quiero, Luna —diría, tratando calmarla.

—No. No es verdad. —Es lo último que diría, antes de transportarse mágicamente a su habitación. Donde se acostaría para meditar todo lo que acababa de pasar.


My Little Pony: Era oscura (BETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora