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La Princesa dormiría casi toda la tarde. Al despertar, no pudo evitar los pensamientos que la invadían repentinamente, como recuerdos, o ideas simples que llegan. Pero aquel potro en el callejón, sería lo que más se apropiaba de su mente. Haciéndole varias preguntas a sí misma. En voz alta. Tratando de contestarlas, sin éxito.

—¿Por qué escapó? ¿Estaba herido? ¿Por qué no voló al escapar, si era un pegaso, y prefirió saltar por los techos? —Eran algunos de los muchos pensamientos que no podían salir. Y había una duda en particular a la cual tenía más prioridad de responder—. ¿Por qué estaba despierto? —Esa pregunta la repetía varias veces en su cabeza y en voz alta; Atrayendo las miradas extrañadas de los sirvientes, y guardias, que creían que su princesa de la noche se estaba volviendo loca.

Por lo general no es raro toparse con un pony despierto. Pero solo es cosa de unos cuantos minutos. En cambio, este llevaba despierto horas. Pues la primera vez que pasó por el callejón no pasaba de la media noche, y la segunda vez que pasó fue minutos antes del amanecer. Ni los guardias reales aguantan tanto tiempo despiertos sin tomar una pequeña siesta entre turnos de patrullaje. Y algunos hasta se dormían apoyándose en la lanza. Así que no era una opción dejar ese misterio sin resolver. Entonces sin darse cuenta, se toparía con Celestia

—¿Ya se te pasó el enojo? —diría con un tono presumido.

—Si me alejo no es porque no te quiera, solo entendí que no me necesitas. —Continuaría su camino, dando vueltas por los pasillos del castillo. Eso, hasta que recordaría las pocas palabras que alcanzó a escuchar de el niño—. "Tú... deberías saberlo... mejor que nadie" ¿a qué se refería con eso? —diría en voz alta, sin percatarse que su hermana la seguía por detrás.

—¿De qué estás hablando? —preguntaría curiosa.

—No es nada, solo estaba sumergida en mi mente.

—Pues, dile a tu mente que te regrese, porque ya casi te toca traer la noche —le recordaría a su hermana.

—Es cierto, tengo que... —Una idea vendría a su mente. El pony extraño tendría que dormir en algún momento indefinido. Si hubiera dormido por el día, lo habría sentido. Así que esta noche tendría que dormir, y podría buscar a un pony especifico en el mar de sueños. Con eso en cuenta, procedería a sacar la luna, con esperanza de que el pony apareciera de nuevo.

 Con eso en cuenta, procedería a sacar la luna, con esperanza de que el pony apareciera de nuevo

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Se sentaría en su trono correspondiente, esperando a alguna señal.

Las horas pasaron, entre el reino de los sueños y el físico, no había ninguna señal de aquel pegaso que tenía tan obsesionada a Luna.

—¡¡Luna... Luna... LUNA!! —Sería lo que escucharía gritar a su hermana, para sacarla del trance, en el que estaba profundamente sumergida.

—¡¡¿¿Qué quieres??!! ¡¡¿¿no ves que estoy ocupada??!! —exclamaría con una aparente frustración.

—¿Qué es lo que te pasa? has actuado extraño desde anoche que regresaste del paseo ¿te pasó algo malo? y quiero que me digas, la verdad —diría mientras bostezaba profundamente.

—No, es solo que... Bueno, conocí a alguien.

—¿A quién?

—En realidad no lo conocí, él solo se me quedó mirando, y luego escapó.

—¿Y quién era? —Bostezaría otra vez.

—No lo sé, por eso estoy tratando de encontrarlo en el reino de los sueños.

—¿Y por qué estás tan desesperada por encontrarlo? —preguntaría, mientras se sentaba en el trono de al lado.

—La verdad, no lo sé. Solo quiero conocerlo, charlar con él, y saber que estaba haciendo allí.

—Pero aquí tienes muchos ponis para charlar. Y también estoy yo, puedes charlar conmigo cuando quieras.

—¡¡¿¿Cuándo??!! nunca tienes tiempo para mí. Tú solo eres trabajo, trabajo, trabajo; ý en la noche te duermes casi al mismo tiempo que yo despierto. ¡¡e incluso ahora, te estás durmiendo mientras hablamos!! —la princesa Celestia cabecearía un poco a los lados—. Y ni hablar de los sirvientes —dijo mientras volteaba a ver el gran salón completamente vacío. Donde incluso los guardias de turno dormían.

—Bueno discúlpame si no puedo mantenerme despierta ¡¡por más de dieciocho horas seguidas!! pero yo también me canso de estar todo el día gobernando sin ayuda ¡¡mientras tú duermes tan plácidamente!!

—Pero los ponis, por lo menos están despiertos para apreciar el esfuerzo que haces. En cambio, yo, hago todo y no hay ni una mosca que valore mi trabajo. al menos eso creía, porque ayer, tal vez estuve frente a alguien que por fin aprecie lo que hago. Y no pienso dejarlo ir.

—Entonces sigue desperdiciando tu tiempo, tratando de encontrar a un simple pony; Entre los cientos, que viven en canterlot. Yo me voy a dormir. —Se levantaría del trono, y tomaría rumbo a su habitación.

Entonces la princesa Luna, soltaría una pequeña risa

—Lo haré. !!!GUARDIAS!!! —gritaría usando "la voz real tradicional de canterlot"; que despertaría a todos los guardias de golpe. Forzándolos a fijar su atención en la princesa Luna—. Lo que estoy a punto de ordenares es de suma importancia. —Las miradas de interés de los guardias se intensificarían—. Necesito que busquen para mí, a un individuo, que se aloja en esta ciudad. —Las tres decenas de guardias que ocupaban la mitad del salón no se podían encontrar más interesados en la búsqueda.

—¿Y a quien hay que buscar? —Saldría la pregunta, de la multitud.

—A un niño. —Con esa respuesta todo el entusiasmo que se había acumulado desapareció de repente.

—¿Y la princesa Celestia, que opina de esto? —opinaría otro guardia.

—¿opinar sobre qué? —respondería Luna, con una tonalidad enojada.

—S...sobre gastar tiempo buscando a un niño —respondería un guardia cualquiera, ya que entre la multitud, no se podía distinguir quien era.

—Yo soy la princesa de la noche, así que no cuestionen mis órdenes. El niño tiene la crin de color rojo oscuro, le falta la oreja derecha y no ha de tener más de siete años de edad.

—Princesa ¿y como sabe que no está en su casa durmiendo, o con sus padres? —preguntaría otro guardia, intrigado.

—Yo sé que no. si encuentran al niño, y tiene padres, invítenlos a venir al castillo.

—¿Y si está solo como usted dice, y no tiene padres? ¿Cómo lo traemos? —Todos los demás guarías pusieron atención a la respuesta, pues era una pregunta que todos se cuestionaban.

—Ustedes sabrán ingeniárselas. Pero si lo encuentran, lo quiero aquí, de una manera u otra —demandaría la princesa de la noche—. ¿y bien? ¿qué están esperando? ¡¡¡muévanse ya!!! —al escuchar eso, todos se movilizarían, para iniciar la búsqueda por aquel niño que llamó la atención, de la princesa. ¿O ella llamó la atención de él?

My Little Pony: Era oscura (BETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora