Alguna vez, al verlas ¿no has sentido una sensación extraña? Siempre ganan, pero... ¿nunca has deseado que pierdan? ¿que sufran? ¿que se acabe tanta... felicidad? Yo... si te soy honesto... sí, lo deseo.
Cuando, ella, regresó de la luna, yo estaba...
La tarde no había sido demasiado diferente a la mañana. Ni al día anterior. Ni los días anteriores. La sensación de incomodidad y depresión por todo el pueblo simplemente no desaparecía. No importaba que hiciesen, ese sentimiento de tristeza ya se había impregnado en todos los rincones de el anteriormente pintoresco pueblo de Ponyville. Eso incluía a la hermosa granja de Sweet apple acres. Los arboles habían pedido su importancia y su color. Los pedidos de diferentes productos derivados del manzano, habían disminuido drásticamente. Tanto así, que las únicas entregas que se hacían eran repartidas por Applejack o Big mac en menos de una hora o dos. Siendo que en el mejor momento de la granja los pedidos llegaban desde muy lejos. Desde Canterlot, hasta Las pegasus, aclamaban las delicias echas en la granja de la familia Apple (tal vez ya no era así porque los clientes ahora tenían mejores preocupaciones que solo pedir jalea de manzana). Agregando que el otoño se había echo presente, el aspecto de la granja era un tanto decaído; Con los arboles desnudos y sus hojas secas en el suelo. El trabajo en la granja por alguna razón se había vuelto sencillo, no constando de más que unas cuantas tareas, que no se comparan con las de antes. En tiempos pasados nadie que viviese en la granja tenía un simple respiro. Pero en estos momentos. El trabajo escaseaba, y las pocas tareas que había se acababan en un par de horas.
Applejack se aproximaba al granero, con dos cestas en su espalda, llenas de mazorcas. Esas dos cestas eran el ultimo trabajo de su lista. Que no contenía más que unas cuantas revisiones a las necesidades de la granja, y recolectar unas cuantas cosas. Al terminar eso habría acabado por el día de hoy. No se encontraba cansada en lo más mínimo. Cuando antes, después de terminar, a veces lo único que hacía era subir a su habitación a dormir todo lo que quedaba de tarde y noche. Pero el sol ni siquiera se había escondido; Estando cerca del ocaso.
Pondría las dos cestas sobre un bloque de heno que había dentro del granero. Saldría, y vería que big mac se estaba dirigiendo a la cocina.
—¡¿Ya terminaste?! —preguntó Applejack, notando que Big mac, había terminado casi a la misma velocidad que ella. Recalcando la escasez de tareas en la granja.
—Seep —contestó Big mac.
La pony terrestre se quitaría su sombrero, solo para después ponérselo nuevamente. Seguiría a Big mac dentro de la cocina. Lugar donde, Apple bloom, comía un pedazo de tarta de manzana. Su cara estaba un poco decaída; Y su mejilla reposaba sobre uno de sus cascos.
—¿Qué haces terroncito? —preguntó la rubia.
—Un poco aburrida —contestó, mientras pellizcaba la tarta.
Applejack, trataría de buscar en la cocina algo para poder entretener a Apple bloom (y de paso a si misma). Pero al volver la mirada, vería a Big mac, junto con Sugar belle.
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La pony terrestre se quedaría pasmada al verlos. No de la impresión; Sino que por otra razón. Una que no era capaz de explicar. Simplemente sentía haber visto eso antes. No con big mac. En vez de ellos eran otros ponis.
