Capítulo 1. Chiquita

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El señor Aarón Sandoval, era un reconocido doctor de New York, estaba casado con Carolina Ramos que era una mujer de negocios, ambos venían de familias que poseían mucho dinero, se conocieron en una fiesta organizada por los padres de Carolina, resultaba ser que sus padres fueron grandes amigos, no fue muy difícil unirlos justo por eso ya que luego de aquel primer encuentro aparecieron más.

Así el amor les llego, mientras que Carolina tuvo que pelear con su hermano para poder ingresar al negocio familiar, Aarón se graduaba como doctor, al final las cosas no salieron muy bien, Carolina se fue con Aarón su marido a Estados Unidos donde invirtió su dinero en el hospital que su marido estaba queriendo abrir, no es como si en México no lo hubiera echo.

Pero al ver que el deseo de su esposa era comenzar en otro sitió donde no le fuera tan difícil triunfar por ser mujer, empacaron sus cosas y partieron para allá, una vez el hospital se iba siendo reconocido nació su primer hijo varón, Rodrigo, dos años después llego Regina, por bastantes años fueron sólo ellos dos hasta que nació la más pequeñita, Altagracia, la fortuna de sus papás comenzó a incrementar por lo que en un futuro les tocaría a sus hijos encargarse del hospital.

No fue grande la sorpresa cuando los dos primeros se lanzaron a la carrera de medicina, sin embargo Altagracia decidió ir más por administración, desde pequeñita resultó ser muy inteligente, eso la mando a la universidad antes de tiempo, Regina era la más celosa por ello.

Mientras que ella debía quemarse las pestañas para poder aprobar el exámen, su hermanita debía de darle una pasada nada más, finalizando con sus estudios los mayores se quedaron a realizar su residencia en el hospital de sus padres, mientras que Altagracia salió a conseguir más experiencia en otros países, en una de sus salidas encontró el amor, su primer gran amor, sin embargo aquello no duró mucho pues termino en tragedia.

Sus padres creyeron que luego de un golpe tan grande ella se regresaría a casa pero pues no fue así, ella continúo trabajando con gente muy importante, llenando su mente de buenísimas estrategias financieras, aprendió a dirigirse con la gente de una manera cordial pero efectiva, si bien infundir miedo en tus empleados es un buen método, ella prefería ser amable.

Sin embargo también tenía la mano dura, lo cual pudo probar varías veces, que fuera una persona comprensiva, paciente e incluso amable, no significaba que no podía ser una hija de la fregada cuando te metías con su trabajo o cuando perjudicabas a los demás con tu incompetencia, realmente podría destruirte si se le daba la gana.

Pero su estadía en el extranjero había terminado, su madre le pidió que viniera a encargarse del hospital ya que ella se retiraría para poder descansar al fin, además quería aprovechar que sus nietos aún estaban en esa edad de la inocencia, sería la típica abuelita que da consejos, te defiende de tus papás, prepara postres deliciosos y claro, te pasa un dinerito extra a escondidas de tus papás bajo la mesa.

Por otro lado su papá no tenía deseos de hacer lo mismo, menos ahora que estaban decidiendo quienes serían los próximos doctores que conformarían la mesa directiva, ya que varios fueron despedidos o se jubilaron, entre ellos obviamente entraban sus hijos, pero por ahora debía analizar a los demás, si bien tenía muy buenos jefes en cada especialidad, no todos tenían la madera para poder sentarse allí y poder resolver problemas.

El jefe de cardiología era un excelente prospecto, lo eligió como jefe pues era el residente más talentoso, una vez paso a ser titular explotó aún más su talento, realizaba todo el tiempo cirugías de alto nivel atrayendo a más pacientes, lo que era bastante bueno para el hospital, además de eso era bastante tolerante con los residentes, probablemente José Luís sería el siguiente en ocupar un lugar en aquella mesa, pero por ahora sólo sería observado, tampoco era un pan de Dios, digamos que el doctor Navarrete era algo zorro...

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