Capítulo 18. Solita

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Se acomodó en el que por ahora sería su cuarto luego de abandonar a su papá en la sala, de todos modos su ahijada no tardo mucho en atravesar aquella puerta para hacerle compañía, mentalmente lo agradeció pues así su cabeza estaría enfocada en ella y no en lo que normalmente pensaba, que pues era el recuerdo de esa noche, su intención era quedarse allí en la cama viendo películas con Cami pero el almuerzo ya estaba servido.

La pequeña le rogo tanto para que comiera con ella que no pudo decirle no, el almuerzo fue un poco incómodo por el incidente de la sala, Carolina trataba de averiguar que les paso pues hasta hace un rato estaba todo decente, cuando Cami termino de comer se despidió alegando que necesitaba recostarse un momento, su ahijada se quedaría otro poco compartiendo con los abuelos ya que anhelaba comer el postre ya después alcanzaría a su madrina.






- Que fue lo que le dijiste? ‐- susurra cuando Cami va a la nevera

- Nada -- le resta importancia ‐- Es algo entre ella y yo

- Cómo que nada! -- cruza los brazos -- Ni siquiera te quiere ver a la cara

- Mujer, esto no te concierne, si yo la cague con mi hija no te metas -- toma de su agua

- Pues resulta que también es mi hija así que voy a meterme -- advierte -- No entiendes que paso por algo grave? Está sufriendo

- La niña viene -- avisa






Cami comenzó a sentirse incómoda por el ambiente que sus abuelos estaban creando, en breve se venía una pelea, así que se fue con su helado hasta el cuarto de su madrina, la encontro allí salteando canales sin ganas de ver algo realmente pero cuando la vio allí parada frente a la puerta, le regalo una pequeña sonrisa antes de invitarla a pasar, subió a la cama ganándose una sesión de mimos mientras comía de su helado y veía caricaturas.






- Peleaste con el abuelo? -- la mira

- No amor, sólo fue una pequeña discusión -- suspira --  El abuelo a veces olvida que ya crecí

- Mi papá también -- se recarga en ella

- Supongo que siempre nos van a ver cómo a sus bebés ‐- ríe -- Pero a ti aún te falta mucho por crecer así que tu papá tiene permiso para verte como a su bebé

- Pero ya crecí! -- se queja

- Mi amor yo todavía te veo como a esa bolita que lloraba muchísimo -- la abraza -- Tu papá debe verte igual

- Ay pero ya no soy así de chiquita! -- ríe

- Bueno pero así te veo -- da de hombros

- Pero cuando tengas a tus hijos ya no me vas a recordar -- cruza los brazos

- Que cosas dices! -- finge estar sorprendida -- Tú eres mi hijita, la primera bebé que cuide

- Y Isabela que? -- la ve

- Regina decía que le podía tirar a su hija -- vuelve a reír -- Entonces no me la presto hasta que fue ya más grandecita, osea que si se caía no iba a morirse, según ella -- hace una mueca sobando sus costillas -- Pero tu papá si confío en mi para cuidarte, por eso soy tu madrina

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