Capítulo 2: No quiero ser lo mismo

5 1 0
                                    

Hoy pasó nuevamente. Suena hasta tonto si se dice sin el contexto necesario, pero yo simplemente lo aborrezco con toda mi alma. Ver a mi madre borracha otra vez, diciendo cosas sin sentido, haciendo cosas que nos incomodan a todos y vomitando me resulta asqueroso. Es seguro que todo eso tenga que ver con el hecho de que no ha sido la primera vez que sucede. En realidad, acepto que el rechazo y, a la vez, predisposición que tengo hacia las bebidas alcohólicas y los cigarrillos es simplemente el hecho de que mis padres fueron adictos durante gran parte de mi vida.

Ver a los dos borrachos junto a otro montón de adultos que yo ni siquiera conocía en mi casa hasta tarde era una situación perfectamente normal para mí. También fumaban mucho, o hacían ambos a la vez. Aún ahora no soporto el olor que emanan y siento que quiero escupir mis pulmones y patear a quién esté fumando cada vez que tengo la desgracia de volver a encontrarme con él. Olvidaban que estábamos niños ahí; podían estarse besando como si estuvieran solos o empujandose agresivamente o solo cayéndose y a ellos no les importaba. Recuerdo que hasta hubo "accidentes" importantes, como que una persona saliera con unas cuantas cosillas rotas.

Algo que me molestaba (aunque no lo entendiera bien en ese entonces), era el hecho de que mi padre de cierta forma me hacía responsable de la cantidad que bebía. Recuerdo que siempre me decía que debía recordarle cuando parar, o cuantas copas ya eran suficientes o que no debía mezclar ciertas cosas, etc. Obviamente un adulto borracho no escucha a un niño diciéndole que pare de hacer algo que le gusta, por el contrario me decía que dejara de molestar o que no era asunto mío, solo para que al día siguiente me reclamara porque yo no lo había detenido.

Recuerdo que se molestaban con nosotros por pedirles que dejaran de hacerlo, o por mencionar que claramente lo que hacían no era bueno ni para ellos ni para nosotros. Siempre que tocábamos el tema se ponían a la defensiva. Éramos siempre varios niños juntos en alguna habitación, jugando e ignorando la bulla que venía de abajo y todo lo que nosotros sabíamos que eso significaba. Tristemente, tengo el vago recuerdo de estar llorando en los brazos de una familiar, que era apenas algo mayor que yo, por algo que había pasado abajo, pero mis recuerdos están cortados.

A veces tengo la sensación de que huelo humo de cigarro aunque no haya ninguno cerca. Se siente o no si el olor proviniera desde dentro de mis propios pulmones, casi como si todo el humo que tuve que inhalar se hubiera quedado encerrado en mi pecho y que en ocasiones sale. Es un mala sensación.

Es triste pensarlo, pero el hecho de que papá haya sido tan agresivo con nosotros de pequeños nos da una ansiedad terrible cuando lo vemos enojado, y es aún peor cuando se mezcla con el alcohol. Me gustaría que no fuera así, pero no es una mentira cuando digo que aún hoy le tengo terror a mi padre. Me da miedo lo que puede hacer; tal solo la idea de disgustarlo en lo más mínimo o escucharlo levantar la voz es como sentir un golpe que me trae a la realidad como si me dijera "prepárate para huir". Es hasta gracioso, en el mal sentido de la palabra, cuando recibo comentarios como: "Cuando aparece tu papá te comportas como un robot, dejas de hablar y te pones a su lado sin hacer nada", (inserte una risa inocente que resulta dolorosa para mí).

Hoy en día, tratan de mantener sus (anteriormente) adicciones como una costumbre sana y consciente, y al menos uno de ellos lo logra casi siempre y lo utiliza con responsabilidad. Por otro lado, mi madre termina cayendo en eso una y otra vez, y yo ya estoy cansado; siento que me enferma. Es peor cuando se mezclan problemas familiares importantes de por medio, porque es cuando siento la ansiedad y el terror venir a mí porque es demasiado parecido a cómo eran en esa época, tal cual podría ser estrés postraumático o algo así. Es muy detonante tocar el tema y aún me sigue provocando bajones en mi ánimo y ganas de vivir. Me hace querer irme muy lejos, dónde no tenga que volverlos a ver.

Lo peor es que a veces siento que caigo en lo mismo. Una vez que estaba recordando y relatando una experiencia muy fuerte que tuve siendo muy pequeño, me sentí tan abrumado y ansioso por el recuerdo que simplemente empecé a tomar de lo que tenían guardado sin que se dieran cuenta. Me da tanto asco admitir que yo podría ser exactamente lo mismo que ellos... Porque lo hice a pesar de que estaba en presencia de otra persona, no pude evitarlo. Yo quiero escapar de eso, hago todo lo que puedo, pero cuando se lucha solo, simplemente tienes que aceptar que vas a perder a veces.

Al menos todo eso me dio la determinación de que no quiero ser como ellos.

-El Caballero

Memorias Del EstigmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora