Capítulo 4: El Cuerpo Que Se Rompe

5 1 0
                                    

Varios de nosotros hemos llegado a la conclusión de que la carencia de un elemento que rompa con la seriedad de nuestra vida es lo que nos ha estado ahorillando a estos extremos. Nuestros padres siempre fueron personas apáticas y poco pacientes con nosotros, tanto cuándo éramos niños como ahora. Para ellos, nosotros somos los hijos más perfectos y felices que alguien podría desear...hasta que no lo somos. Es un concepto sencillo realmente, nosotros lo llamamos "te quiero cuando no eres una molestia para mí y únicamente cuando haces y eres todo lo que yo te digo que hagas o seas". Es decir, mientras estemos dispuestos a abandonar nuestra individualidad como personas y seamos simplemente algo que está ahí sin molestar, estamos bien.

Es hasta divertido ver cómo presumen ante otras personas lo perfectos que somos y cómo no les hemos causado problemas como otros adolescentes sí lo hacen. Bueno, eso no es lo que nosotros diríamos para definir esta "relación" de padres a hijos. Al contrario, han habido tantos problemas que todos deciden simplemente ignorarlos y pretender que nunca pasaron; cómo el hecho de que mamá literalmente nos ve como un objeto o nos odia (dependiendo del día), que papá nos deja de lado siempre por ser mujer, cómo ignoran el estado de nuestra salud, etc. Deciden ignorar todos esos recuerdos, que para nosotros fueron traumáticos, porque simplemente no pueden vivir de otra forma que no sea la negación.

Nos odiaban cuando éramos niños por el simple hecho de ser niños; no nos podíamos reír mucho porque estábamos siendo demasiado ruidosos y molestos, no podíamos jugar con otros niños porque eso era estúpido o porque simplemente no tenían ganas de ponernos atención, así que era más fácil tenernos todo el día en la casa. Recuerdo que ni siquiera nos dejaban usar curitas para nuestras heridas que naturalmente nos hacíamos, porque eso también era estúpido y éramos una niña débil e inconveniente. No podíamos querer una muñeca, porque las cosas que las "niñas" quieren son estúpidas e innecesarias. No podíamos usar vestidos o faldas porque éramos "provocativos"... ¿Cómo es que una niña, en un vestido de niña pequeña, es provocativa? O bueno, tal vez solo era demasiado inconveniente que fuéramos así porque papá siempre parece decepcionado de que no seamos hombres en primer lugar.

Pensamos que la razón de la existencia del Caballero, el Barón y el Bufón se debe a eso; el hecho de que mientras crecíamos nos metieron tanto en la cabeza de que éramos estúpidos e inconvenientes, que llegamos a odiar ser una mujer. También hubo otros elementos que no detallaremos ahora, pero no podemos negar que nos hicieron odiarnos a nosotros y nuestro cuerpo tanto que ahora las personas que nos conocen seguramente nos habrán escuchado decir más de una vez "me hubiera gustado ser hombre", o "es mejor ser hombre". Para nada creemos que la mujer es inferior o débil en sí, sólo es como desafortunadamente aprendimos a percibirnos a nosotros mismos y es tan triste... No odiamos ser una mujer, odiamos lo que ha representado para nosotros el mero hecho de ser una; sertirse débil, vulnerable, a la merced de todo el que quiera hacerte daño... además de la inseguridad que ya es común que las mujeres tengan por su apariencia.

Hasta ahora hemos estado logrando pequeñas cosas que podrían parecer absolutamente mundanas y hasta vanales, pero que para nosotros significa un paso más cerca a la aceptación de quiénes somos. El simple hecho de maquillarnos y usar un vestido en zapatos lindos ya es una revolución para nosotros; algo que jamás nos hubiésemos atrevido a hacer en el pasado. Lentamente logramos abrazar esa parte de nuestra persona que contiene nuestra feminidad, que había sido tan terriblemente atacada sin razón alguna, aunque no es una lucha fácil.

No podemos negar que a veces sentimos disforia de género y entonces odiamos cada parte de nuestro cuerpo. Nuestra cara, nuestros pechos y caderas... Simplemente odiamos vernos en el espejo y ver que lo que sentimos es asco y vergüenza. O sentir que estamos abandonando la niñez, que nunca logramos superar en primer lugar, y que ahora nuestro cuerpo representa otra cosa para el mundo. Esto es terrible cuando se mezcla con el factor de que nuestra familia es machista, del tipo que piensa que cuando ocurre una violación, la mujer tiene la culpa por cómo iba vestida...

Es cansado tener que lidiar con problemas que tú no tenías, sino que otras personas se encargaron de crear para ti... Para que te carcoman el resto de tu vida y hagan sentir como si fueras lo más desagradable e indeseable que han tenido la desgracia de ver. Que nosotros nos estemos acercando nos hace felices, que nosotros podamos convivir juntos sin pelear y que podamos estar juntos nos hace sentir que tal vez, algún día, podamos sentirnos plenos con quiénes somos.

-La Dama y El Caballero

Memorias Del EstigmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora