Capítulo 14: Estás Manos Son Mías

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Han sido años interminables, siempre vienen uno tras otro de forma penosa y solitaria. He llegado al punto en que solo grito sin parar para que alguien me mire, pero nunca lo hacen. Nunca me miras, es más, cuando lo haces solo hay cansancio y molestia en tus ojos. Lo que no sé si entiendes es que yo estoy igual que tú, pero eres cobarde y tan terco en tantas cosas...

Estoy harta de todo. La presión nunca se va y está enfermedad en mi pecho siento que me consume con pesadez. Estoy en el extremo en que podría jurar que hay un líquido negro en mi corazón que me está envenenando. Si no fuera por ti, creo que ya hubiera intentado tomar un cuchillo y sacarlo yo misma, aunque supiera que eso acabaría en mi muerte.

La muerte... ¿Qué más da? Te empeñas en hablar cuando sabes que nadie te entendería o siquiera intentaría hacerlo. Ellos no han visto lo que nosotros hemos visto y no han vivido lo que nosotros hemos vivido. No te escuchan y no te entienden cuando lo que les estás pidiendo es una razón para seguir con vida.

¿Qué era lo que decías? Algo así, cómo: "Dame algo para luchar, tan solo dame algo con lo que luchar, aunque sea pequeño". Nadie te escucha, nadie sabe tu nombre, nadie te ve y nadie jamás se dará cuenta.

Yo soy tu enojo y tu frustración, soy lo que no quieres aceptar de ti mismo. Si tan solo te atrevieras a dejarme ser... Pero te doy miedo.

"¿Por qué no te vas y me dejas libre?"
Porque jamás te atrevería a serlo.

Me gusta verte intentarlo. Estás tan desesperado que haces bromas ligeras acerca de lo mucho que te gustaría morir... Pero sientes pánico al pensar que tu cuerpo estaría sobre una camilla de metal frío... Probablemente ese mismo día incluso... No quieres ser un cadáver, no quieres que te vean con lástima y no quieres que te llamen débil ni que te den su compasión.

Seguro por eso terminas siempre tan solo. Te empeñas tanto en hacer todo por ti mismo que ya nadie puede tomarte en serio cuando necesitas ayuda. Te quejas: "No debería tener que llegar tan bajo solo para que me crean". Seguramente, pero si algo he aprendido es que nadie tiene el tiempo para preocuparse por otros, aunque tú quieras pretender que te importan tus amigos.

Me hace gracia lo invisible que eres. Quiero decir, ¿qué te cuesta simplemente admitir que te quieres morir porque estás tan cansado de pasar tantos años de dolor incesante y de soledad asfixiante? ¿Por qué no dices que ya estás absolutamente harto de todo y que quieres gritar? ¿Por qué no les aclaras que no es un quejido de niño perezoso, sino que realmente ya no soportas más estar vivo?

Me encantaría que lo dijeras, después de todo estás así prácticamente todos los días. A estas alturas me estoy empezando a preguntar si estás esperando a que yo lo haga por ti. A mí no me molesta la camilla de metal, ni me molesta esa imagen de sangre que a ti te hace vomitar... Pobrecito... No debiste haber visto eso. Ahora esa imagen y el olor ya no desaparecen de tu mente y son tu maldición. Ahora de vez en cuando serás asaltado por esas imágenes y tus lindas alucinaciones con tus amiguitos en descomposición.

¿Qué tan malo sería? Ya ni siquiera te darías cuenta, y al final da igual si hay un dios o no. Creo que sería mejor para ambos si no lo hubiera, así simplemente desapareceríamos de una buena vez. Es bastante gracioso que lo que más te dé miedo acerca de la muerte sea convertirte en un cadáver que el hecho de si hay algo después de ella en sí. Realmente estás traumado por esas escenas; te asusta más tu cuerpo que la incertidumbre de una gran pregunta.

Das mucho más de lo que recibes, tanta gente confía en ti pero tú no confías en nadie. Eres piadoso con todos cuando te dicen que ya no pueden más, pero cuando se trata de ti, eres estúpidamente cruel. Siempre te estás preocupando... Siempre estás validando a otros... ¿Y tú qué obtienes a cambio? Ni siquiera eres honesto contigo mismo. Solo deberías morir de una vez.

Me hacen querer sacarme los ojos de la presión o desgarrarme los brazos, ambos sabemos que ya hemos pasado por tantas cosas que ya no podemos más. Pero eso nadie lo escucha, porque somos mudos. Desearía vivir eternamente encerrada en mi pequeño mundo.... Es un mundo en decadencia, soledad y sangre, pero sigue siendo el mío... Esta sangre es mía y estas manos me pertenecen. Te mataré con ellas si me lo pides.

Y si no es por ti, entonces al menos déjame morir... Por piedad.

...¿Te gusta lo que hice?

¿Te gusta lo que hice?

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-Sombra.

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