•{ 2 }•

724 64 7
                                    

Kazumi se despertó a pesar de seguir cansada, tomó su uniforme y se dirigió al baño donde hizo sus necesidades y tomó una ducha.

Ya cambiada volvió a su habitación para guardar los libros que necesitaría ese día, encontrando junto a dichos objetos un regalo.

Comenzó a golpetear el escritorio con uno de sus dedos mientras pensaba en si debía llevarlo o no.

Quizás era demasiado.

Podría no gustarle.

Si hubiera invertido la cantidad de horas que estuvo recorriendo locales para encontrar ese juego en preparar un pie, se hubiera ahorrado las dudas de esa mañana.

Tuve que haber escuchado a Akihiro. Pensó recordando las palabras de su hermano mayor.


Suspirando arrepentida por sus decisiones pasadas, tomó dinero de su alcancía y lo guardó en el bolsillo de su blazer.

Pasó por la cocina del lugar que comenzaba a llamar hogar, inspeccionó y no se sorprendió al ver que efectivamente estaba vacía.

Le envío a su padre un mensaje para informarle que ya había salido de su casa, cerró la puerta y sin olvidarse de colocarse sus auriculares comenzó a caminar hacía la escuela.

Como le era costumbre, frenó en la cafetería cercana a su preparatoria.


Pausó su música y entró saludando con amabilidad a los empleados, quienes ya la reconocían.

Entre pequeñas charlas que apenas y si podía mantener con ellos, pidió el mismo americano de todos los días y junto a él un pequeño pie de manzana para llevar.

Después de pagar se hizo a un lado para esperar su pedido, sacó su celular y abrió la aplicación Sudoku para matar el tiempo.

—Así que hoy si vas a comer algo— Comentó alguien parándose junto a ella.

Pausó el juego y giró su cabeza hacía el dueño de la voz, encontrándose con el rostro alegre de Nase Hiroshi.

Un chico de su escuela, especificamente de primer año, a quien por alguna razón le había caído bien.

Kazumi asumió que su pregunta mental sobre el cómo se habían enterado de su pedido era notoria pues antes de que pudiera formular su pregunta, el chico señaló con un gesto el ticket que estaba sobre el mostrador.

—No es para mí—Comentó indiferente, guardando su celular al ver que estaban trayendo su pedido.

El menor, aunque moría por preguntar para quién era o el por qué le estaba comprando algo, se tragó su curiosidad sobre el tema.

Unos pocos segundos después trajeron la compra de la rubia, la cual agradeció educadamente y guardó con sumo cuidado el pie en su morral.

Tomó luego su café y, tras comprobar que el gusto fuera de su agrado, saludó para retomar su camino a la escuela siendo copiada y seguida por Nase.

—¿Té?—Preguntó luego de un rato señalando el vaso del chico, quien asintió contento.

—Y dos donas—Agregó extendiendole a Kazumi la bolsa donde se encontraba dicho alimento.

lover of mine | kozume kenma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora