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Todos hemos oído hablar de las almas gemelas.
Dos personas que están destinadas a estar juntas.
No importa que tan alejadas estén, existe una fuerza externa que se va a encargar de unirlas.
E...
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La alarma fue lo que llevó a Kazumi a darse cuenta de que la noche había terminado, y que los cinco minutos más que se prometió estudiar se volvieron horas.
Sin mucha otra cosa que hacer, y obligándose a cortar su momento de estudio, decidió realizar su rutina diaria y bajó a buscar una taza cargada de café lo mas puro posible con la esperanza de que reemplazara su horas de sueño.
Un fuerte dolor en su cabeza aparecía cuando veia las paredes blancas de su casa, y sus ojos ardían por haberse esforzado de más.
Era claro que el desvelarse le pasaba factura, pero debía seguir haciéndolo si quería comenzar a formar parte del equipo de gimnasia rítmica y al mismo tiempo mantener su promedio.
-Buen día-dijo su padre entrando a la cocina.
-Hola- la saludó ella, acabando su bebida.
-¿Dormiste bien?- preguntó sacando un recipiente donde pudiera prepararse un té, por lo que no podía ver las marcadas ojeras de su hija.
-Si-se limitó a responder.
El celular de su hermano que por alguna razón descansaba en el bolsillo de su bata vibró, por lo que lo sacó y colocó su huella para abrir el mensaje.
Su curiosidad por el mismo no era el nombre del emisor, pues realmente no le interesaba mucho lo que su hermano hablara con Kuroo Tetsurou. Lo que la llevó a abrirlo fue el ver su propio nombre aparecer al inicio del mensaje.
Diler a Kazumi que la vamosd a pasar a busdcart.
La rubia rió al ver los pequeños errores de tipeo, posiblemente causados por haber intentado escribir rápido.
-¿Te van a pasar a buscar?- cuestionó revisando por encima de su hombro, por lo que de manera instantánea escondió su teléfono.
-Eso es invasión a mi privacidad.- se quejó mientras escribía una respuesta, manteniendo el aparato bien cerca suyo para que su progenitor no puediera ver lo que hacía.
-Pero ¿Vienen o no?
Guardó el celular luego de responder y se giró hacía el señor Minatozaki, quien la miraba curioso escondiendo la mitad de su cara con su taza de té.
-Si.
Kurumi sonrió.
-Me alegro. Me quedo mas tranquilo si vas a acompañada. -Comentó.- Además, me alegra que hicieras amigos -puso su mano sobre el cabello de su pequeña y la despeinó-Puedo ver que son buenos chicos, y noto que te hacen más feliz... ¿Kenma también va a ir caminando con ustedes?-preguntó con cierto tono burlón, haciendo que Kazumi rodara los ojos.
