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¿Qué ocurrió ese día?

Kazumi era consciente de a dónde quería llegar Kenma con esa pregunta, pero había esquivado ese tema mucho tiempo y sabía que iba a poder hacerlo una vez más.

Al fin y al cabo había pasado dos años construyendo un enorme muro utilizando esa situación como uno de los últimos ladrillos que acabó de marcar la distancia entre ella y sus "amigos". No iba a dejar que se derrumbara tan fácil, no luego de todo el trabajo que le había costado crearlo.

Pero sentía como un terremoto estaba por llegar y aunque la pequeña Kazumi de catorce años que habitaba dentro de ella tenía miedo, la ella actual se estaba cansando de tener que cuidarlo para que no se agrietara por lo que le causaba cierta curiosidad lo que ocurriría cuando esa enorme pared dejara de existir.

Sin embargo, la pequeña Kazumi aún ocupaba mucho más espacio que la de -casi- dieciseis. Por lo que intentaría matenerla lo más firme que pudiera, al menos por un tiempo más.

—¿La vez que me encontraron llorando en el salón? —preguntó luego de un rato, fingiendo ignorancia

No era eso a lo que se refería, ella lo sabía y él se daba cuenta de lo que quería hacer. Aún así, le siguió el juego pues no podía obligarla a hablar (no se confundan, claro que tenía la capacidad para conseguirlo, pero decidía no hacerlo).

—Si—Mintió a medias, pues al final seguía siendo una de sus dudas.

Kazumi suspiró y forzó una sonrisa, pensando en que decir.

—Es realmente una estupidez, yo... uhm... —la chica llevó sus rodilla más cerca de su pecho y sobre estás comenzó a jugar con sus dedos, deseando tener su cubo rubik con ella pues este le ayudaba a pensar las cosas con más claridad. Quizás así le sería más fácil explicarse—El semestre pasado no me fue tan bien como pensaba que me iba a ir y ese día en específico recibí un examen con una nota más baja de lo normal... —su jugueteo comenzó a ser más rápido, al igual que la velocidad con la que hablaba— Básicamente lloré por una nota, jaja —Un sonrojo notorio apareció en su cara tras darse cuenta de lo que había dicho, sintiendo extrema vergüenza —Repito, se que es estúpido pero, yo... Uhm...

Kenma asintió, levemente orgulloso de que su conclusión sobre esa situación había sido la correcta.

Aún así eso solo le causaban más dudas como el por qué Kazumi se preocupaba y esforzaba tanto por la escuela. Conocía a sus compañeros y honestamente le hacía falta un milagro para poder superar sus notas, estaba en primer lugar sobrepasando por mucho al segundo puesto.

—Es verdad que no lo entiendo, para mi una nota no es más que un número. —Murmuró llamando la atención de la chica, pero antes de que esta pudiera hablar él aclaró sus palabras —Pero eso no lo vuelve estúpido.

No fueron las palabras más alentadoras o dulces del mundo, y aún así habían logrado penetrar el corazón de la rubia.

Sintió un pequeño calor en su pecho, uno que hacía tiempo no aparecía.

El pensamiento de que quizás podía confiarle a Kenma muchas otras cosas más le vino a la cabeza, y aquel miedo a acabar aportandolo se esfumaba de a poco.

—Con sinceridad no se para qué me esfuerzo tanto, soy consciente que el mundo no se va a acabar por una nota pero a veces así se siente.

Kenma no se preocupó por buscar palabras de aliento o algún consejo. Con sólo mirarla entendía que lo único que ella necesitaba en ese momento era aquello en lo que él se especializaba: callarse y escuchar.

lover of mine | kozume kenma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora