. . . . . . . •{ ☁️ }• . . . . . . . .
Todos hemos oído hablar de las almas gemelas.
Dos personas que están destinadas a estar juntas.
No importa que tan alejadas estén, existe una fuerza externa que se va a encargar de unirlas.
E...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una de las situaciones más comunes dentro de la escuela son las excursiones y la preparatoria Nekoma no era la excepción.
—Toda la escuela irá al teatro para ver una obra en inglés, y estamos tratando de arreglar bien las cosas para poder ir a un acuario que queda por la zona. —Explicaba el profesor lo que habían hablado en la junta—Cada clase tiene un día asignado aunque el nuestro aún falta confirmar—Tomó el papel que se le fue otorgado desde dirección y comenzó a leer, procurando no olvidarse nada.—En la semana se notificará a sus padres, aún así es necesario que sepan que deben traer una autorización y el dinero.—Levantó la vista de la hoja y miró a sus alumnos.—¿Alguna pregunta?
Una chica sentada no muy lejos de nuestros protagonistas levantó la mano.
—¿Si?
—¿Los delegados van a estar a cargo de la asignación de asientos y grupos para el viaje?
Una pequeña sonrisa se formó en el adulto, una que causó un escalofrío en cierto chico de cabello bicolor.
—Si y no—De su banco tomo una hoja y se la llevó a uno de los delegados de la clase—A ellos se les informó unos días atrás sobre el viaje y juntos decidimos que lo mejor sería seguir el orden de los bancos, además que durante el viaje no hay necesidad de crear grupos pero por razones de organización, comodidad y seguridad preferimos hacer parejas... O sea, grupos de dos personas—Volvió al frente, dando una vista general al salón con un enorme gesto de felicidad—Los grupos ya están decididos, ahora su compañero les dirá con quien les tocó ¿Alguna otra pregunta?
Todos los estudiantes quedaron quietos y en silencio hasta que un par negó con la cabeza.
—Bien. En un rato va a tocar la campana del almuerzo, usen los minutos restantes de la clase para hacer lo que quieran... Si lo usan para los deberes sepan que pueden preguntar lo que necesiten.
Kazumi asintió, al igual que sus compañeros, y guardó todo a excepción de un libro. Lo abrió y continúo con la lectura que había comenzado esa mañana en el tren.
