CAPÍTULO 15

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Tras una media hora en coche llegamos a un restaurante con temática de Texas. Los camareros y camareras van vestidos con gorros y botas de cuero. Huele a carne a la parrilla y patatas fritas, pero mi apetito no hace presencia.

Nos sientan en una mesa y nos dan la carta, miro a Axel de reojo, está concentrado en una de las camareras, me lo esperaba si soy sincera, es muy guapa, morena y tiene un cuerpazo. Dejo de mirarla para volver a mirar a Axel y este me esta mirando a mi.

—¿Qué?— le digo borde.

Él se limita a sonreír y nada más.

Huiría de no ser porque me volvería a atrapar, estoy herida, sin ganas y muy muy cansada.

•••

Ya hemos vuelto, no me había fijado en el edificio en el que estábamos; era negro y muy moderno, arquitectura abstracta, grandes ventanales que no dejan ver el interior del edificio y una puerta enorme para el garaje, donde estoy segura que caben cuatro coches en fila.

Subimos dos pisos de escaleras y llegamos a mi habitación.

—Hay una piscina abajo, y en el tercer piso tienes gimnasio y cocina— me dice sin expresión alguna.

—¿Ya no te preocupas si me escapo?—le pregunto.

—No, mañana por la mañana tengo una reunión pero por la tarde te llevaré a tu casa si lo deseas— me murmura.

Asiento lentamente mirando al suelo analizando lo que me ha dicho. Le suelto un "vale" casi inaudible y suena el pitido de la puerta de mi habitación. Abro la puerta y Axel me dice:

—¿Me harías un favor Kat?—me giro.

—¿Por qué le haría un favor?— me pregunto.

Espero a que continúe.

—Mañana veo a alguien muy importante y necesito que haya una presencia femenina, no me gustaría que se nos fuera de las manos—me explica pasándose la mano por la nuca.

—Vale— escupo las palabras antes de analizarlas.

Cierro la puerta y me tiro en la cama. ¿Por qué he echo eso? No tenía intención de decirle que si. Mi cabeza me decía que me alejara, pero mi corazón se abría hueco entre mis preocupaciones y solo tenía buenas intenciones, conocerle.

Ya es por la tarde, cosa de las seis.

Me levanto para buscar algo que hacer y veo varios libros en las estanterías y cuadernos. Busco entre los libros y entre ellos veo Orgullo y Prejuicio. Uno de mis libros favoritos, lo cojo y me siento en la cama.

•••

Han pasado tres horas y estoy ensimismada. Oigo como llaman a la puerta, alzo la vista y veo a Axel con un vaso de agua.

—Tienes que tomarte los medicamentos— me dice extendiéndome el vaso y señalando la mesilla.

Me incorporo y cruzo las piernas, empieza a abrir cajas y a poner pastillas en su mano. Me da tres diferentes, me las tomo y se me queda mirando. Ruedo los ojos y le enseño el interior de la boca para que vea que me las he tomado.

Una vez satisfecho se levanta y me dice que ha comprado helado, está en el congelador de la cocina por si tengo hambre y que él mientras hará algo de cena.

Dejo el libro a un lado y subo al tercer piso. La cocina es bastante moderna también, de mármol blanco y muy lujosa obviamente.

Me siento en una de las sillas de la isla con el helado de vainilla, mientras Axel va de un lado de la cocina a otro cogiendo ingredientes, empieza a pelar un tomate y una zanahoria.

—Eso puedo hacerlo yo si quieres— le digo dejando la cuchara en el fregadero y guardando el helado.

Me mira, y me pasa la tabla con el cuchillo y las verduras.

—Córtalo en cuadrados pequeñitos, es para la salsa de la pasta— me explica.

Me siento y procedo a cortar el tomate. En un intento de partir un cacho de zanahoria se me resbala y termino haciéndome un corte el dedo, suelto el cuchillo y dirijo mi dedo a la boca, absorbiendo ese característico sabor a metal al que tanto estoy acostumbrada debido a mis despistes. Cuando Axel ve la sangre en la tabla se gira hacia mi y busca la causa.

—Mira que eres torpe, no hay día en el que no te hagas algo— me dice con una sonrisa, busca el botiquín de debajo de un armario y me saca una tirita.

¿Por que me cuida tanto? Yo no he echo nada por él y él me tiene aquí como una princesa, bueno, eso ahora, antes era más una encarcelada contra su voluntad.

•••

Cenamos en silencio, ayudé a recoger y me fui a mi habitación. Me duché y cambié las vendas de mi cintura esta vez sin ayuda. Me acosté y puse la alarma en mi reloj para la reunión de Axel de mañana.

¿Por qué me secuestró a mi? ¿Por que no podía haber mandado cualquiera de sus matones a poner una bomba o lo que sea que quisiera que yo hiciera? ¿Qué tanto ocultas Axel?— pienso.

•••

Llevo ya media hora despierta, estoy duchada maquillada y solo falta ver que me pongo, inspecciono los armarios y veo un vestido blanco muy elegante, sin duda de pijos. Me lo pruebo y me esta perfecto, como una segunda piel y por último unos tacones rojos a juego con mi gloss. Me he planchado el pelo y sin duda parezco una estirada.

Abro la puerta de mi habitación y me choco con Axel esperando en la puerta.

—Pensé que no vendrías— me dice nervioso.

—¿Si pensabas que no vendría porque estás delante de mi puerta?—le digo con seriedad.

Me mira a los ojos y me da un repaso de arriba a abajo.

—Estás muy bonita— dice pasándose la mano por la nuca.

¿Axel haciendo cumplidos? ¿Que ha pasado y donde está el verdadero Axel? Me limito a esbozar una falsa sonrisa y a darle las gracias.

Subimos al ático por el ascensor, ese que no tenía ni idea que teníamos y que podría haber utilizado unas seis veces antes.

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KATIA   *(Horas De La Eternidad #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora