KATIA *(Horas De La Eternidad #1)

CAPÍTULO 20

Hoy es jueves, me despierto tarde, cosa de las diez y media, porque es fiesta en mi pueblo y no tenemos clase hasta el próximo lunes, lo que en parte me beneficia para poder terminar de ponerme al día con las asignaturas.

Desde la cama cojo el teléfono y leo las notificaciones:

Sarah:
—Esta noche hay fiesta, no acepto un no, si eso ya hablo yo con Justin o con tu padre—

Kat:
—Vale, necesito ropa, centro comercial 12 p.m?—

Sarah:
—Genial, aviso a los chicos—

Sonrío por volver a la normalidad, me ducho y me maquillo con eyeliner y un gloss un tono más rosado que mis labios, me pongo una falda negra y una camisa ancha blanca que tapo con un jersey también grande. Desayuno algo rápido, un plátano y una taza de café.

—Justin, ¿Me acercas al centro comercial?—le digo entrando en su habitación, teniendo últimamente la mala costumbre de no llamar.

—Si, tengo que ir a recoger unas cosas a casa de una amiga y me pilla de paso— me dice poniéndose la chaqueta.

•••

Estamos en el coche escuchando a Drake en la radio, y decido decirle lo de la fiesta.

—Vamos a ir una fiesta los chicos y yo esta noche— le digo mirando por la ventana y siguiendo el tempo de la canción con el pie.

—¿A que hora volverás?— me dice serio.

Le miro interrogante, nunca me habían puesto hora para volver, pero entiendo que ahora les de miedo.

—¿Qué hora crees que es la considerable teniendo en cuenta que he tenido que ir a recogerte a una fiesta en la madrugada teniendo clase al día siguiente?— le digo cerrándole la boca.

Sonríe negando con la cabeza sabiendo que ha perdido, asiento en forma de victoria y le escribo a Sarah que no hay problema para esta noche.

—Probablemente me quede en alguna casa de los chicos, no voy a llevarme la moto sabiendo que voy a beber— le digo

—¿Vas a beber?— me pregunta serio.

Le miro haciéndome la sorprendida, haciéndole entender que él no es el más indicado para hablar. Aún así me callo y le digo vacilona que si.

—Ten cuidado Kat— me dice preocupado.

Me deja en el centro comercial y me despido. Veo a Sarah en la puerta y tras unos minutos llegan Chris y Arthur acompañado de un tercero.

—Hola, soy Carlos— me saluda.

Abro los ojos y le saludo encantada. Es muy alto, rubio, atlético y tiene una sonrisa muy bobalicona.

•••

Ya hemos mirado alrededor de diez tiendas y estamos en la última, Chris y Carlos están cansados, en cambio Arthur no para de traernos vestidos de diferentes tipos y colores, nosotras nos los probamos y le damos nuestra opinión a la otra. Finalmente nos quedamos con uno cada una, el mío es negro, ceñido al cuerpo, con el escote abierto todo el esternón, y por el muslo.

Sarah opta por uno con un poco de vuelo y turquesa con un poco menos de escote pero que en ella luce genial. Los zapatos ya los teníamos en casa y ya iba siendo hora de comer. Decidimos ir al Rachel's, donde cada uno pedimos un plato de las famosas croquetas con patatas.

•••

Un par de horas después estamos en casa de Sarah, las dos solas con la música a tope y recién duchadas, para nosotras la casa de la otra es la nuestra. Me ondulo el pelo y ella hace lo mismo, se hace un moño recogiendo media melena y la otra mitad se la deja suelta. Nos maquillamos de noche y elegimos los zapatos, me da unos rojos y ella se pone otros negros pero un poco más altos, estando así a la misma altura.

Oigo el tono de llamada de mi móvil y lo cojo:

—¿Si?— digo mientras me perfecciono el pintalabios.

—Ya estamos abajo— le digo ok y salimos de casa.

Varios minutos después estamos todos en el porche de una casa enorme donde la música suena muchísimo, me sorprende que Carlos pertenezca a una fraternidad tan grande.

Nos servimos medio vaso de vodka limón cada una y nos lo bebemos de tirón, noto como me baja por la garganta quemándomela, la miro y está con la misma cara que yo, la cojo de la mano y la llevo a la pista de baile, levanto un poco los brazos por encima de mi cabeza bailando Swim de Chase Atlantic con mi amiga. Muevo las caderas y me muevo el pelo, bajamos, subimos, saltamos...

Después de un rato decido ir a por algo de beber, cuando entro a la cocina donde están todas las bebidas veo a mi amigo Arthur comiéndole la boca a alguien, giro sobre mi, me sirvo un vaso de vodka rápido y salgo de ahí dándoles un poco de intimidad.

Me siento en un sofá junto a Chris. Me sorprende de él que esté en una fiesta sin ninguna chica.

—¿Qué te pasa?— le pregunto.

—Estaba hablando con una chica y nos ha interrumpido el novio— dice estirándose y acomodándose en el sofá un poco desilusionado.

—Bueno pero para tu suerte, tienes una amiga guapísima que quiere fiesta, y con la que puedes bailar sin que ningún novio te interrumpa— le sonrío tirando de él.

Me lo llevo a bailar y nos movemos al unísono, somos amigos casi hermanos, pero muchas veces de broma aprovechamos estos momentos para salir ganando los dos. Él llama la atención de las chicas, y yo de los chicos.

Me pongo delante suya con mi espalda contra su pecho, me coge de la cadera y yo del cuello riéndonos, bailando así hasta que a lo lejos veo un chico que no deja de mirarme, se parece a... no, no puede ser, serán los efectos del alcohol.

Unos minutos después noto como Chris se aparta de repente, me doy la vuelta y le veo en el suelo.

—¡Chris!— digo.

Axel, tenía que ser Axel, tiene los ojos llenos de ira, y los puños bien apretados. Mierda.

—¿Qué cojones te crees que haces?— le pregunto ayudando a mi amigo a levantarse y comprobando que está bien.

Me mira con los ojos muy abiertos como si hubiese vuelto a sí mismo.

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