KATIA *(Horas De La Eternidad #1)

CAPÍTULO 11

—¡Kat!— oigo gritar a mi padre.

—Voy— digo terminando de escribir el párrafo de mi último deber de historia.

—Necesito que vayas a comprar cariño, estoy muy ocupado y no sé dónde está tu hermano—me dice.

Cojo el dinero de la mesa del salón y salgo.

Repaso una y otra vez la lista de la compra: Pan, comida para Toby, refrescos, zumo...

Sigo caminando a paso rápido, pues la moto no tenía gasolina. Es casi de noche, y no me gusta estar por ahí tarde.

Oigo el sonido de una furgoneta vieja que va más lenta de lo que debería. Me entra miedo, y empiezo a caminar más rápido todavía. Decido callejear y dar la vuelta a la manzana para volver a casa.

Cuando me doy cuenta estoy andando por una calle sola, no la reconozco así que abro Google Maps en mi teléfono. Mi casa está a diez minutos de donde estoy.

—Mierda— pienso.

Antes de mover la pierna noto como unas manos grandes me cogen y me tapan la boca. Se encienden las luces de una furgoneta y me meten dentro. Me tapan la nariz y la boca con un trapo y empiezo a ver como el aturdimiento me invade y los párpados me pesan.

•••

Veo borroso, las manos me duelen, me fijo en ellas y las veo agarradas con unas esposas cuando consigo enfocar más la vista, estoy en una habitación muy fría pero moderna. Huele a metal y a tabaco. Estoy en el suelo tirada y me han quitado el móvil y el reloj.

El miedo invade mi cuerpo, la piel se me pone de gallina y el pelo de la nuca se me eriza, siento el peligro y no se cual es.

Escucho un ruido en la puerta y me hago la dormida.

—Ya tenemos el TNT para el último cargamento de explosivos— gruñe una voz grave claramente de adulto.

—Perfecto, ¿Cuánto tiempo lleva así?—

—Dos días señor—

—Que se despierte y... Dadla algo de comer por favor, que no somos animales— dice una voz que me resulta conocida.

Oigo como la puerta se cierra y miro a los laterales de las paredes, ni ventanas, ni cámaras, espera... ¿Explosivos? ¿Por que me necesitan a mi un par de delincuentes con explosivos? Me empieza a entrar el pánico e intento soltarme, noto como empiezo a hacerme sangre pero me niego a resignarme a morir aquí sin apenas intentarlo.

—Veo que estás despierta— me dice entrando un desconocido y poniendo una bandeja con una magdalena y un vaso de leche en el suelo.

Me mira y espera a que lo coja. Ruedo los ojos y le enseño las manos. El tío se da cuenta del problema y me las suelta, me pongo de pie y le pego un puñetazo en la napia, este empieza a sangrar e intenta pegarme pero lo esquivo y termino haciéndole una llave que lo deja en el suelo semiconsciente. Cojo la magdalena y le doy un par de sorbos a la leche.

—Wow, veo que te sabes cuidar solita— ríe una voz a mis espaldas.

Me giro y veo a Axel con un traje muy elegante, estoy confundida ¿Esto es una broma?

—Déjame salir Axel, quiero volver a mi casa— le digo sin paciencia.

Él sale de la habitación y le sigo por intuición.

—Nos vas a ayudar Katia, si lo haces bien te dejaremos salir— me dice haciéndome un repaso con los ojos de arriba a abajo.

—Será cerdo— pienso.

—Entra ahí— me dice señalando una puerta.

Le miro y no me muevo.

—Que entres joder— me coge del brazo con sus anillos y me tira dentro de la habitación. —Ahora vuelvo— cierra la puerta con llave y se va.

Me acaricio el brazo, me ha hecho daño, las marcas rojas de sus dedos aparecen y me giro a la sala, hay un sofá rojo de cuero y una cama con sábanas rojas también.

—Nononono... Tengo que salir de aquí antes de que me hagan presa de sus deseos— me giro nerviosa y empujó el sofá hasta la puerta.

—Si yo no puedo salir lo mejor será que ellos no entren— pienso.

Me senté en la cama y esperé a que algo más pasara. Tenía la sudadera manchada y olía muy mal. Empecé a dar vueltas por la habitación hasta que me cansé y me quede dormida en la cama.

•••

Un ruido me despierta, están intentando abrir la puerta. Todos mis sentidos se despiertan y me levanto de la cama, la sangre sube hasta mi cabeza y me mareo. Segundos después me preparo para tener ventaja y atacar primero.

Nada más empujar el sofá aparecen dos tíos más altos que yo con cara de pocos amigos. Nos miramos y el de la izquierda decide atacar primero, le cojo el brazo y le doy una patada al pecho, noto un puñetazo en el costado y le doy una patada en el miembro inferior al de la derecha, le remato en la cara y trato de salir de ahí, pero siguen sin abrirse las puertas.

—Venga, tengo que salir de aquí— me digo.

Busco una llave o algo en los dos matones y nada. Oigo como la puerta se abre y sin ver quien está detrás le pego un puñetazo. Me doy cuenta de que la víctima ha sido Axel, definitivamente ya no me cae bien.

Este se tambalea pero me hace una llave que me deja inmóvil contra la pared. Oigo pasos en la habitación y veo como se llevan a los dos hombres. Cierran la puerta otra vez y Axel saca una pistola de 9mm que me pone en la frente y va bajando hasta mi cuello.

—¡Suéltame!— le grito intentando deshacerme de él.

Este presiona la boca de la pistola contra mi vientre y me pide silencio.Ruego por que las lágrimas no rueden por mis mejillas.

—Siéntate— me dice señalando la cama pero apuntándome con su arma. Le hago caso y me siento de mala gana.

—Ahora quítate la ropa— me dice comiéndome con los ojos descaradamente.

—¿Qué?— le murmuró incrédula.

—Que te desvistas Kat— responde.

Le miro, habla en serio, de repente siento mucho asco hacia él, necesito salir de aquí como sea, pero entregándome a él no. ¿Y seduciéndole y haciendo que me suelte?

—¿Acaso piensas que estás en una película de Hollywood? Madura.— dice mi cabeza.

Me mira a los ojos sin retirar ni una sola palabra, él se tumba en la cama y empiezo a quitarme las botas. Quiero llegar viva a casa por mucho que me duela. Me desabrocho los vaqueros y me quito la sudadera. La camiseta me llega por los muslos, me giro y en sus ojos veo lujuria, me da miedo. Lentamente me subo la camiseta cuando llaman a la puerta, esta se abre y aparece un chico con la cara tatuada con un teléfono, se lo da a Axel que sigue mirándome.

Salen los dos de la habitación y me visto rápidamente dejando que las lágrimas broten de mi. Mis manos tiemblan y la situación me supera.

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