CAPÍTULO 12

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El corazón me late a mil por hora, tengo el pulso acelerado, tengo frío y estoy sudando, el cuerpo entero me tiembla, miro a mi alrededor y sigo en la habitación roja a la que me trajo Axel, me he quedado dormida. Después de que él saliera, no volvió a entrar, me vestí y me metí en la cama. Aquí llevo por lo menos dos días, me dan de comer tres veces, pero siempre lo mismo: una magdalena y un vaso de leche.

Se oye un pitido y se abre la puerta, veo a mi secuestrador con ropa y una toalla.

—Vamos, te llevaré a que te duches— me dice serio.

Me levanto y le cojo las cosas de mala gana. Reviso lo que me ha dado, unos pantalones de cuero negros, una blusa blanca y una chaqueta también de cuero negro, al lado hay una bolsita con ropa interior negra de encaje y unas botas altas.

Alzo una ceja y le miro.

—No se tu talla de sujetador, espero que te valga— me suelta sin mirarme a los ojos.

Jamás pensé que sería tan inocente como para que no me mire a los ojos cuando hablamos de la ropa interior que llevaré puesta.

Me lleva por un pasillo blanco con muchos ventanales, deduzco que estábamos en un sótano pues no había luz natural. En cambio ahora no hay lugar donde no vea una ventana.

Me coge del brazo y me quejo, la última vez me dejó moretón y me duele. Se para en seco y me mira interrogante. Me vuelve a coger del brazo y le aparto.

—¡Que no aprietes joder!— me quejo.

Se acerca a mi y me levanta la manga de la sudadera, se aprecia una mancha morada y verde en mi brazo. Me mira abriendo mucho los ojos, se mira su mano con los anillos, suspira, me baja la manga con delicadeza, incluso diría temiendo hacerme daño y me coge de la mano; firmes, grandes, ásperas, manos muy varoniles.

Entramos en una habitación muy lujosa, parece de hotel caro. Me giro y le miro esperando algo de su parte.

—Dúchate, vístete y arréglate un poco, en una hora vengo a recogerte. No intentes salir, esta es tu habitación a partir de ahora y está cerrada por fuera— me dice airoso.

Cierra la puerta y se va. Entro al baño y veo una bolsa que pone maquillaje y otra que pone neceser. El baño está totalmente equipado con todo tipo de cosas. La ducha es de cristal y madera al igual que el resto del baño y la habitación.

Me desvisto y enciendo el agua, no hay nada que desee más que una ducha. Mientras el agua caliente me cae en la cara y el cuerpo pienso en mi padre, en mi hermano y mis amigos, espero que estén todos bien y me estén buscando.

Salgo, me pongo la toalla que me ha dado Axel y me cepillo el pelo. Me miro al espejo y mis ojos se dirigen a mi brazo, una notable marca morada corresponde a la mano de él. Me visto y me sorprendo al ver que la ropa me está perfectamente, igual el sujetador un poco más pequeño lo que hace que mi pecho resalte más.

Me recojo el pelo en un moño bajo y los mechones que no me llegan los dejo sueltos. Busco en la bolsa de maquillaje un poco de rímel y lápiz de ojos, un gloss carmín y me ruborizo un poco las mejillas.

Cuando salgo del baño curioseo la habitación y lo que veo por las ventanas, es de noche y las luces de la ciudad me llaman la atención, pero están muy lejos como para ir andando, no reconozco dónde estoy, tampoco puedo saber exactamente la hora que es.

La puerta se abre cuando termino de atarme la bota, Axel me da un paquete de cartón del tamaño de una caja de zapatos y me pide que no la pierda o lo pagaré con mi vida. Le miro preocupada y la agarro con fuerza.

—Kat... Siento lo del brazo— Me dice bajando la mirada a sus pies.

¿¡PERO ACASO ESTE TÍO ES BIPOLAR!? Me amenaza con matarme y luego se disculpa por un moretón de mierda

—No hagas como que te importo— le digo seca.

En su cara puedo ver una mezcla de sorpresa y de tristeza.

Me coge de la muñeca y me pone una pulsera de plata con un pequeño candado de cierre. Me resisto y le doy una patada en el estomago, este se encoge y tira de mi hacia abajo, me tumba en el suelo con las manos en la espalda, le oigo la respiración y el sonido de unas llaves hacer click en la pulsera de plata, se levanta de encima de mi y me da el paquete que se había caído al suelo en el intento de escapar.

—Llevas un localizador, te daré una moto, seguirás mis instrucciones y si te atreves a desobedecerlas te recuerdo que conozco a tus amigos y a tu hermano.— me dice con tono autoritario.

¿Justin? ¿Cómo conoce a Justin? Es imposible, si Axel no me ha visto nunca con él salvo en... ¡En la fiesta! La Barbie le llamó después de que yo la amenazara y me llevara a mi hermano.

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KATIA   *(Horas De La Eternidad #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora