CAPÍTULO 13

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Bajamos unas escaleras al final del pasillo y entramos en un garaje enorme con lujosos coches y motos, un hombre robusto y con una cicatriz en la mejilla me da un casco negro mate y una mochila negra también, meto el paquete en ella y sujeto el casco esperando instrucciones, cuanto antes haga lo que me pidan antes me iré.

—Bien, te veo decidida, cuando gires aquí...—me dice Axel siendo interrumpido por un tiroteo y el sonido de las llantas de un coche.

Nos agachamos y corremos detrás de un cuatro por cuatro. Axel saca su pistola y empieza a disparar. Estoy aterrorizada, no se que hacer, no me muevo, inspecciono el lugar y veo una cabina, miro a Axel, este no me presta atención así que salgo corriendo de coche en coche para llegar.

Noto mis pulmones en la garganta, me pregunto que estoy haciendo, quienes son, porque ahora.

Cuando llego a esta, miro en todos los cajones en busca de unas llaves de moto, encuentro dinero y me lo quedo, no se cuando comeré por última vez. Alterno la mirada entre la ventana para ver cuánto dura la situación y lo que busco, está claro que no es la policía pero es mi momento de huir.

Dejo la mochila en el suelo y abro un armario, está todo clasificado con etiquetas, cojo la primera que sabría identificar, una Kawasaki Ninja H2R en negro. Cuanto menos llame la atención mejor, ahora solo hay que buscarla.

Salgo y veo un tío acercándose con cara de pocos amigos y pistola en mano.

Mierda pienso.

Me da un puñetazo en la nariz, esta me empieza a sangrar, le hago una llave y la pistola cae a unos tres metros, me tira al suelo pero me arrastro con el objetivo de cogerla y noto como tira de mi por la pierna, le doy una patada en la cara y consigo llegar al arma, le apunto y noto como los ojos del hombre se llenan de furia e intenta llegar hasta mi. Las pupilas se me dilatan. El corazón me va a mil.

Sin pensarlo apenas aprieto el gatillo, el impulso me sobresalta y el sonido se camufla entre el tiroteo. El hombre ya no se mueve y un charco de sangre se hace alrededor de su cabeza. Me levanto rápidamente y corro hasta el pasillo de las motos, no hay nadie, busco mi objetivo y la encuentro al fondo, me pongo el casco y la enciendo, sin pensarlo más salgo por la puerta de emergencias.

He matado a un tío, he robado una moto, no se donde estoy y tampoco a donde irme culpo.

No paro de pensar en la cara del hombre y en si podría haberle dado una oportunidad de vivir. Inmediatamente oigo unas motos detrás mía.

Debo salir de aquíme limito a pensar.

Acelero todo lo posible y sigo la carretera.

Intentaré llegar a la ciudad y despistarlos.—me digo

Nada más pensar eso me sentí tonta, no podía despistarlos teniendo una pulsera con GPS, es inútil.

Pasando un cruce leí en un cartel que estaban haciendo reformas cerca de la carretera, giré sobre la rueda de delante y me meti en ellas, escondí la moto y vi unas excavadoras enormes trabajando y varias personas a pie, corrí hacia ellos.

—¡Eh perdona, no puedes estar aquí!— me dice una señora morena de tercera edad.

—Por favor necesito su ayuda— la suplico casi llorando. —Quíteme esto— la enseño la muñeca.

La mujer la mira y luego me mira preocupada.

—Ven, entra hoy hace mucho frío fuera— me dice abriendo la puerta de una caseta.

Saca unos alicates enormes y me dice que ponga la mano en la mesa de metal. Inconscientemente mi mano tiembla pero consigue romper el cierre, cojo la pulsera, salgo y la tiro lo más lejos posible. Le pido un teléfono a Melanny, así se llamaba la mujer y esta me lo da. Rápidamente marco el teléfono de mi padre y a los segundos escucho su voz.

—¿Si?— escucho con tono cansado y triste.

—¡Papá! ¡Papá soy Kat por favor ven a por mi!— le digo rompiendo a llorar.

—¡Kat! ¿Donde estás hija? ¿Estás bien? Tengo a todo el mundo buscándote —me pregunta rápido.

—Estoy en unas construcciones con una señora que me ha ayudado, papá me habían secuestrado— le digo sorbiéndome la nariz.

Miro a la señora y lo pongo en altavoz, esta le dice donde estamos.

—Hija no te muevas, mantente a salvo que ya llego— me dice, oigo por detrás el sonido de la camioneta y a Justin pidiéndole la dirección.

Es un pequeño rayo de luz en todo el tiempo que llevo incomunicada. Le pregunto a qué día estamos a Melanny y me pone al día de todo, llevo una semana y media secuestrada.

En mi familia nunca hemos confiado en los policías, nuestra ciudad tiende a ser poco segura.

Oigo el rugido de unas motos y miro a mi alrededor, veo una barra de metal, la cojo y le pido a Melanny que no se separe de mi, salimos por la ventana de atrás y empezamos a correr en dirección a donde tengo la moto. Oigo disparos y a alguien tropezar, me giro y veo a la mujer que me ha salvado la vida tirada en el suelo con un balazo en el pecho.

—Nonono, Melanny levanta vámonos— la digo llegando hasta ella.

—Corre pequeña, escóndete— me dice mientras pasa una mano por mi pelo levantando las comisuras de los labios.

Me recuerda a mi madre, la misma calidez, el mismo corazón.

Me da el teléfono y deja de respirar al instante, llegan unos hombres con armas y disparan, sin piedad ninguna. Me disparan a mi. Corro, corro todo lo que mis piernas me permiten, con las lágrimas en los ojos y sin aliento llego a un árbol enorme y me escondo.

Oigo pisadas y agarro con fuerza la fría barra de metal. Cuando veo la sombra del hombre lo suficientemente cerca me giro y le doy en la cabeza, este cae al suelo en el acto. Me golpea y consigue quitarme la barra de las manos dándome en la pelvis. Me quita el teléfono y lo pisa. Me levanto a duras penas y le pego un puñetazo tras otro, el hombre cae al suelo y ya no se mueve, tiene un ojo hinchado y el otro bastante mal, me obligo a parar. Le cojo el arma y me subo a la moto.

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KATIA   *(Horas De La Eternidad #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora