CAPITULO XVI
Poco a poco comienzo a abrir mis ojos, todo alrededor es blanco; muevo mi mano izquierda y algo me molesta, me encuentro con una aguja que llega hasta una bolsa de suero ¿En qué momento he llegado aquí? ¿Qué me pasó?
Comienzo a buscar a alguien en la habitación y me encuentro a una espalda que reconocería a una gran distancia, está parado al lado de la ventana.
Dean se da cuenta que estoy despierta y comienza a caminar hacia mí. Él está aquí.
- ¿Cómo te sientes cariño? -se sienta a un lado de la camilla.
Me siento relajada y en nuestra burbuja nuevamente, no quiero que nada dañe este momento, aunque sea en esta habitación de la enfermería de la escuela, no quiero.
-Bien -le contesto como puedo, no se a dónde ha ido mi voz.
Le sonrío e intento sentarme, pero siento un horrible punzón en la cabeza; me llevo la mano a esta y hago una mueca.
-Por favor, quédate acostada -acomoda mi almohada y sujeta mi mano derecha, comienza a hacer círculos con su pulgar.
- ¿Por qué estoy aquí? -le pregunto detallando su cara, siempre me ha gustado hacerlo... sobre todo sus labios.
-Te desmayaste -contesta dulcemente.
- ¿Quién me trajo? -pregunto de nuevo, la curiosidad me pica.
-Yo -me mira a los ojos- Estaba camino a su mesa para avisarle algo del equipo a tu hermano, cuando se escuchó un fuerte golpe en los baños y después nada, sabía que tú estabas allí, así que corrí hacia ellos y te encontré inconsciente en el piso. -aprieta mi mano- Te juro que mi mundo se derrumbó al verte ahí -sus ojos se cristalizan- yo soy nada sin ti y no me imagino si te llega a pasar algo -me envuelve en un abrazo.
Su contacto, todo él... no estoy dispuesta a dejarlo ir, no lo estoy; pero al parecer la cobardía reina en mi cuando tengo algo relacionado con Penélope cerca de mí.
-Blue, por favor abrázame -susurra mientras besa mi cabeza.
Hago lo que me pide, estamos en nuestra burbuja, nada me importa, solamente él.
- ¿Hace cuánto estoy aquí? -sale la pregunta de mi boca.
-Desde hace 2 horas -mira fijamente mis labios.
-Dean estás perdiendo horas de clases y creo que de prácticas también. -digo conociendo su horario, detallo cada movimiento y gesto que hace.
-Me encanta que estés pendiente de mi -comenta riendo, extrañaba tan maravillosa melodía- En este momento estoy cuidando de ti, lo demás puede esperar -acaricia mi cabello. Sonrío y miro toda la habitación, quiero que todo sea normal y poder estar nuevamente con Dean.
Siento por el pasillo el sonido de unos tacones, los cuales no es necesario decir quién es su dueña, quien sabe que amenaza me dirá después de los que ha sucedido, pero hay algo que tengo muy claro, no estoy dispuesta a dejarme mandar por una niña malcriada.
Sin pensarlo, paso mis brazos por detrás de su cabeza y lo beso, lo beso demostrándole cuanto lo he extrañado.
Dean me abraza por la cintura, ayudando a intensificar el beso.
Tocan la puerta y nos separamos, se pone de pie y abre la puerta; aparece la enfermera.
-Bueno querida, ya puedes ir a casa, le comuniqué al director Walls de tu incidente y ha aceptado darte el día de mañana para que termines de recuperarte. -dice cariñosamente mientras me quita la aguja de la mano y me ayuda a colocarme de pie -Toma, aquí están algunas patillas que debes tomar por tres días -me entrega un papel lleno de jeroglíficos literalmente y sale sonriendo de la habitación.
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Una historia de amor que jamás dejará de ser escrita
RomanceHay historias de amor que jamás dejan de ser escritas, y este es nuestro caso. Se prohíbe adaptación y copia. Todos los derechos reservados.