CAPITULO 34

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CAPITULO XXXIV

- ¡No puedo creerlo! - Chilla Stuart- Perdóname bebé por privarle a tu madre de tantos antojos -posa su mano en mi abdomen y ríe.

- ¿Eso quiere decir que puedo comer todo lo que quiera hoy? -lo miro con ilusión.

-No querida -se pone de pie y busca algo en su bolso- comerás snacks saludables y tal vez un chocolate u otro dulce, pero solo uno -levanta su dedo.

-No es justo -hago pucheros y me siento en una de las bancas.

-Piensa que la revista está próxima -me alienta y posa en mis manos unos paquetes de frutas secas y maní- Serán tus mejores amigos entre las comidas si no quieres frutas.

Por un momento pensé que la comida y yo nos íbamos a reconciliar y tener una fiesta muy agradable.

Habían pasado seis días desde que me había enterado de mi embarazo, nadie lo sabía hasta ahora aparte de Ash y Stuart. Esta semana viajaré de nuevo a casa y puede que suelte la buena nueva.

-Nos vemos más tarde para cenar, hasta luego -beso sus dos mejillas y salgo con mi mochila en el hombro. Un grupo de paparazzi me espera en la entrada del gimnasio.

Ignoro todas las preguntas y subo rápidamente a mi auto.

Hoy iré a la oficina un poco más tarde, necesito un tiempo para mi sin estar rodeada de papeles, personas preguntando cosa o pesas y objetos de gimnasio.

Aún tengo en dudas como decirle a Dean que será padre y a Wesley que será ¿padrastro?, no, no me engaño. Quiero comenzar mi familia con Dean y Wesley quiere comenzar la suya conmigo, el no aceptaría formar parte de este combo.

Que dilema.

Me siento más ansiosa que nunca, mi pecho está lleno de orgullo, orgullo materno.

Estaciono el auto en el parqueadero del centro comercial y me bajo de este, paso por las diferentes tiendas en busca de algo presentable para la cena de hoy y opto por un vestido color ciruela que me ha encantado, junto a unos tacones negros.

Al salir de la tienda, paso por otras llenas de diversos dulces e intento no mirar para allá, debo serle fiel a Stuart. Camino rápidamente y sin pensarlo entro a una tienda de bebés, diversos juguetes y objetos para la maternidad me rodean.

La ropa se ve tan tierna y curiosa, quien puede pensar que allí puede entrar una personita.

Tomo una de las canastas que tengo al lado y comienzo a caminar por todos lados, me mata la ropa de niñas, al igual que la de los niños... si supiera el sexo de mi bebé.

Frunzo el ceño y meto en la canasta un chupo unisex, varias pijamas y camisetas también unisex que tienen grabado "lo más lindo de mamá", "cómeme a besos", "belleza familiar" y otros mensajes graciosos.

-Hola, mucho gusto, Soy Daniela y estoy para ayudarla -dice sorprendiéndome una de las asistentes del lugar.

-Hola -le regalo una sonrisa- muchas gracias.

Después de entablar una larga conversación con Daniela, opté por llevar solo unas cuántas cosas y concluyo regresar cuando tuviese más claro que quería.

-Prepárate para lo que te toca, si necesitas algo me avisas -Ashley toca mi hombro antes de entrar a mi oficina.

- ¿Qué pasa? -le miro confundida y busco por todos lados el causante de la preocupación de Ash.

-Wesley está dentro y está peor que una fiera - ¿se enteraría?, ¿me habrá escuchado hablar con Ash?

Mierda.

Una historia de amor que jamás dejará de ser escritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora