CAPITULO 35

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CAPITULO XXXV

Rápidamente me doy la vuelta y me encuentro con mi hermana y una caja.

- ¡Casi muero de un infarto! -la ayudo con la caja que se ve algo pesada.

- ¿Y esto? -le miro con una ceja levantada.

-Papá no ha aguantado las ganas de comprar obsequios -me dice y al mismo tiempo se despide al escuchar el claxon del auto.

-Nos vemos mañana -beso sus dos mejillas y se despide al escuchar el claxon del auto.

Por un momento me hice la vaga idea de que Dean era el que estaba parado en la entrada y me envolvería en sus brazos, pero primero: No se sabe dónde estará, segundo: aún no sabe que será padre, tercero: dudo que se entere por ahora y cuarto: no quiero seguir engañándome.

Apago todas las luces y vuelvo a la cama esperando que el sueño llegue a mí.

La alarma suena a las 6:00 a.m., dentro de una hora y media es mi cita en el doctor.

Soplo el pequeño mechón que tengo en mi cara y me coloco de pie lentamente para no marearme como últimamente. Tomo una toalla nueva y me encierro en el baño junto a la música de mi iPod.

Cinco canciones después, salgo de mi escenario y desenredo mi cabello y lo seco, dejando pequeñas ondas; me maquillo en tonos suaves, me pongo mi ropa interior y por último el short ancho color negro, con una blusa blanca y una chaqueta color negro también. Doy un vistazo final en el espejo y voy a calzarme las sandalias, pronto llegará mamá y para ella la puntualidad es lo más importante -algunas veces-.

Alcanzo mi pequeño bolso, guardando en el mi celular, mi billetera y uno que otro pequeño paquete de maní o frutas secas.

Dejo el bolso en la barra de la cocina y tomo un poco de jugo de naranja y de repente noto una mirada en mi espalda. Intento estar tranquila y obtener grandes bocanadas de aire. Poco a poco me giro y me encuentro Wesley sentado en el gran sofá, sin pensarlo oprimo el botón para llamar a seguridad que se encuentra en el mesón y centro la mirada en él.

- ¿Puedo ayudarte en algo? -pregunto nerviosa.

No sé qué puede estar pasando por la mente de Wesley en este momento y menos sus intenciones de estar aquí tan temprano, o quien sabe desde que horas está aquí.

-Acaso no te agrada ver a el amor de tu vida -sonríe a medio lado y se pone de píe con dificultad.

Su camisa está hecha un desastre, llena de barro.

- ¿Qué quieres? -le pregunto rogándole a Dios que lleguen los de seguridad o mi familia rápido.

-Te quiero a ti -se acerca a mí y puedo oler el alcohol que sale por todo su cuerpo.

-Lo nuestro acabó -intento alejarme de él.

¿Acaso está obsesionado o qué?, no quiero tenerlo más tiempo cerca.

Aparecen las ganas de vomitar y rápidamente busco las gotas en el bolso.

-No, lo nuestro no ha acabado y tampoco lo hará. Tu y yo estamos hechos el uno para el otro -le doy la vuelta al mesón cuando siento tenerlo cerca.

-Estás loco -me acerco a la puerta.

- ¡NO LO ESTOY! -grita dejándome sorprendida. No esperaba eso- ¿Por qué todos dicen que estoy loco?, no lo estoy, ¡amar a una persona con todas las fuerzas no es locura!

Ahora más que nada me arrepiento de no irme con mamá anoche. Wesley es una persona inesperada, nunca se sabe que va a hacer o que puede decir.

-No, tú estás obsesionado -recalco y lo señalo.

Una historia de amor que jamás dejará de ser escritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora