CAPITULO X
- ¡Blue cállate! -me pega con una almohada.
-No lo haré, él debe saber toda la verdad -digo mientras camino por todo el cuarto -Increíble, yo sabía que iba a pasar... ¡Mi mejor amiga y mi hermano se quieren, pero no se lo dicen! -alzo mis brazos y los dejo caer a cada lado de mi cuerpo.
-Aún no he encontrado el momento de hacerlo, además, no sé... -dice cruzándose de brazos y haciendo pucheros.
- ¡Chloe Braun nerviosa por un chico! -río y me dejo caer en la cama.
-Oye, ¿por qué mejor no sales al balcón y lo gritas? -dice con sarcasmo mientras se pone de pie e intenta no reír ante mi dramática respuesta por lo rebelado.
-Buena idea, eso haré -camino y abro lentamente las puertas de mi balcón; tocan la puerta, es raro que lo hagan, pues cuando sólo golpean significa que hay malas noticias. Camino y abro la puerta.
-Buenas días señoritas, tengo una mala noticia. -dice Alfredo con la mirada gacha.
- ¿Qué ha pasado? -pregunto con el ceño fruncido, Chloe se acerca a mi rápidamente.
-Han llamado del hospital -mi alma se ha ido a no sé dónde con sólo escuchar ese lugar- Su hermana ha sido internado en este, presenta un cuadro depresivo y nervioso; aún no sabemos qué ha pasado, pues no ha querido decir nada hasta que usted llegue. -por Dios, pobre Less, ella no es así de débil; algo muy malo tuvo que haber pasado para que esté así.
-Gracias -respondo y cojo mi billetera, y las llaves de mi auto, me necesita lo más pronto...
Chloe y yo bajamos prácticamente corriendo, subimos a mi auto y manejo lo más rápido posible al hospital.
-Blue, por favor, bájale un poco a la velocidad -dice asustada mi amiga -quiero llegar con vida para poder ver a Less.
-Lo siento -musito y disminuyo la velocidad. En 15 minutos llegamos al hospital.
Bajo del auto e intento demostrar que estoy tranquila, han llegado rápidamente muchos paparazis; debajo de mis lentes oscuros de sol intento ocultar mi mirada cristalizada.
-Buenas días, la señorita Dietrich por favor -digo al llegar a la recepción del hospital.
-Buenas días, al final del pasillo, habitación 304 -sonríe e intenta parecer amigable.
-Gracias -respondo antes de caminar junto a mi amiga quien me pone su mano en el hombro e intenta darme apoyo.
Caminamos por el largo pasillo blanco lleno de puertas, el camino se me hace eterno, quiero tener a mi hermana entre mis brazos, consolarla y hacerle saber que estoy aquí para ella.
"1,2,3, 4..." -comienzo a contar mentalmente, tengo que calmarme antes de entrar a ver a Less.
Llego a la puerta y doy un largo suspiro antes de abrir esta.
-Te espero aquí -me dice mi amiga señalando el pasillo- esperaré a que llegué tu hermano e intentaré calmarlo.
-Está bien, gracias. -le doy una sonrisa débil y retomo mi camino.
Entro y encuentro a mi hermana con la cabeza entre sus rodillas sollozando, me parte el alma verla así, nunca la he visto llorar, siempre ha sido una de las más fuerte de la familia, pero por el momento yo debo demostrarle seguridad.
-Princesa -me acerco lentamente a la camilla, levanta la vista y me abre los brazos para que la abrace y lo hago; durante unos minutos permanecemos así, froto su espalda e intento hacer que se calme y me diga por qué está así, me preocupa, estoy imaginándome lo peor.
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Una historia de amor que jamás dejará de ser escrita
RomansHay historias de amor que jamás dejan de ser escritas, y este es nuestro caso. Se prohíbe adaptación y copia. Todos los derechos reservados.