📚☕D I E C I N U E V E☕📚

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Para la mañana siguiente, George se levantó temprano para poder desencantar el auto antes de que Heather suba y vea que el asiento de enfrente parece una banca del parque. Debido a lo mismo no podría hacer volar el auto así que el viaje sería largo, al menos cinco horas de viaje, pero ya se las arreglaría para llevar un viaje divertido, después de todo, con Heather era todo divertido.


—Oh, mierda —Murmura Heather después de ver las dos gigantes maletas que empacó para una semana. UNA SEMANA.

Intentó deshacerse de algunas cosas pero sólo llevaba lo necesario para la temporada de frío.

Alguien toca la puerta sacandola de su dilema.

—¡Pasa!

George entra con un gran abrigo que lo hacía ver más grueso de lo que era haciendo reír a Heather, pero luego cambia su sonrisa por un puchero que el pelirrojo no logró decifrar.

—¿Pasa algo?

—Sí, tengo dos maletas gigantes allí —Vocifera cubriendose la cara con las manos.

George ríe. —Tranquila, cabe en el auto.

—¿En serio? —La sonrisa regresó a los labios de la rubia.

—Sí, ahora ya vamos.

Y así fue como George tuvo que regresar el hechizo expansor a la cajuela sin que Heather lo viera.

—Bueno, hora de empezar, espero que hayas ido al baño porque es un viaje de al menos cinco horas.

Los ojos de la rubia se abrieron como platos. —¡¿Cinco?!

—Sip, nos dirigimos a un hermoso valle verde llamado Ottery Saint Catchpole.

—Nunca había escuchado de ese lugar —Ríe la menor.

—Es porque es un pueblo pequeño, con muchas colinas verdes y un gran bosque donde mis hermanos y yo solíamos ir a jugar cuando más chicos.

—Suenas como si tuvieras cincuenta años —Se burla.

Y en ese momento George pareció pensarlo, desde que Fred no estaba, cada día parecía un eternidad, se sentía como un viejo de cuarenta años, a veces olvidaba que sólo llevaba siete meses sin su gemelo, y en menos de dos semanas, se cumpliran ocho meses de su partida, y eso le recordó que estaba llevando a Heather con su familia sin antes haberle hablado de Fred, pero ¿cómo le explicaba a su amiga muggle que su hermano gemelo había muerto en la segunda guerra mágica? Sin duda no quería mentirle sobre su otra mitad, pero tendría que decir algo.

—Heather —Llamó a la rubia que estaba emocionads buscando alguna canción en la radio.

—¿Sí?

—¿Recuerdas que te hablé de mi hermano? ¿El que se encargaba de la tienda conmigo? —La rubia asiente.

—Es del único hermano del que no me hasta contado nada —Hace un puchero a forma de reclamo.

—Bueno —George soltó un fuerte suspiro. —Yo tenía un hermano gemelo.

Heather abre los ojos con sorpresa. —¿Quieres decir que hay una fotocopia tuya? —Suena emocionada. —¿Y cómo es? ¿Es divertido como tú?¿También le gusta el café y odia la navidad?

—Heather —La interrumpe George con seriedad. —Escuchame bien —Ella asiente. —Yo tenía un hermano gemelo —Dijo casi silabeando las palabras.

La ojiverde frunce el ceño. —¿Qué quieres decir con "tenía"?

El pelirrojo vuelve a tomar otra bocanada de aire como si la que entrara por la ventana no fuera suficiente.

—Él murió hace siete meses, no me preguntes de qué, porque aún no sé como hablarte de eso, sólo debía decirtelo antes de que lleguemos a casa y veas a mi madre soltar lágrimas como una Banshee. La verdad es que... Desde eso yo no he regresado a casa ni he hablado con mi madre —Los ojos de George se humedecieron haciendo que a Heather se le estrujara el corazón dentro de su pecho. —Será una navidad muy distinta para nosotros en casa y quiero disculparme si en algún momento esto te hace sentir incomoda y eres libre de marcharte cuando quieras o si ya no quieres ir puedo regresarte a casa.

El pelirrojo dejó de hablar cuando sintió la pequeña mano de su amiga en su hombro apretando débilmente en un esfuerzo de llamar su atención.

—Georgie, lo siento mucho, no tenía idea de eso, y ahora más que nunca quiero pasar esta navidad con tu familia, contigo, quiero hacerte compañía, sé que no puedo llenar el hueco que tu hermano a dejado pero dejame hacer más llevadera tu estancia en casa, dejame abrazarte en tus momentos más tristes cómo tú lo hiciste conmigo...

La rubia dejó de hablar cuando el mayor tomó su mano y depositó un beso en esta luego la aferrara a su pecho sintiendo sus latidos desbocados.

—Gracias, Heather —Murmuró aún sin soltar su mano.

La rubia asintió y cuando notó a George más tranquilo, regresó a su tarea de buscar música buena,  y así fue como Hesther se desgasto la garganta aquel veinticuatro de diciembre haciendo karaoke en el Fort Anglia de camino a la madriguera.






Bueno, bueno, este ha sido sin duda mi capítulo favorito, quiero agradecerles a todas esas personitas que me han regalado un poco de su tiempo leyendo un pedazo de mí y dejando sus estrellitas que tan feliz me hacen, ya casi 800 lecturas en menos de una semana. En serio infinitas gracias✨🧡

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍| 𝚐𝚎𝚘𝚛𝚐𝚎 𝚠.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora