Reencuentro/Clexa/Elycia (Terminada)

Capítulo 26

-¿Lo vas a coger? -ambas chicas miraron a la rubia.

-¿Debería? - cuando el nombre de Alycia apareció en su pantalla no sabía muy bien cómo reaccionar. Si bien seguía enfadada con ella por su comportamiento, su subconsciente quería coger rápidamente la llamada y perdonarla. Últimamente se sentía bastante maleable hablando de sentimientos, había experimentado demasiados en poco tiempo y se había dejado llevar por cada uno de ellos, cosa que no le hacía sentir muy bien cuando se paraba a pensarlo.

- Tal vez quiera disculparse -Marie se encogió de hombros-. Pero si no lo coges nunca lo sabrás.

Cogió el teléfono de la mesa y aún sin descolgar la llamada se dirigió a su habitación bajo la atenta mirada de las otras dos chicas.

-¿Si? -su voz al contestar sonó más ahogada de lo que hubiera querido, asi que se aclaró la garganta antes de repetir.

-¿Eliza?

- ¿Quién iba a ser si no? -se asomó a la ventana para que le diera un poco de aire y así poder calmarse un poco.

- Yo, sí, tienes razón.

-¿Qué quieres?

- ¿Podemos vernos? Necesito hablar contigo, y no creo que por teléfono sea lo más adecuado.

-No sé... -la rubia suspiró mientras se apoyaba en el marco de la ventana.

-Por favor, sé que no puedo justificar mi comportamiento de la otra noche, pero al menos déjame que te pida perdón en persona.

-Mañana por la mañana -fue la respuesta.

- ¿No podría ser esta tarde? -notó el nerviosismo y las ganas de la morena nada más que por su tono de voz, pero esta vez no iba a ceder tan fácilmente.

- Mañana -repitió con voz neutra. Alycia comprendió que la chica no iba a cambiar de parecer, así que con un suspiro aceptó. Eliza colgó y se quedó mirando la ciudad por la ventana. Hacía un día espléndido, se notaba que llegaba el verano pues aunque hiciera una agradable brisa primaveral las temperaturas habían comenzado a subir considerablemente. Se giró al escuchar como la puerta del piso se cerraba, así que supuso que sus amigas se habían ido del piso. Mudarse con Marie había sido una elección bastante acertada, aunque apenas llevasen unos días juntas. Su teléfono volvió a vibrar, pero estaba vez era el nombre de Nylah el que aparecía en la pantalla. Dejó que sonara durante unos segundos antes de descolgar.

***

Alycia caminaba por una de las calles más concurridas de la ciudad, hacía bastante tiempo que no salía simplemente a dar un paseo, sin un rumbo fijo. Después de la llamada decidió salir a estirarse un poco, no quería quedarse dormida en el sofá, pues esta tarde volvían a tener reunión y tenía que revisar unos documentos. El ambiente en la calle desprendía alegría y felicidad, al ser domingo muchas personas no trabajaban y parecía que habían decidido aprovechar para dar una vuelta con sus amigos o familiares.

La morena vio como un grupo de niños pequeños se acercaban a darle de comer a las palomas mientras que otros las perseguían para que echaran a volar y poder verlas mientras las señalaban con cara de asombro. Sin darse apenas cuenta terminó en un gran parque sentada en uno de sus numerosos bancos que rodeaban el pequeño lago artificial. Decidió quitarse los cascos y poder apreciar el ruido que le rodeaba. Había algunas parejas dándose un paseo en bote por el lago, sin embargo, su atención se centró en una familia que se encontraba a unos metros de ella.

Eran dos niños de unos siete u ocho años que jugaban con sus padres a la pelota, parecían bastante felices... Eso le recordó a cuando Anya y ella tenían esa edad e iban junto a sus padres a pasar el día al parque. Su padre siempre horneaba galletas de chocolate para esos días, mientras que su madre preparaba su plato favorito. Por su parte Anya se llevaba un balón para jugar, mientras que ella no se separaba de la baraja de cartas que su abuela le había regalado años atrás. Llegaban justo a tiempo para colocar todo y empezar a comer. Después de ello, sus padres siempre les regañaban por querer jugar directamente a la pelota sin hacer tiempo ni si quiera a la digestión. Aún podía ver en su mente la cara de su madre mientras les perseguía por el parque para que dejaran la pelota y se tumbaran un rato.