Cuando escuché sus palabras me sentí como una idiota, me había utilizado y yo la había dejado, por el simple hecho de creer que podría pasar página de una vez por todas, pero justamente con la persona que lo hago, esta vuelve a abandonarme. Sentí mi corazón romperse nuevamente. Cuando entré en mi cuarto me tiré a la cama y lloré, no sólo por el daño que me había causado esas palabras, sino por la impotencia de saber que había sido engañada y abandonada otra vez. Todo parecía un ciclo que volvía a repetirse. Alguien llamó a mi puerta suavemente, pero ignoré totalmente los golpes suponiendo que era Eliza en un intento de pedirme perdón.
-Aly abre por favor, soy yo –escuché susurrar a mi hermana. Me levanté como pude de la cama y antes de abrir me sequé las lágrimas con la palma de la mano. Mi hermana me abrazó al mismo tiempo que entraba en la habitación. La abracé y sin poder evitarlo a los poco segundos mis lágrimas me volvían a caer por las mejillas.
-Lo siento mucho –se separó cuidadosamente de mí, y me limpió las lágrimas- no merece tus lágrimas, alguien así no las merece.
Me besó tiernamente en la frente y me sentó en la cama, colocándose ella a mi lado. Mi hermana era una de mis mejores amigas, cuando Maia murió fue un gran apoyo para mí, estuvo siempre a mi lado.
-Descansa, ¿vale? Intenta dormir, cuando despiertes hablaremos tranquilamente.
Sentí cómo salió de la habitación, yo me tumbé me puse música para intentar pensar en otra cosa y caí en un profundo sueño.
***
Dos meses después.
-¡Alycia, despierta! Que vamos a llegar tarde a la universidad otra vez.
Mi compañera de piso, Lindsey, me lanzó una almohada que impactó de lleno contra mi cabeza. Gruñí derrotada y me levanté lentamente. Cuando se acabaron las vacaciones de navidad volví a la residencia universitaria, pero estuve hablando con ella y como las dos habíamos comenzado a trabajar decidimos alquilarnos un piso las dos. La vi pasando apresuradamente por delante de mi habitación. Me froté los ojos y me vestí. Me lavé la cara y me peiné. Cogí la mochila y cuando iba a coger algo para desayunar noté una mano tirándome del brazo y sacándome a rastras de mi piso.
-¡Mi desayuno! –protesté como una niña pequeña.
-Te compraré algo en la cafetería, pero date prisa que no llegamos –se me iluminó la cara cuando Lindsey me dijo eso, los crepes de la cafetería de la universidad eran los mejores que había probado en mi vida-, no sé lo que te ha pasado estas vacaciones de navidad, porque no me lo quieres contar, pero no ere la misma que antes.
Justamente cuando escuché eso la sonrisa se borró de mi cara y me puse seria. Eliza había tardado dos meses en olvidarme de ella, había cambiado Lindsey tenía razón, pero había sido la única forma de pasar página. El muro que ella consiguió derrumbar en apenas sólo un día, se había vuelto alzar y esta vez con más fuerza, solo dejando pasar a aquellas personas importantes para mi, como mi familia y mis amigos más cercanos.
-Vamos...
-Aly, ¿cuándo me vas a decir que pasó? creía que confiabas en mí.
Suspiré, tenía razón, la había estado apartando de todo esto porque creía que podía afrontarlo sola, pero realmente tenía la necesidad de contarle lo ocurrido a alguien.
-Te lo contaré cuando volvamos de la universidad.
-Vale.
Salimos del bloque y nos dirigimos a la parada del autobús, donde tuvimos que esperar un cuarto de hora. Me puse los cascos, y no volvimos a hablar hasta que llegamos a la universidad.
-Nos vemos dentro de unas horas aquí -se despidió mientras me daba un beso en la mejilla. La vi alejarse y me di la vuelta caminando hacia mi clase. Cuando entré me senté en uno de los asientos que había al final pegado a las grandes ventanas.-Buenos días -saludó la profesora de dibujo técnico, detrás de ella entró una chica morena-, os quiero presentar a una nueva compañera.
La chica dio un paso adelante.-Hola... esto... -comenzó a hablar nerviosa-, me llamo Marie.
Se quedó callada sin saber que decir.
-Bueno, siéntate al lado de Alycia -señaló en mi dirección.
Quité mi mochila de la mesa, para dejarle sitio.
-Hola -me susurró.
La miré y simplemente la ignore. Durante la clase la pillé mirándome varias veces.
-¿Qué te pasa conmigo? -pregunté borde, cuando la profesora nos dio tiempo para copiar los apuntes.
-Nada... sólo... me resultas familiar.
La miré fijamente y pude apreciar unos rasgos vagamente familiares, pero no sabía de qué.
-Pues a mi no me suenas.
Aparté la mirada para continuar copiando los apuntes. Cuando sonó la campana recogí rápidamente pero antes de que pudiera salir Marie me agarró del brazo.
-¿A qué aula vas?
-A la 19.
-Yo también -dijo después de consultar sus papeles.
Caminamos juntas, pero en un completo silencio entre nosotras.
La miré la ver que se paraba en seco.
-¿Te pasa algo?
Se acercó y me miró sorprendida. Me cogió la cara con ambas manos. Me separé bruscamente de ella.
-¿Pero qué coño haces?
-Eres tú... ¡Aly!
Me abrazó fuertemente y empezó llorar en mi hombro. Estaba en estado de shock. ¿Quién sería esta chica?-No te conozco de nada, quítate.
-¿No te acuerdas de mí?
Tenía lágrimas en los ojos.
-Marie, Marie Avgeropoulos. Era tu vecina de pequeña, cuando vivías en Seattle. Jugábamos en la cabaña del árbol de mi hermana mayor, que siempre nos echaba de allí.
Intenté recordar....
-¡Marie! -esta vez si me acerqué a ella y la abracé fuertemente. Ahora si me acordaba de ella. Podría resumir mi infancia hasta los 5 o 6 años a ella. Pasábamos todo el tiempo juntas, hasta que me mudé.
-Te he echado mucho de menos. Tenemos mucho de que hablar.***
-He quedado con mi amiga para comer, ¿te vienes?
-No puedo he quedado con una amiga y su novio, que me iban a enseñar la facultades que hay por aqui cerca.
-¿Dónde has quedado?
-En la puerta principal.
-Te acompaño yo también voy para allá.Cuando llegamos, no habían llegado. Asi que los esperamos.
-Allí están.
Señaló a una pareja que caminaba hacia nosotras. La chica....Muchas gracias, por todos esos comentarios. Me alegrais los días, de verdad cuando veo que a la gente le esta gustando esta historia.
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Reencuentro/Clexa/Elycia (Terminada)
FanfictionUna sola mirada... podria hacerte recordar otras vidas que hayas vivido... Las segundas oportunidades siempre acaban mejor que las primeras...¿o no?