Coquet

Sex 7

Emilio

El profesor de ciencias me había pedido urgentemente que le fuera a buscar unas cuantas hojas a su casillero, estaba tan urgido que no le importo que yo no era de sus clase hoy día. De una rodada de ojos acepte su pedido sólo si me daba puntos extras en algún proyecto. No fue tan difícil contestarme un si.

Iba caminando relajado hacia la oficina de profesores cuando capto de lejos a un niño rubio, sentando con las piernas cruzadas en el escritorio del profesor Duan mostrando de más sus partes íntima por la falda corta de mezclilla que traía puesto, mirándose al espejo su pequeña y perfecta cara.

Sonrío embobado por aquella imagen y me quedo mirándolo un buen rato apoyado en la puerta de este.

—A que soy bonito—confundido por la rapidez que él rubio comentó y se acercó a mi, mis mejillas se pintaron de rosa. Me había descubierto viéndolo como un imbecil acosador.

—Aaaa-ah s-si—me rasco la nuca nervioso e intento apárteme de él. Esta muy cerca de mi.

—Me llamo Joaquin¿y tú guapo?—¿guapo?. Sus manos van hacia a mi pecho desabrochando de apoco mi camisa blanca. Algo confundido me aparto un poco posando mis manos en las suyas causando un pequeño choque eléctrico.

—Emilio—él se muerde el labio y se acerca de nuevo hacia a mi desabrochando otro botón de mi camisa.

—¿Mmmh eres nuevo? Nunca había visto a alguien tan rico como tu aquí en este aburrido colegio—hace un puchero y desabrocha otro botón de mi camisa. ¿Acaso está coqueteando conmigo?—¿Debería darte un tour por mi cuerpo...o sea por el colegio?—lo miro atónito e intento hablar pero la voz autoritaria de la señora lee me saca de mi ensoñación.

—¡Joaquin que te dije! ¡Mantente sentado mirando la pared!—el bufa molesto haciendo un puchero tierno y me mira por última vez para besarme la mejilla y caminar meneando sus caderas a donde estaba antes sentado.

—Lo siento alumno Emilio pero él es un poco promiscuo, le pediría que se abrochara la camisa y se fuera a su clase correspondiente—dice ella y yo asiento confundido.

Me miro el pecho y es cierto. Tengo hasta la mitad de mi abdomen desabrochado. Ese niño era algo raro pero no pude evitar sonreír cuando este me guiño un ojo antes que saliera por esas dos puertas sin antes escuchar un "mirando la pared" de la señora lee.