Coquet

Sex 26

Ally

Me veía al espejo con mi uniforme azul claro. La falda que traía puesta dejaban ver más allá de mis muslos para impresionar a Emilio y que no deje de mirarme. En vez de mirar a una cualquiera como lo es Joaquín.

Cuando salgo de mi casa feliz y voy a un negocio cercano, compro unos chocolates por la ansiedad y choco con una señora más o menos de mi porte y demacrada. Bien demacrada.

—Ten cuidado mocosa—dice con desagrado y yo rápidamente me inclino en modo disculpa.

—Lo siento señora, no la vi—digo rápidamente y ella hace una mueca analizándome de arriba hacia abajo. su ceño fruncido desaparece para morderse el labio.

—¿Vas en la preparatoria nacional de Seoul?—pregunta con una ceja alzada. Es un poco obvio.

—A s-si—ella sonríe y asiente—hoy es mi graduación—le dije con honor y ella me mira unos segundos para después hablar.

—¿Eres compañera de Joaquín ?—dice de la nada y la miro extraño.—¿de Joaquín Bondoni?

—Aaa la zorra Joa—corto de inmediato notando el tenso ambiente que se produjo—lo sien—

—A si que así le dicen—dice apretando su cartera de cuero entre sus manos—maldito degenerado ni por invitarme a su graduación—

La miro extrañada unos momentos. Acaso esa mujersuela que traía un corto y negro vestido negro. Apretado al cuerpo ¿sería la mamá de Joaquín?

—Acaso usted es...—

—Si soy su madre—dice con una mueca pero algo le viene a la cabeza cuando me ve por completo y una sonrisa sadica aparece en su rostro—¿acaso Emilio Osorio aún sigue con él?

Abro los ojos a más no poder y asiento despacio.

—Si van a cumplir tres años—digo con una mueca rodando los ojos. Si ella es su madre entonces...

—Pobre niño porque le dirán zorra si tiene novio—dice mirándose las uñas, indiferente. Necesito información sobre Joaquín y ella será de mucha ayuda.

—Porque se lo pasa buscando acostones con otras personas para que le hagan todo lo que él quiere—suelto con ácido en la boca y ella sonríe por mi actitud—Tiene a alguien tan maravilloso de novio y él no lo aprovecha—digo con un puchero falso.

—Clásico de Joaquín, pero no te sorprendas el ni siquiera se puede amar a si mismo—suelta sin remordimiento—hay muchas otras cosas más que hicieron a ese infeliz lo que es ahora, un ladron y zorra—

¿Ladrón?

La miro confundida y ella sonríe para tomarme del brazo y acercarse a mi oreja.

—Hoy separaremos a Joaquín de Emilio niñita—

Yo sonrío asintiendo para seguirla. Será muy especial este día.