Sex Infinito

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Joaquín

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Joaquín

Me quedo pasmado mirando a la dos. Mirando como se sonríen entre ellas cómplices. La gente murmuraba cosas sobre mi repentina pausa hacia el escenario y yo solo moría de nervios por todo lo que puede suceder ahora. Por todo lo que ella puede decir ahora.

Me alarmo y miro hacia Emilio que con un gesto de cara me dice qué pasó. Yo lo miro por última vez hasta seguir caminando hacia el escenario.

—Muchas gracias—digo inclinándome conteniendo las lágrimas. El director me mira y sonríe para entregarme la medalla y el diploma.

Cuando bajo del escenario llego hasta Emilio y lo abrazo fuertemente. Apretujándolo entre mis brazos a la persona que se llevó mi alma y la tiene en la palma de su mano.

—¿Que sucede cariño estás bien?—me dice tomando entre sus manos mi rostro. Yo hipo soltando lágrimas y negando.

—S-solo estoy muy feliz—digo sonriendo fingidamente y el sonríe conmigo.

—Al fin salimos de esta etapa amor...comenzaremos una nueva juntos—dice y yo aumento mis lágrimas cerrando los ojos cuando sus labios chocan contra los míos.

—Y-yo debo decirte antes algo Emilio—el me mira confundido—e-es algo que podrías t-tomarlo mal y-y yo lo siento tanto—

—¿Que pasa mi amor?—cuando quiero volver hablar Ally aparece tomando rápidamente el brazo de Emilio alejándolo de mi.

—¡Aléjate de él maldita zorra!—grita y todos callan de golpe por el escándalo que causó aquel grito.

—¿Ally que te pasa?—pregunta Emilio queriendo volver hacia mi pero ella lo impide—Ally sueltamente joder.

—Ah Emilio yo te dije de un principio que te alejaras de él porque sabía sabía joder que tenía algo malo—miro hacia abajo avergonzado y siento una mano en mi hombro. Era mi madre quien me miraba con una sonrisa—¿ves a esa mujersuela Emilio? ¿La ves? Ella es una prostituta y resulta ser oh sí la madre de esta zorra—me apunta y yo contengo las ganas de llorar.

Todos se quedaron pasmados por la confesión y no pasaron diez segundos cuando ya empezaron a murmurar cosas.

—¿Qué? No eso no es verdad su madre lo abandono, joder Ally ya estás pasando los límites puedes—

—¿Así que eso le dijiste?—habla de repente mi madre y mi pecho se oprime por saber lo que se avecinaba. Sabía que desde ahora en adelante todo se arruinaría.—estoy muy orgullosa de mi Hijo quien sabe ocupar muy bien sus dotes—lágrimas corren por mis mejillas y apretó los puños.

—¿Joaquín? ¿Es verdad?—intenta acercarse pero Ally lo detiene.

—Y eso no es todo—mis lagrimas aumentan—Joaquín Bondoni nos es una zorra cualquiera, es muy especial—Ally se acerca a mi tomando entre sus manos mi brazo izquierdo—¿le dices tú o le digo yo?—me susurra en el odio y yo miro hacia abajo apretando los puños. Ignorando el dolor agudo de sus uñas clavándose en mi piel.—bien si así lo quieres—se aleja y continúa.

—Joaquin Bondoni zorra desde los 14 años yéndose a bares ocupando vestidos cortos y apretados al cuerpo buscando amor, ya que desafortunadamente nadie se lo daba...—

—Ally por favor...—digo mirándola suplicante pero ella continúa.

—¡acostándose con gente mucho mayor que él y millonaria, drogándolos para después robarse todo de sus carteras!—toda quedan asombrados hablando sobre mi y yo solo podía llorar.

Llorar porque todo se escapo de mis manos. Miro a Emilio y se que todo se acabo por su mirada. Ya no había luz ni esperanza. Había vergüenza y engaños. Intento acercarme a él por última vez pero Ally con rapidez me empuja. Caigo al suelo por el brusco trato.

—¡Eres una zorra y un ladron! ¡Una cualquiera! !Todos estos años engañando a la gente porque eres un asco! ¡No vuelvas joder no vuelvas a acercarte a Emilio ni a nadie! ¡Muérete!—me patea las costillas.

Nadie me ayudaba, solo seguían hablando negando y diciendo que me lo merecía. Y se que me lo merecía porque no puedes negarte a tu pasado. Miro a Emilio por última vez y a sus padres. Los tres no me miraban. Solo estaban quietos mirando el espectáculo. Menos Emilio que miraba el suelo con los puños cerrados y el pelo en su frente tapando su vista.

—Emi...—

—¡No le hables! Tenía razón, tenía tanta razón joder—me mira y hace una mueca de asco—me das asco—ella aleja a Emilio de mi llevándolo hacia fuera de la institución dejándome en el suelo. Con toda la gente mirándome.

Cuando me paro veo el cuerpo femenino de mi madre delante mío.

—Yo te dije Joaquín—habla y yo miro hacia abajo sorbiendo mi nariz de botón—vámonos a casa cariño—me toma del brazo y yo respiro hondo por última vez para asentir y caminar con ella.

Será un nuevo comienzo para los dos.

Un comienzo infinito.

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