Capítulo Dieciséis: "Llévame con el o gritaré"

129 22 2
                                    


Algo estaba ahogando a Jimin. Había algo en su garganta. Estaba despertando de un sueño en el que se había estado ahogando, sofocándose.

Lleno de miedo, pánico, y al mismo tiempo ira, Jimin trató de alcanzarse la cara, sólo para darse cuenta que sus manos eran agarradas y alejadas. Trató de levantarse y fue empujado hacia abajo.

—¡Suéltenme! —gritó.

—Todo está bien, Jiminnie. Ahora estás a salvo. Ahora estás a salvo. Deja de pelear. —Sólo su madre lo llamaba así, pero no era su voz.

Jimin abrió los ojos. Dos mujeres, una con una bata blanca, y la otra con uniforme de enfermera, lo miraban.

—Hay un tubo en tu nariz que baja a la garganta. Si soltamos tus manos, no puedes tocar el tubo. ¿Está bien? —dijo la doctora.

Llegándole la plena conciencia, jadeó: —Está bien.

La doctora se inclinó sobre la barandilla de la cama. —Hay una intravenosa en tu mano para el suministro de líquidos. ¿Sabes dónde estás?

—Eso me suena como una pregunta de salud mental.

Las dos mujeres sonrieron. La enfermera dijo: —Estás en Seúl. Es un hospital privado.

—¿Privado? No sé quién va a pagar —dijo Jimin—. Dudo que mi padre lo haga. Él trató de matarme.

—No te preocupes. Eso está arreglado. ¿Sabes lo que te pasó?

La cocina, Qing ahogándolo. Esos dos tipos vestidos de negro que dispararon contra el lugar. Kookie. —¡Jungkook!

La doctora llevó una mano consoladora a su hombro. —El Doctor Jeon está en cirugía. Están tratando de arreglar su pierna. También tiene un pómulo fracturado, que ya fue reparado. Va a tener un poco de metal en él por un tiempo hasta que esté bien.

—Puede él...—No podía decir las palabras.

—Oh, va a vivir. Tiene lesiones graves, pero eres tú quien estuvo en peligro de morir, no él. Fuiste traído en el último momento. Ahora, voy a quitarte el tubo de la nariz. Se sentirá extraño, pero no te preocupes, voy a hacerlo rápidamente. Listo.

Él no estaba listo, pero ello lo hizo tan rápido que no tuvo tiempo de protestar. El jalón se sintió horrible y le siguió la sensación de un gusano o algo igualmente burdo deslizándose por su garganta y saliendo por la nariz, acompañado por una abrumadora sensación de pánico. Jadeando y tosiendo, tomó las manos de la doctora.

—Cálmate, Jiminnie. Todo está bien.

—No me digas Jiminnie. Mi jodido nombre es Jimin. —No tenía ni idea de por qué se sentía tan enojado y fuera de control.

—Jimin —dijo—. Esta bien. cariño. Ahora te voy a quitar el catéter.

—¿Qué es eso?

Ella levantó la delgada manta. —Está en tu pene para sacar la orina. Es normal cuando se tiene una cirugía. —Mientras hablaba, lo retiró. Una vez más la sensación de algo deslizándose hizo que sus músculos abdominales se tensaran, y la punta de su pene ardiera.

—¿Has terminado de joderme? —En realidad no debería estar hablando con ellas de esa manera. Ni siquiera estaba consciente cuando lo sacaron de la finca, porque no se acordaba de nada más que del agua y ahogarse.

—Sí, hemos terminado. Alguien vendrá para el reporte pronto. —Se puso de pie con la espalda recta—. Estás bien, Jimin. —Parecía que no se había sentido ofendida por su tono, porque ella mantuvo la calma y amabilidad.

𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐓𝐞𝐫𝐫𝐨𝐫𝐢𝐬𝐭 || 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora