Capítulo Dieciocho: "Propuesta"

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En el interior de la pequeña y fresca capilla sin denominación, el Reverendo Kim Namjoon ofrecía el servicio fúnebre del Capitán Park Jiwoon. Decorado con flores, el ataúd descansaba sobre una plataforma detrás de él esperando la cremación.

—Patética falacia —murmuró Jimin al oído de su mamá. Ella se veía preciosa. Park Jiwoon le había quitado años. El vestido floreado escondía su torso hinchado y usaba un chal negro a pesar del calor del día, para ocultar el hecho de que el resto de su cuerpo era muy delgado.

—¿Qué? —Dan I había bebido muy poco durante la semana pasada, mientras se preparaban para el funeral, pero aún olía a alcohol. Su perfume de esencia de rosas hacía poco para enmascararlo. Antes de salir para el servicio, se había sentado en la cocina con ellos mientras tomaban el desayuno y sin pedir disculpas se bebió media botella de vino. Jimin no había hecho comentarios.

—Es un término literario para cuando el clima refleja tu estado de ánimo o emociones.

—El sol está agitando las banderas afuera. Es un día precioso.

—Exactamente —respondió Jimin—. Sólo puede mejorar.

El funeral fue muy pequeño, con sólo dos decorados militares de uniforme, Jimin, Dan I, los gemelos, y unos pocos parientes que tenían mucho tiempo de no ver porque Park había hecho las visitas imposibles.

—Por favor, levántense mientras despedimos al Capitán Park —dijo Nam.

Se oyó el ruido de pies cuando todo el mundo se levantó, pero el ambiente era seco, hueco, con una sensación general de que todo el mundo quería, por encima de todo, poder salir. No hubo lágrimas, y nadie ofreció un tributo.

—Nosotros entregamos los restos mortales del Capitán Park Jiwoon, marido, padre, y soldado honrado, a las llamas. Tierra a la tierra, cenizas a las cenizas, polvo al polvo.

Como un espectáculo de magia, el ataúd comenzó a moverse hacia atrás, mientras que al mismo tiempo un par de pesadas cortinas, de color azul oscuro se cerraban lentamente. Los gemelos comenzaron a aplaudir. Jimin los había llevado a ver pantomimas un par de veces durante los años, y todo el mundo aplaudía cuando las cortinas se cerraban, de modo que lo hicieron de forma automática. Jimin aun no estaba seguro que comprendieran perfectamente que su padre no iba a volver. Un silencio incómodo siguió al aplauso, pero los gemelos parecían completamente inconscientes.

—Dios te acompañe —dijo Namjoon, indicando el final del servicio. En el momento en que las palabras salieron, los tíos y tías inclinaron la cabeza y sonrieron en disculpa mientras se apresuraban a salir de la capilla. Como no tenía ganas de hablar con ellos, Jimin lanzó un suspiro de alivio. Dan I lo miró.

—Gracias a Dios que la mayoría se ha ido. No tengo nada que decirles. ¿Dónde estaban cuando los necesitamos?

Jimin tomó el codo de su mamá para ayudarla a levantarse. Ella se veía muy cansada, y él sabía que era difícil para ella permanecer sobria tanto tiempo.

Los oficiales del ejército caminaron por el pasillo hacia ellos. Por sus insignias Jimin sabía que eran un coronel y un teniente.

Ambos le dieron la mano a Dan I, y tranquilas palabras de condolencia. La mirada que le dieron a Jimin fue tan evidente que podría muy bien haber dicho: "¿Qué infierno usas en el funeral de tu padre?" El pantalón rojo y la camisa blanca con botones con tirantes y el pelo desordenado probablemente no era la mejor opción, como tampoco lo eran las botas negras con seis hebillas de plata en cada lado y el tenue maquillaje era el punto que lo remataba. Su padre lo habría odiado, y eso era lo importante.

𝐋𝐨𝐯𝐞 𝐓𝐞𝐫𝐫𝐨𝐫𝐢𝐬𝐭 || 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora