VI: Su sonrisa

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Después de la tensa reunión, Henry había permanecido muy callado, aún cuando Roland trataba de sacarle plática sobre lo bonitos que eran los potrillos y que convencieran a su madre de adoptar uno, pero ni eso parecía emocionar al pequeño

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Después de la tensa reunión, Henry había permanecido muy callado, aún cuando Roland trataba de sacarle plática sobre lo bonitos que eran los potrillos y que convencieran a su madre de adoptar uno, pero ni eso parecía emocionar al pequeño.

"Tengo que pensar en algo" Roland estaba desesperado por cambiar el estado de ánimo de su sobrino o su madre y hermana lo iban a matar. Pero los potrillos no funcionaron y ¿que otra cosa en ese lugar podría ser más adorable que un potrillo recién nacido? Pensó y pensó un rato hasta que se le ocurrió una brillante idea.

—¿Quieres conocer al caballo de tu mamá? —Preguntó de pronto Roland, en un vano intento de causar alguna reacción y lo consiguió.

—¿Mi mamá tiene un caballo? —preguntó asombrado— ¿Mi mamá sabe montar a caballo? —Ahora Roland era el incrédulo.

—¡Por supuesto! Tú mamá es toda una amazona.

—¿Tú también tío Ro? —Roland empezó a balbucear tratando de dar una respuesta coherente, pero mejor decidió cambiar de tema.

—Eso no importa, vamos a ver a Storm.

Salieron como dos fugitivos en búsqueda y captura para llegar a los establos donde estaban los caballos con dueño a los que Keith Jones cobraba una módica cuota por cuidar y adiestrar a dichos caballos; en su mayoría eran Pura sangre, Morgan y Quarter Horse, pero entre todos ellos destacaba uno: un Mustang negro que estaba un poco inquieto; odiaba estar encerrado, pero al ser el único ejemplar, Keith tenía un estricto horario para sacarlo y eso era por la mañana muy temprano.

Roland notó la inquietud de Storm, pero como siempre había sido así, no le tomo mucha importancia, después de todo no era como si fueran a montarlo.

—¿Cual es el de mi mamá? —preguntó Henry mirando para todos lados, como tratando de adivinar que tipo de caballo sería propiedad de su mamá, sin darse cuenta que Roland lo guiaba disimuladamente hasta el Mustang.

—Muchacho, te presentó a Storm Dagger, miembro honorario de la familia —Dijo con orgullo y después se dirigió al caballo—, Storm, te presentó a Henry, el hijo de Amelia —El caballo hizo algunos sonidos.

—¿Eso significa que le caigo bien? —Preguntó antes de acercarse con entusiasmo a acariciarlo, pero Roland lo detuvo.

—Eso significa que...—se rascó la nariz— ¿sinceramente? no tengo ni idea, pero no hay que arriesgarnos ni a ti ni a mi pellejo si algo te pasa —susurró lo último.

Henry parecía un poco disconforme, por suerte...para Roland, Ambrose y Keith aparecieron por la puerta, dejando al niño en un mutismo selectivo.

—¡Roland! ¿Que hacen aquí? —dijo Keith un poco molesto—, aquí no están los potrillos, de hecho esto no es un lugar de exhibición.

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