XVIII: La ultima barrera

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¿Alguna vez te has preguntado sobre los "hubiera"? Quizás si o quizá no, en el caso de Liam era un rotundo no; nunca pensó en lo que hubiera pasado si no fuera un cobarde, solo trataba de salir adelante por su hija y por el mismo, para él no había arrepentimientos y si lo había, ese molesto pensamiento le duraba muy poco.

Amelia en cambio, vivía en el pasado envuelta en la culpa y con el "hubiera" marcado en su mente, aunque las cosas fueron cambiando para ambos en Raven Creek.

Liam pensaba más y más en la falta de una madre para Lucia; y otro lado Amelia cada día dejaba ir su pasado pues lastimaba a Henry.

Todo ese cúmulo de sentimientos los llevaba al punto actual.

Liam no podía quitar la vista de Amelia, no tanto por su parcial desnudez sino por la visión que ambas le generaron; como madre e hija, Amelia, por otro lado, no sabía que hacer.

Liam al final reaccionó y cubrió a ambas con la cobija de Lucia que estaba por ahí, había un silencio incómodo entre ambos.

—¿Cómo...? ¿Está...? —Liam quería comentar algo, pero todas las preguntas le parecían inapropiadas.

—Cuando fuimos a ponerle la vacuna a los niños, comentaron que Lucia estaba un poco baja de peso para alguien de su edad y recomendaron los nutrientes de la leche materna.

Amelia hizo una pausa esperando que Liam dijera algo, pero él solo se quedó callado incitándola a seguir.

—Entonces...el pediatra recomendó una terapia de hormonas para —dudo un poco—, pues darle de amamantar a Lucia. Si te molesta podemos...—Liam se acercó a ambas y sin meditarlo mucho se agachó para que sus labios quedaran frente a frente.

—Eres increíble. —Sin meditar si estaba bien o no, si su hija estaba ahí o no, Liam junto sus labios con los de Amelia.

Para ambos fue una sensación extraña, pero agradable, sus respiraciones se entremezclaban y Amelia sintió la necesidad de abrir sus labios para saborear los de Liam.

Ambos chupaban sus labios y chocaban sus lenguas como si les fuera la vida en ello hasta que un quejido los sacó de su trance amoroso.

—Lu ya termino de comer. —Amelia habló en un susurro con la cara sonrojada e incapaz de ver a Liam.

—Pásamela, le sacaré los gases. —Liam sonrío con ternura para después darle un beso en la sien a Amelia.

Aún sin poderlo ver a la cara, Amelia le pasó a Lucia para acomodarse la ropa; ya no estaba esa incomodidad por verla medio desnuda, solo había...un sentimiento cálido que ninguno entendía, pero que les resultaba acogedor.

Liam le dio unos golpecitos en la espalda a Lucia para que sacara los gases para después mecerla para hacerla dormir, Amelia no decía nada, no quería romper la atmósfera.

—¿Donde está Henry? —preguntó Liam distraído en Lucia.

—Tuvo una cita de juegos con James, el que parece es nuestro sobrino —Liam puso una cara rara—, si yo tampoco entiendo qué pasa, pero a Henry le viene bien jugar con niños de su edad.

—¿Entonces se quedará en casa de mis padres con mi hermana o se van a quedar con tus padres con Roland o acaso esos dos ya tienen casa? Me siento muy confundido.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora